El arte Marcial del kung fu requiere de disciplina, concentración, esfuerzo y dedicación para controlar cuerpo y mente. Se basa en los movimientos de los animales para convertir a los hombres en máquinas letales. Hemos en Colombia recibido valiosa información de este arte en películas de Jackie Chan, Van Damme, Jet Li, el tigre y el dragón, Kungfu Panda y en series como Kungfu con David Carradine quien al final se suicidó colgándose desnudo en un hotel (pero esa es otra historia). Es una práctica fascinante para la cual no tengo las condiciones ni el interés pero que vale la pena conocer.
Esta historia iba a comenzar hablándoles de otro tema, de Confucio, que contrario a lo que muchos creen, no tiene nada que ver con Kung Fu como luego lo corroboré. La historia de este distinguido Chino la iba a conocer más a fondo en su ciudad natal de Qufu y por tal razón compré un tiquete de tren que me llevaría a Tai Shan y a esta ciudad. El Monte Tai es una de las 5 montañas sagradas para los Taoistas y es de hecho, la montaña más visitada de la China. Así que llegó el día de partir de la contaminada Beijing, sólo que no salí de la casa de mi amiga donde me había quedado los días anteriores, sino de la casa de un amigo de ella que nos hospedó luego de que fuimos desalojados la noche anterior.
Cómo? Desalojados? Si. Resulta que mi amiga Diana ya había cumplido el tiempo de su visa en China y no logró renovarla así que tenía que regresar a Colombia el 2 de octubre. Con lo que no contaba es que la dueña del apartamento había arrendado la habitación y le avisó un día antes. Así que aquella noche tuve que embutir a toda velocidad la ropa en mi mochila como haciendo morcilla mientras la china con cara de puño esperaba impaciente que nos fuéramos.
De manera que la lluviosa mañana siguiente salí rumbo a la estación de tren desde el apartamento de Juan, un amigo de Diana, arquitecto, que lleva 6 meses trabajando en Beijing. Salí tarde como es de costumbre en mí pero según yo con el tiempo suficiente para recoger la toalla que había dejado en el apartamento de Diana, recoger el celular que había dejado en reparación y llegar a la estación de tren. Casi no consigo Taxi pero al final logré hacer todo, menos llegar a tiempo al tren…
Para completar, a partir del 1 de octubre comienza la «semana dorada» que son las fiestas patrias nacionales en las que casi todo el país sale de vacaciones obligadas. Como Colombianos, pensamos que una multitud son las romerías de la misa del 20 de Julio en Bogotá, o un concierto patrocinado por Jorge Barón. Déjenme decirles que eso no es nada comparado con la cantidad de gente que se ve en esta semana de vacaciones Chinas, literalmente inundan las estaciones y lugares turísticos. De manera que cambiar el tiquete se complicó. Tras una nueva sesión de «mea culpa» decidí saltarme Qufu e ir directo a mi siguiente destino, Luoyang, para visitar la enigmática escuela Shaolin y las grutas de Longmen.
Y no hay mal que por bien no venga porque esto me dio la posibilidad de visitar otra sección de la muralla China, la de Jinshanlin, que estuvo magnífica. El clima estuvo perfecto y no hubo asomo del smog que me acompañó en mi primera visita a la sección de Mutianyu. Visitar la muralla es todo un espectáculo. Es asombroso ver las dimensiones y esfuerzo que requirió su construcción además del paisaje montañoso por el cual se extiende como si fuera una gran serpiente. Pude caminar a mis anchas por partes restauradas y antiguas de la muralla, una gran experiencia sin duda. En esta ocasión también conocí a varios latinos, incluyendo la inusual cifra de 4 Colombianos que estaban de viaje también. Uno de ellos, estudiante de administración de los Andes, me comentó que había detenido su carrera para ingresar a un semestre de entrenamiento de Kung Fu. Coincidencia? Así que la leyenda de las escuelas de Kungfu parecía ser cierta…
A pesar de que no pude conocer el pueblo de Confucio, si pude conocer el templo que en su nombre existe en Beijing. A este templo fui con unos brasileños y un uruguayo muy buenas personas que conocí el día anterior en la muralla. Allí entendí que Confucio fue un promotor de la educación ciudadana y de libre acceso para todos, algo así como un Antanas Mockus en Colombia pero sin bajarse los pantalones y de seguro con mejores habilidades de liderazgo pues fue seguido por las multitudes y asesoró a varios Reyes en China.
El tren nocturno a Zhouzheng salió a tiempo y yo llegué temprano está vez. Tuve como compañeros de litera a 3 Chinos que no hablaban nada de Inglés así que valiéndome de mi lenguaje de señas logramos entablar una fluida conversación, de unas cuantas frases… Definitivamente la comunicación no sería sencilla en China.
5:30 AM y llega el tren a su destino. Salgo en busca de un bus hacia el mítico Shaolin Si notando que en la plaza de la ciudad habían varias personas durmiendo en el piso en una formación curiosamente organizada. Asumo que se trata de personas que deben pasar la noche esperando la conexión con un bus o un tren para llegar a su destino pero no lo puedo comprobar pues no hay rastros de ningún Chino que hable inglés ni de ningún extranjero. De nuevo me acerco a lo que parece ser la taquilla y logró hacerme entender para adquirir el boleto que fue ligeramente costoso. También preguntando y haciendo señas logro subirme al bus correcto. De nuevo lleno de Chinos y por fin, un extranjero.
Este hombre tenía un aspecto atlético, cabeza rapada, y su origen no me era claro pero podría ser turco o de familia emigrante estadounidense ( no sé ni por qué pensé esto). No hablé con él hasta que el bus hizo una parada en un parque y una de las pasajeras tomó un micrófono y empezó a hablar en Chino. Yo estaba perdido pero parecía como si estuviéramos en un Tour. El otro extranjero también tenía cara de perdido pero al final entendimos, y lo corroboré en mi guía, que habíamos comprado un tiquete turístico. Eso explicaba el precio mayor.
Así que de esta forma conocí a este extranjero que resultó siendo de Egipto y, lo más interesante, un estudiante de Kung Fu en el famoso templo Shaolin Si!! Este hombre, un apasionado de las artes marciales en su país era un experto en kickboxing chino y en kung fu. Con el fin de perfeccionarsu técnica, se matriculó un semestre en la legendaria escuela por una suma de 4000 dólares incluyendo estadía. No me pareció costoso francamente, pues paga uno mucho más en Colombia por estudiar cosas menos interesantes en una universidad. Las prácticas diarias, según me contó, comenzaban muy temprano en la mañana y duraban varias extenuantes horas, dirigidas por su maestro que habla principalmente en Chino pero afortunadamente reciben algunas clases básicas del idioma y están acompañados por un asistente que oficia de traductor. Son varios los extranjeros que están inscritos, así que al parecer esta escuela era más del tamaño de una universidad.
Y así seguimos conversando un rato hasta que por fin otros Chinos que tampoco esperaban hacer parte de un tour convencieron al conductor de llevarnos al templo que está ubicado en el centro de un valle y rodeado de montañas imponentes según alcanzaba apenas a ver a través de la densa niebla de smog que al parecer también afectaba esta área al igual que a Beijing. De pronto una congestión detuvo al bus y el conductor alegando en Chino nos indicó que hasta aquí llegaba, así que no hubo otra opción que tomar rápidamente las maletas y caminar. Fuimos superando la larga fila de carros hasta que por fin a lo lejos lo vi, y lo que encontré me sorprendió puesto que no estaba preparado para ello, pero será parte de la siguiente historia así que estén pendientes a la siguiente entrada del blog.