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Producción e importaciones: combinación inteligente para la seguridad alimentaria
«La agricultura es la base de la riqueza y la prosperidad de cualquier nación”.
Adam Smith.
En un mundo globalizado, demonizar las importaciones es un error. Ningún país es autosuficiente en todo lo que necesita y Colombia no es la excepción. Si realmente queremos garantizar nuestra seguridad alimentaria, debemos actuar con coherencia y planificación. Colombia, como las naciones con visión, debe asegurar su abastecimiento alimentario a través de una combinación inteligente de producción nacional e importaciones, tal como lo hacen las economías más desarrolladas.
Estudios de la cámara Procultivos de la ANDI revelan que la agroindustria representa el 10 % del PIB nacional, con un 65 % proveniente de la producción del agro. Los estudios además estiman que, si Colombia impulsa cultivos promisorios como mango, cacao, aguacate y palma, el crecimiento agrícola en valor podría aumentar en 150 % para 2030. Pero esto no sucederá sin planificación, inversión y visión de cadena global de valor a largo plazo.
Brasil entendió esto hace décadas y entre sus logros se cuenta el admirable Embrapa, un caso excepcional que potenció el desarrollo agrícola del gigante suramericano. Colombia invierte solo el 0,53 % del PIB agrícola en investigación y desarrollo, mientras que Brasil destina el 1,76 %. Sin ciencia, tecnología y formación de capital humano seguirán predominando la baja productividad y la dependencia de importaciones sin ninguna estrategia.
Además, sin inversión en infraestructura (riego, almacenamiento y vías terciarias), nuestros agricultores seguirán sacando sus cosechas por trochas y perdiendo competitividad frente a productores de países como EE. UU. o Brasil. La Altillanura es un claro ejemplo: tiene potencial para la producción de maíz y soya, pero sin bienes públicos adecuados, competir es una ilusión.
Si Ecuador que, con una planificación estructurada y el uso de tecnologías fitosanitarias, ya casi supera a Colombia en su crecimiento agrícola, imaginemos lo que podríamos lograr en nuestro país.
No se trata de elegir entre importar o producir, sino de diseñar una estrategia sostenible que garantice eficiencia y competitividad. ¿Qué cultivos promisorios podemos desarrollar con ventaja competitiva? ¿En qué regiones? ¿Cómo reducir costos y mejorar la eficiencia? ¿cómo mejorar la productividad y rentabilidad de los cultivos tradicionales que representan el 70 % de la producción agrícola?
Hablar de sustituir importaciones requiere actuar con preparación, planeación integral, inversión en tecnología, vías, riego, almacenamiento y encadenamientos productivos eficientes.
Colombia tiene el potencial para convertirse en una potencia. Vamos juntos por esa estrategia de producción e importación inteligente, para alimentar a nuestra gente y al mundo.
Un abrazo.
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