Ya se definió, hace mucho, que eso de tildar las palabras en español es obligatorio, sin importar que el texto esté escrito en mayúsculas o en minúsculas.
Lo que parece no estar claro -para algunos- es si se puede tildar «a veces sí, a veces no», como se ilustra con los ejemplos siguientes, unos más recientes y otros de vieja data, que provienen de diferentes medios:
Caso 1
La palabra CÓMO, usada con carácter interrogativo, siempre lleva tilde.
Caso 2
No hay razón para tildar solamente en singular y no en plural.
Caso 3
Aquí se usaron tres posibilidades: Ordoñez, Ordoñéz y Ordóñez. ¿Por si acaso?
Caso 4
Se dirá que en inglés no existen las tildes -y es cierto-, pero… el texto está en español universal.
Caso 5
Demasiado visible como para ignorar la tilde ausente.
Y como estos casos, existen muchos otros por ahí, algunos inexplicablemente repetidos en publicaciones periódicas y otros de aparición esporádica, pero todos igualmente graves desde el punto de vista de la corrección idiomática.
Así que la idea no es tildar mucho, poquito o nada: lo que debe hacerse es tildar siempre que sea necesario, que para eso existen las fuentes de información confiables, en caso de duda, incluyendo la posibilidad de preguntarle al vecino.
Porque, la verdad, eso de permitirse una tilde ausente o mal puesta es incorrección notoria y, además, siempre se ve muy feo, distorsiona el sentido del escrito y puede llevar a confusiones.
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