¿A quién finalmente, favorece la guerra?
Uno a estas alturas del partido como que ya no entiende, porque se pierde en la maraña de frases subidas de tono, rasgadura de vestimentas y otras linduras, que los enemigos del proceso que está por firmarse con las FARC, día a día alimentan a través de las redes sociales y de las entrevistas que conceden (¿a qué hora trabajarán?) en los medios de comunicación que además, y como si fuera poco, mantienen una actitud expectante para todo lo que salga de esas bocas y mentes privilegiadas en contra del mencionado proceso para atizar aún más el fuego, si se puede, de la discordia y la división entre hermanos.
¿Será que después de todo esto y luego de firmar los papeles que nos libren de más años y años de combates estériles, podremos por fin dormir tranquilos? O por el contrario, luego de la firma, ¿será más bien que nos tenemos que someter a otra guerra propugnada por los grupos que quieren ocupar el espacio dejado por los firmantes?
Uno como colombiano del montón, mira con preocupación cómo el odio nos carcome. Ya no hay posiciones medidas. O estás con el proceso o estás contra él. Y pareciera que las voces en contra o son más fuertes y numerosas, o gritan más. Y es que desde sus búnkeres resguardados por los mismos servicios de seguridad de un gobierno al que tanto fustigan, con la mano en el corazón y los dedos prestos a escribir en las pantallas de sus tablets o de sus smartphones a través de las redes sociales, escupen a raudales lo que les dicta ese mismo corazón envenenado.
¿O será que en todo esto hay un complemento económico en el que no nos hemos detenido a pensar? ¿A quién finalmente, favorece la guerra? ¿Quién está detrás de ese gran negocio que debe ser la compra de armas y municiones en el extranjero para venderlas o revenderlas a los grupos en combate? ¿Los fabricantes? ¿Los intermediarios? ¿Sera que los señores de verborrea fácil y finas maneras también tienen invertidos algunos pesitos en toda esta cadena? ¿Todos?
Yo no se, no tengo ni idea de cuánto puede costar un fusil, una pistola, una granada o una metralleta, por hablar de algunas de las armas que se pasean a lo largo y ancho de este territorio. Lo que si me imagino es que esos ‘juguetitos’, dependiendo del modelo y la marca, valen algunos más que otros. Como si de comprar un auto deportivo se tratara. ¿Me quedo con el fusil M16 o la carabina M4 estadounidenses, el AK-47 soviético, el FX-05 Xiuhcoatl mexicano, el G36 alemán o el Steyr AUG austriaco? ¿Harán promociones? ¿De esas de pague dos y lleve tres? – Esta belleza, este AK 47, está recién usado. Fíjese que no tiene ni un rayoncito y eso que viene de sortear con éxito combates en Afganistán, Gaza, Ucrania, Siria, Irak y Sudán del Sur. Ni para qué le cuento del número de cadáveres que ha dejado a su paso… Ahí está. Se lo dejo por tanto y le encimo esta granada antitanque, una obra maestra de la ingeniería que la puede manejar hasta un niño-.
Esa es otra de las realidades que no alcanzamos a pensar o en la que no quieren que pensemos los señores de la guerra, porque seguramente y después de que se firme el acuerdo, al ver que sus diatribas no surtieron efecto en un país cansado de un conflicto con el que algunos hemos nacido, crecido, estudiado, trabajado, casado, engendrado hijos y fallecido, ya tendrán sus ojos puestos en un escenario nuevo, viejo o vuelto a reactivar, para que sus armas, su don más preciado, sigan generando muerte y ganancias o ganancias y muerte, mientras se fuman un puro en algunos de los clubes que frecuentan. Finalmente, el orden de los factores no altera el resultado.
(La fotografía publicada fue tomada de El Sol de México)
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