Cincuenta años de Realismo mágico y odisea pop

En el año de 1967, cinco costeños cambiaron para siempre la música y la literatura. Cuatro de ellos originarios de la ciudad costera de Liverpool y el otro, como no, de Aracataca.

Entre tanta noticia que se cuela a diario en imágenes y palabras y a las cuales quisiera referirme, no puedo escapar del influjo que me produce el contar lo que aún produce en mi interior, el haber sido partícipe (pasivo, se entiende), de dos acontecimientos culturales que le cambiaron el espectro tanto a las letras como a la música. La publicación de Sargent Pepper’s Lonely Hearts Club Band y Cien años de soledad.

Primero me llegaron los Beatles. Es natural. Uno casi siempre se estrella de entradita en las calles con un sargento, antes que tener que vérselas con un coronel.

Fotografía tomada de la multimedia de El Tiempo

Corría el año de 1967 y en un viejo radio que permanecía todo el tiempo encendido en mi casa, escuché por primera vez los acordes del Sargento Pimienta en la frecuencia de Radio Quince. Creo que fue en la voz de Alfonso Lizarazo, su director, que oí la presentación a las notas que me cautivarían para siempre. En ese entonces, los discos se demoraban en llegar a los estantes de los almacenes musicales (igualito que hoy) y cuando llegaban, prensados en Colombia, uno tenía que contentarse con que el disco hubiese salido, ya que las carátulas, para abaratar costos, eran guillotinadas sin contemplación y forradas en plástico. Aparecía el famoso collage en la parte delantera y al reverso, las letras del misterioso álbum. Luego me enteraría, que el original había sido prensado en carátula doble, con una foto central al abrirse de los Beatles y con material adicional de promoción, piezas que acá solo se conocerían muchos años después, con el auge de los compactos primero, y los vinilos ahora.

Que si el Sargento fue, ha sido y será o no la grabación más importante del pop, se lo dejamos a los expertos y críticos que hasta la saciedad han hablado y escrito a favor o en contra de la misma desde 1967. Lo que sí es innegable, es que después de su aparición, el espectro sonoro para los jóvenes de mi generación se amplió de manera descomunal. Y como en la vieja ‘invasión británica’ musical con los mismos Beatles y los Rolling Stones al frente de este ‘ejército’, fueron apareciendo bandas que encontraron con el Sargento, la excusa perfecta para salir de ese encasillamiento que las disqueras y emisoras radiales habían propuesto desde el inicio del juego: máximo tres minutos debían tener los temas para acceder a la programación de las mismas.

Moody Blues, Jethro Tull, Yes, Genesis, Pink Floyd, Nice y Traffic, por mencionar algunos nombres, se dieron el banquete musical al proponer obras conceptuales con temas que se excedían por completo del tiempo fijado. El rock cambió y ese cambio se vivió con todo su esplendor en los finales de la década de los años sesenta del siglo pasado. Llegaría para quedarse. O ¿alguien cree que  obras memorables como The Dark Side of the Moon, A Passion Play o el catálogo casi que general de Frank Zappa se hubieran podido grabar con los parámetros dispuestos por la industria?

El coronel sí tiene quien lo escriba

«A principios de 1965, iba con Mercedes y mis dos hijos para un fin de semana en Acapulco, cuando me sentí fulminado por un cataclismo del alma tan intenso y arrasador que apenas si logré eludir una vaca que se atravesó en la carretera».

Así se le apareció la ‘virgen’ a García Márquez. Luego de muchos años de darle vueltas y vueltas a la idea, se le aclaró la mente en un fogonazo genial para escribir Cien Años de Soledad, la novela que le consagró.

Dicen los biógrafos y cercanos a García Márquez, que cuando el hombre decidió encerrarse en su casa de habitación en Ciudad de México a escribir su novela, incesantemente salían de su equipo de sonido, las notas musicales de la grabación de Help de los Beatles y Los Preludios de Debussy. El vallenato de cuatrocientas páginas escrito a ritmo de rock y música clásica.

El libro salió a la venta con cuarenta y ocho horas de diferencia al Sargento Pimienta y también, causó ese alboroto mundial que lo tiene hoy en día en el santoral en que está. Cien años de soledad cayó en mis manos dos años después de haberse publicado por primera vez. De entrada me llamó la atención la “E” invertida y cuando entré a leerla, no pude parar. Casi en estado febril me devoré el libro en una de esas vacaciones escolares y mi apetito literario también se expandió, como el musical, y comencé mi búsqueda por librerías y bibliotecas de todo aquello que yo intuía me había perdido hasta ese momento.

Hoy, cuando soy dueño de una “juventud acumulada”, como me enseñaron a decir no hace mucho, he vuelto a caer en la tentación de escuchar el Sargento (lo hice hace pocas horas de nuevo y ya perdí la cuenta de las veces que he escuchado este álbum) y de releer Cien años de soledad, del que tampoco me acuerdo las veces que lo he leído.

Siempre me he preguntado qué hubiera pasado si el Sargento Pimienta aparece antes, en pleno frenesí de escritura de la novela por parte de García Márquez. ¿Habría cambiado en algo la misma?

Si no los han visto, les quiero dejar con estos dos especiales multimedia de El Tiempo. Seguramente serán del agrado de todos.

http://www.eltiempo.com/multimedia/especiales/50-anos-de-los-beatles/16603592/1/

http://www.eltiempo.com/multimedia/especiales/macondo-de-luto/16603459/1/

Cultura total

Hay que reinventarse. Con un pequeño grupo de amigos que son colegas y cómplices al mismo tiempo, venimos trabajando en un portal de noticias e información cultural. Estamos aún en obra negra, pero ya algunos cuartos están recién pintados. A mí me gusta lo que voy viendo hasta el momento. Prometo que los mantendré al día con los avances de la obra que será para el beneficio y el disfrute de todos.

@culturatotal