LEONARDO PADURA:
LA COLA DE LA SERPIENTE (TUSQUETS)
Lo que Padura denomina “noveleta” (como sinónimo de novela corta) fue primero crónica en el vespertino Juventud Rebelde y después un cuento que quince años más tarde vuelve a reescribirse, pero en el formato de novela negra. La trama transcurre en 1989 en el Barrio Chino de La Habana, en donde aparece ahorcado Pedro Chuang: “Un crimen casi diría exótico, aderezado con ingredientes de difícil conjunción. Dos flechas rayadas con el filo de una navaja sobre la piel del pecho y un dedo cortado” De modo que el detective Mario Conde (el héroe detectivesco creado por Padura) , ayudado por Patricia Chion (su potencial amante) se las verá con brujerías chinas y santerías cubanas para resolver el caso.
AQUELLO ESTABA DESEANDO OCURRIR (TUSQUETS)
En estos cuentos del narrador cubano, predomina el ambiente habanero en el que se desenvuelven personajes callejeros y perdularios.»Adelaida y el poeta», tiene tono y desarrollo de novela, sobre lo que significa para un escritor en ciernes, ser escuchado en un taller literario. «Sonatina para Rafaela», trata sobre una pianista de restaurante, que imagina que es una concertista famosa; pero al terminar su tanda de almuerzo, vuelve a su realidad de simple empleada. Sobre «La muerte feliz de Alborada Almanza», Vargas Llosa diría que en ese cuento opera lo milagroso. Para la anciana del relato, es el milagro cubano de poder desayunar como quiere, así sea el último día de su vida. Orto cuento, «Cazador», trata sobre la frustración de un homosexual, transmutada en violencia y autodestrucción.
EL HOMBRE QUE AMABA A LOS PERROS (TUSQUETS)
La más reciente novela de este representante del post – boom, es tan extensa como intensa, y de laudable técnica narrativa. Tres historias transcurren simultáneamente y su narración se va alternando a lo largo de las páginas. Las dos primeras dan cuenta de dos personajes a quienes la Historia y el destino los juntó de manera trágica: Liev Davídovich, mejor conocido como Trotski, (el gran ideólogo de la Revolución de octubre y fundador del Ejército Rojo; defenestrado y perseguido por Stalin) y Ramón Mercader, el revolucionario catalán que bebió en la leche materna el odio a la burguesía y se convirtió en el asesino de aquél. La tercera historia corre por cuenta de Iván, un posible trasunto de Padura, que nos da su mirada sobre Cuba, y que es quien establece diálogo con “el hombre que amaba a los perros”. Es una novela ambiciosa, de aluvión, que nos da una descarnada imagen de lo que fue el comunismo (más aún, del estalinismo) y de cómo se fraguó la Guerra Civil en España, con presencia escénica de personajes históricos, entre los que se cuenta Dolores Ibárruti, la “Pasionaria”.
HISHAM MATAR:
SOLO EN EL MUNDO (Salamandra)
Cuando el niño Solimán descubre que su padre, Faray Bu Solimán el Deauni, no se va de viaje como anuncia en la casa, sino que se reúne con hombres para llevar a cabo actividades clandestinas, le toca comenzar a madurarse biche. Corren los tiempos en que en Libia se ha sacralizado la imagen del coronel Muammar el Gaddafi, “Guía de la revolución Popular”, y el hecho de no exhibir su retrato gigantesco en un hogar, trae sus consecuencias; es decir, se corre el riesgo de ser desaparecido, como le ocurrió al padre de Karim (el mejor amigo de Solimán) La novela de este descendiente de libios refleja el entramado político, las creencias religiosas y un galopante machismo.
HISTORIA DE UNA DESAPARICIÓN (Salamandra)
La narración discurre entre Egipto, Inglaterra y Suiza, y entre cuatro mujeres (la madre, la madrastra, la criada y la amante de su padre) crece y madura el protagonista –narrador de la misma. Tras la muerte de su madre y la misteriosa y definitiva desaparición de su padre (igual que la del padre del autor de la novela). Nuri el Alfi inicia un periplo que va desde sus 14 hasta los 24 años, agobiado por dilemas sentimentales que hacen que la molicie de su condición de burgués consentido, devenga angustia y zozobra permanentes. Su relación edípica y ambigua con las tres mujeres que lo paladearon muestran lo complejos que son los sentimientos y lo imprevisible que es la vida. Matar le da razón a Kundera, en eso de que la Novela como género es una exploración del Yo y una incesante búsqueda de respuestas.
JOËL DICKER:
LAVERDAD SOBRE EL CASO HARRY QUEBERT (ALFAGUARA)
La segunda novela de este joven escritor suizo, es todo un acontecimiento dentro de la novelística del siglo XXI en lengua francesa, convertido en fenómeno editorial en treinta y tres idiomas. ¡Y con toda la razón! Se trata de una estructura de rompecabezas que, cuando uno cree que ya está armado, induce a un nuevo acomodo de sus piezas. Su técnica más notoria es la del contrapunto, es decir, narrar un episodio y, enseguida lo que en otro lugar ocurre al mismo tiempo. También narra (o muestra) una secuencia varias veces desde puntos de vista diferentes, convirtiendo a todos los personajes en narradores. La trama de la novela gira alrededor del asesinato y desaparición de Nola, una preadolescente, en Aurora, New Hampshire en 1975 y de la reconstrucción de los hechos treinta y tres años después, por parte de un escritor, que para poder convertir el caso en una novela, primero lo tiene que resolver. Así que la novela se escribe dos veces, pues al interior de la novela de Dicker, Marcus Goldman (el escritor que funge de detective) hace lo mismo. Pero el gran mérito del autor es construir sub – tramas y formular interrogantes sobre cada personaje, con base en datos escondidos que va despejando a su debido momento, como quien sabe dosificar un contenido para que la atención del lector no decaiga a lo largo de 660 páginas. Dicker plantea serios interrogantes sobre la verdad en criminología, el plagio en la escritura y la rapiña editorial. El valor literario de la novela (que, en el fondo es una conmovedora, trágica y violenta novela de amor) se da también por el guiño que le hace a obras como Lolita, Los hombres que no amaban a las mujeres, Plenilunio y Rayuela.
SIMON SEBAG MONTEFIORE:
LOS ROMÁNOV (CRÍTICA)
Este historiador de la Universidad de Cambridge comparte con Winston Churchill la capacidad de contar la Historia de forma literaria, pero sin hacer Historia novelada ni Novela histórica. Llamemos a su género, Historia narrativa. Es tal su forma de narrar, que es imposible dejar de leer cualquiera de sus libros una vez empezados. Su habilidad descriptiva es prodigiosa. Baste como ejemplo el capítulo de la presente biografía de los zares, en el que el Zar Miguel es coronado «vestido con los ropajes dorados de estilo bizantino, previamente bendecidos por el metropolita Efrén». Ni qué decir sobre cómo son descritos los concursos de novias, que se hacían en la corte para escoger a la esposa de algún Zar, o de las atrocidades infligidas por los Románov a sus enemigos. El majestuoso volumen recrea la Rusia medieval (y un período de florecimiento artístico que sería como su Renacimiento) enfrentada a dos imperios en trance de devorarla (el sueco y el polaco) y la Rusia ultra católica en su devenir hacia la modernidad.
JERUSALÉN, LA BIOGRAFÍA (CRÍTICA)
En este monumental libro, Montefiore da cuenta de la destrucción del Templo de Herodes y de todo lo que se vino después a lo largo de los siglos en la Ciudad Santa. Se diría que el interés de este historiador recae casi exclusivamente en los hechos, dejando al lector la tarea de reflexionar sobre los mismos, y que su enfoque es el lado más sombrío, perverso y trágico de las acciones humanas a lo largo de su Historia. La singladura del pueblo judío rezuma escenas llenas de indecible dramatismo y violencia. Sus ciudades sitiadas cada dos por tres por los ejércitos extranjeros, padecían saqueos, incendios, destrucción y unas hambrunas en las que se hacía presente el canibalismo:»Nabucodonosor rodeó Jerusalén de fortines y construyó una muralla de asedio. «El hambre», escribió Jeremías, «apretaba en la ciudad» Los niños pequeños «desfallecen de hambre en todas las esquinas», y el canibalismo hizo su aparición […] Los que fueron asesinados tuvieron más suerte que los que murieron de hambre.» Montefiore amalgama con destreza mito, pasajes bíblicos (que coinciden con hallazgos arqueológicos), mito e Historia (con Josefo como fuente principal), a lo cual le agrega el producto de sus propias pesquisas
FERNANDO ARAMBURU:
AÑOS LENTOS (TUSQUETS)
Corren los últimos años de la dictadura de Franco, y en San Sebastián ya se vislumbra lo que sería el movimiento revolucionario ETA. Es el mismo cura de la parroquia el que organiza mitines con los jóvenes con más ganas de que el franquismo se acabe, entre los que cuentan, el hijo del obrero Vicente Barriola y de María del Puy Aranzábal, la mujer cuyo oficio consiste en rezar a toda hora y cuidar (en sentido de vigilar) a su hijita muy ligera de cascos. El narrador, apodado «Txiki» (habrá que ser vasco para pronunciarlo) es primo allegado a esa familia, y, con posterioridad a todo lo que presenció, le cuenta su experiencia a quien la pondrá por escrito: Aramburu. De cómo la niña de la casa, termina embarazada sin saber de quién; de cómo su madre le coloca marido para evitar la vergüenza, y de cómo los vascos se fueron cohesionando en torno a su idioma (el euskera) para rebelarse, es el contar de esta novela rebosante de humor (tanto fino como grotesco) y de un narrar tan ameno, que cautiva al lector.
ALBERTO FUGUET:
SUDOR (ALFAGUARA)
El aporte de este chileno a la literatura latinoamericana, ha sido importante. Es el gestor de un movimiento McOndo, en respuesta a los criterios editoriales, excluyentes con la narrativa renuente al exotismo y el Realismo Mágico. Su novela Tinta roja, llevada al cine con éxito, detalla los avatares del periodismo amarillo y sus otros trabajos (Sobredosis, Mala onda y Por favor rebobinar), le permitieron consolidarse con un estilo y lenguaje irreverentes, muy de él. En esta su última novela, reproduce sistemáticamente la jerga y el lenguaje fragmentado de las redes sociales, más concretamente las que posibilitan la comunicación entre la comunidad gay. Es ahí donde, tal vez la novela cojea, pues el medio se convierte en fin y la trama insinuada al comienzo, alrededor del mundillo editorial, se difumina detrás del periplo de Alf, el protagonista, en procura de compañeros para cada noche. La novela pierde interés y lo excesivo y desenfadado del lenguaje puede ser gravoso para el lector.
JANNE TELLER
NADA (SEIX BARRAL)
Lo que comenzó con una reflexión filosófica que condujo al joven Pierre Anthon a abandonar la escuela y, desde un árbol (como el Cósimo de Italo Calvino) espetar su nihilismo a sus compañeros de clase, terminó en un monstruoso festín de adolescentes. La veintena de muchachos, en la que para más horror son las niñas las que llevan la voz cantante, entran en una dinámica de penitencia y renuncia, para comprobarle a Pierre que la vida sí tiene significado. Pero en el arrebato se van convirtiendo en criminales ajenos a todo dolor y compasión, y, el odio se vuelve su virtud fundamental. La autora danesa, que tuvo dificultades en su país para publicar el libro, muestra que la perversión humana no tiene límites.
CÉSAR AIRA
UN EPISODIO EN LA VIDA DEL PINTOR VIAJERO (LITERATURA RANDOM HOUSE)
En este libro de género híbrido y escritura ágil y elegante, el prolífico narrador argentino cuenta no “un episodio en la vida del pintor viajero”, sino varios. Es decir, el antes y el después de caer fulminado por un rayo durante una excursión a caballo (en la pampa de sus pinturas) que lo dejó sin rostro reconocible. Rugendas acompañado por otro pintor alemán, pintó las batallas de los indios contra los blancos al tiempo que ocurrían. De la realidad al lienzo y, por gracia de la capacidad descriptiva de Aira, del lienzo a las páginas del presente volumen. C. Aira, autor de Ema, la cautiva y Las curas milagrosas del Doctor Aira (en su momento, admirado por Carlos Fuentes), es una de las voces más prolíficas y originales de la literatura latinoamericana actual.
EMA, LA CAUTIVA (LITERATURA RANDOM HOUSE)
Pocos autores como Aira, nacido en Coronel Pringles hace sesenta y siete años, exhiben un idioma español tan exquisito, vigoroso, cargado de imágenes y pletórico de recursos. Y no puede ser de otra forma, o si no, ¿cómo reproducir con palabras la fuerza de la naturaleza, la belleza embriagadora del paisaje y la sensación de infinitud de la pampa? Aira desarrolla esta novela en dos frentes. Por un lado, la travesía de un contingente movilizando a unos prisioneros que, por efecto de la inhumana singladura, parecen espectros. Por otro, la vida en un pueblo improvisado en medio del desierto, al lado del fuerte que poco garantiza la protección ante un probable malón. El temido Malón (descrito por Aira en otras de sus novelas) es un ataque relámpago, de hasta diez mil indios, que arrasa cambuches y lo que se le atraviese, y que se lleva reses y mujeres, dejando una estela de degollados. Una de las tantas mujeres raptadas en el malón, es Ema, una blanca aindiada, quien pertenece a un soldado (supuesto padre de su hijo), pero que cuando este se encuentra en campaña, sale de la aldea a pasarla bueno con un indio. El rapto la convierte en propiedad del cacique que en el desierto es dios y ley: “Debía de ser un indio rezagado que recorría las calles sin resignarse a tener que dejar la aldea sin una cautiva. Un rayo de luna se lo mostró: brillante de grasa, la cabeza afeitada, bandas rojas de lacre en el pecho.”