Paul Simon vuelve a la ruta
Érase una vez en que en este país, para estar al día con los sonidos del mundo, cuando bastaba sintonizar una de las tantas emisoras que transmitían música en sus frecuencias de AM y FM. Cuántas veces, gracias a ellas, logramos dirigir nuestros pasos a los almacenes de discos y pedir al dependiente amigo (y consultor), el álbum que acabábamos de oír, con la seguridad de encontrarlo, comprarlo y disfrutarlo en la soledad de la casa. Hoy en día, por lo menos acá, se ha perdido. Una programación insulsa y chabacana ha reemplazado el trabajo ponderado de los antiguos DJ’s. El chiste ramplón y malintencionado, el doble sentido y el comentario fuera de tono y los gritos, son los reyes de una sintonía cuestionable que cambiaron las ideas y la frescura de las presentaciones, por los obsequios de dinero en efectivo, el pago de los servicios públicos y el obsequio de boletas, entre otros ardides utilizados para hacerse con la esquiva audiencia, y a las que los interesados acceden no sin antes verse sometidos a sortear una serie de “pruebas”, ante la burla de los conductores de los espacios en cabina y del público que los padece. Pero la gente llama y pareciera no importarles el ridículo, ante la posibilidad de hacerse con alguno de los premios con que obsequian a la inmensa mayoría de la que hacen gala.
Pero algo que podría ser diferente, pareciera que hoy en día no se puede lograr. Rara vez tiene uno la oportunidad de encontrar lo que busca en las pocas discotiendas que quedan en el país y mucho menos en las también escasas emisoras que ha dejado un mercado de compra-venta de frecuencias para acomodar a los ramplones.
Por fortuna existe Internet y no estamos tan aislados del mundo musical con el que crecimos y al que siempre volvemos. Y es que aunque uno no lo crea, la producción musical de las viejas leyendas de la música continúa su marcha y no deja de sorprender que a edades en las que muchos están pensando en retiro y rumiando de sus éxitos en los recuerdos, se paseen por los escenarios del mundo con el vigor de antaño.
Las comparaciones son odiosas, lo sé, pero, en México, España, Argentina, Inglaterra o Estados Unidos de Norteamérica, por nombrar algunos mercados, lo producido se encuentra a disposición de los interesados, con el mismo vigor de siempre, pues junto a los actuales modelos de comercialización, existen los canales propios de distribución en formatos como el CD, del que dicen que está de despedida y en vinilo, que podemos comprobar, está de regreso.
Hace algunos días, buscando información cultural, me topé con el último lanzamiento de uno de los grandes: Stranger to Stranger de Paul Simon (74 años), que ha recibido un 8 sobre 10, por parte de la crítica especializada. Y ahí es donde uno recuerda que no ha mucho tiempo, en las emisoras se podía escuchar con facilidad la música de Simon & Garfunkel o la de Simon, quien con esta producción, ajusta ya 13 discos en solitario.
En ese ritual que me imagino es común a la hora de la creación, Paul Simon se inspiró cuando de sopetón se encontró con un puñado de bailaores y músicos de flamenco españoles en Boston y para sacar avante su propuesta, se rodeó de esos mismos viejos músicos que le han acompañado a través de su ya larga carrera y de nuevos talentos también, por supuesto.
El góspel, las cadencias y los ritmos africanos y las tablas hindús a los que ya había recurrido en anteriores trabajos y que al mezclarlos con su guitarra y voz, nos dejan una sonrisa de satisfacción, ante la propuesta de otro de esos sobrevivientes de los 60 que se niega a los alardes complacientes en los que muchos de su generación han caído.
Ahí están sus letras y su humor negro como en The Werewolf, por ejemplo, que es la historia de un hombre decente al que mata con un cuchillo de sushi su también muy decente mujer.
Stranger to Stranger es como expresa Josu Lapresa, crítico musical de El País de España, “un disco exquisito y juguetón, vivaz y sombrío, contagiado de una actitud moderna que sólo se permite mirar atrás cuando baja el telón”.
Esperaremos que algún día las disqueras se apiaden de nosotros y en su infinita misericordia decidan colocarlo a la venta para beneplácito de muchos. Ya no esperamos que lo mismo suceda con las estaciones de radio colombianas en este siglo XXI ni de sus presentadores que seguramente en su infinito desconocimiento preguntarán al aire: ¿y quién diablos es Paul Simon?
Para los nostálgicos, les dejo con un video que circula en Youtube de Stranger to Stranger, grabada en vivo en una presentación del músico y sus amigos realizada el pasado 19 de mayo en el Pinewood Bowl Theater en Lincoln, Nebrasca.
@culturatotal