Para evitar la publicación de una palabra o expresión incorrecta, riesgo siempre latente en los medios, conviene llegar a un acuerdo si se tienen dos o más posibilidades, como en el siguiente ejemplo, tomado de la edición impresa de EL TIEMPO del Jueves 2 de Julio de 2009.  Si son dos los autores, es claro que no compartieron sus inquietudes; pero si se trata de un solo responsable, parece que no logró ponerse de acuerdo consigo mismo.