Ingresa o regístrate acá para seguir este blog.

En Colombia, donde el 80% de las unidades productivas agrícolas son pequeñas, el empalme generacional es un desafío crucial para la seguridad alimentaria y el desarrollo rural. Sin embargo, la realidad es preocupante: solo el 3,3% de los productores agropecuarios tiene entre 15 y 29 años, y apenas el 2 % de los jóvenes rurales considera estudiar carreras agrícolas. Esta realidad, sumada a la creciente migración hacia las ciudades, nos obliga a actuar con urgencia para asegurar la continuidad de la producción agrícola.

Aún hay tiempo para cambiar esta realidad. Casi el 60 % de la población rural está entre los 29 y 59 años, una generación clave para liderar la transformación del agro y atraer a las jóvenes. Los programas de Procultivos ANDI han demostrado que el trabajo conjunto y la innovación pueden generar un cambio positivo. A través de sus programas, Procultivos ha logrado involucrar jóvenes y adultos en la construcción de apuestas en pro de un futuro próspero para el campo.

Es necesario transformar la percepción del campo y convertirlo en un espacio atractivo para las nuevas generaciones. Para lograrlo, se deben implementar planes integrales que promuevan la formación empresarial, el acceso a la tecnología y la asociatividad. Es fundamental empoderar a los jóvenes rurales, brindándoles las herramientas para que se conviertan en los empresarios del campo del mañana.

Los próximos 10 a 20 años serán decisivos. La solución está en nuestras manos: empoderar a los jóvenes rurales y sincronizar esfuerzos entre gobierno, gremios, empresas y organismos de cooperación.

No podemos esperar y llegar al año 2045 lamentando la falta de relevo generacional, debemos activar el empalme que garantizará un futuro próspero para la agricultura colombiana y el trabajo debe empezar ya.

La decisión es nuestra: ¿cultivaremos el empalme generacional desde ahora?

Compartir post