José Saramago

La viuda

Alfaguara

Lo increíble de esta novela es que no fue escrita por un novelista y menos por un premio Nobel, sino por un jovencito que trabajaba como mecánico cerrajero, su verdadera profesión. Cuando la ofreció para que se la publicaran, el editor la aceptó, bajo la condición de no pagarle ninguna regalía. La novela, entonces, estuvo inédita por más de medio siglo y, bien mirado, es mucho mejor que cualquier cantidad de novelas de escritores que se dicen consagrados. Se nota que fue el primer aventón de Saramago, pues se deja leer sin dificultad; es decir, sin tener que sortear la complejidad narrativa de su obra posterior; se nota que es la primera, pues contiene pasajes y diálogos prescindibles; se nota que es la primera, por su escenario y personajes rurales, que comparten un ambiente cerrado y opresivo, en el que todos se vigilan mutuamente y se entrometen como si nada en la vida de los demás. Así que, cuando doña María Leonor queda viuda del señor Ribeiro, queda sin derecho a seguir su vida como le nazca, pues la moral gazmoña y pacata de sus vecinos la atenaza. Razón tenía Camus al decir que para hablar de libertad toca asegurarnos primero de que no tenemos amo, y, en el caso de la viuda, paradójicamente, está en manos de su misma criada. Es esta quien le marca los ritmos de su vida con un control absoluto:

“Benedita rechazaba una guerra abierta, las palabras dichas a la cara; prefería la insinuación que no fuese más allá, aunque tuviese una claridad transparente que no necesitaba disimular. Luchar con ella era esgrimir una espada en la oscuridad. Nunca se sabía dónde asestar el golpe y todas las estocadas acababan en el vacío. Intangible como una sombra, la rodeaba constantemente, la manejaba como un títere de feria.”

La novela deja traslucir las características que harían de su autor uno de los más grandes del siglo XX, tales como, el análisis de los sentimientos, su mirada profunda de las debilidades humanas y, sobre todo, la presencia de la imagen poética en muchos de la narración.

 

Albert Camus

El mito de Sísifo

Random House

Publicado por primera vez en 1942, este libro ofrece una perfecta sinergia con la novela El extranjero, en razón a que, en él, su autor da cuenta en forma ensayística lo que en ella nos ofrece a través del comportamiento de su protagonista: el absurdo. ¿Qué es un razonamiento absurdo? ¿Qué significa que un hombre sea absurdo? ¿Qué es una creación absurda? Son los tres ejes del libro, los cuales se complementan con un ensayo que le da el título a la obra y un memorable ensayo sobre Kafka, autor que viene siendo para Camus, el que le disputa a Dostoievski ser el paradigma de la literatura de lo absurdo.

Ideas que pueden ser antológicas e incitar al lector, son las siguientes:

“No hay sino un problema filosóficamente serio: el suicidio. Juzgar que la vida vale o no la pena de ser vivida equivale a responder a la cuestión fundamental de la filosofía.” P.15

“Cogemos la costumbre de vivir antes de adquirir la de pensar. En la carrera que todos los días nos precipita un poco más hacia la muerte, el cuerpo conserva una delantera irreparable.” P.19

“Chestov, por su parte, a lo largo de una obra de admirable monotonía, orientada sin cesar hacia las mismas verdades, demuestra sin tregua que el sistema más cerrado, el racionalismo más universal termina siempre chocando con lo irracional del pensamiento humano.” P.35

“Un hombre lo es más por las ideas que calla que por las que dice.” P.93

“La idea de un arte separado de su creador no sólo está pasada de moda, es falsa.” P.106

“Todo pensamiento que renuncia a la unidad ensalza la diversidad. Y la diversidad es el lugar del arte.” P.124

“La mayoría de quienes han hablado de Kafka definieron su obra, en efecto, como un grito desesperante en el que no se deja al hombre recurso alguno.” P.147

El lector podrá, trayendo a cuento a Aristóteles (y un poco a Kant) establecer cuáles de las anteriores proposiciones son apodícticas, cuáles asertivas y cuáles problemáticas. Camus da para todo.

 

Cynthia Rimsky

La revolución a dedo

Penguin Random House

La escritora chilena, autora de La novela de otro, nos trae ahora un libro sobrio que bien puede pasar por crónica o por relato de viajes. El libro comporta cierta nostalgia, por cuanto el pasado que su autora reconstruye se debe a que pudo recuperar un viejo cuaderno “cuadriculado”, de esos que años ha, se llevaban a la escuela (y de los que nunca se borra la información). ¿Qué contiene? La crónica de un viaje a Nicaragua echando dedo, dizque para estar cerca de la revolución sandinista y la crónica de un incendio en un hotel, del cual una mujer fue “salvada” por un manco. La narración alterna las notas del cuaderno (con tachones incluidos) de quien a la sazón tenía 22 años, con los recuerdos y reflexiones de quien ahora, en 2014, tiene más de 50 y que se refiere a la “otra” en tercera persona:

“Durante seis meses la joven de 22 carga, junto con la ropa, los cuadernos, los zapatos, el saco de dormir, el peso de una pregunta. Al conversar con los campesinos, los comerciantes, la cuidadora de la escuela y sus hijos, el contrabandista, piensa en las respuestas que se necesitan en Chile para masificar la oposición y derrocar a la dictadura de Pinochet.”

Libro sencillo y propicio para llevar en la maleta y leer durante un viaje.

 

El fuego de la libertad

El refugio de la filosofía en tiempos sombríos 1933 – 1943

Wolfram Eilenberger

Taurus

Laudable logro del filósofo y profesor que además escribe para Die Zeit y Der Spiegel el de poner a dialogar a cuatro figuras titánicas del siglo XX, en esta, acaso nueva modalidad de ensayo que se puede denominar historia (o biografía) intelectual, con la que el público se puede acercar a la filosofía y la literatura sin la pesadez de la pedantería y la jerga académica. Lo hace con una enorme capacidad para profundizar en las obras que analiza y gran pericia narrativa para referir anécdotas y hechos históricos. Eilenberger nos presenta a la rusa Alissa Zinóvievna, mejor conocida como Ayn Rand, en su faceta de refugiada, promoviendo su filosofía objetivista (que apela al individualismo y desdeña el altruismo) en novelas híper extensas como El manantial y La rebelión de Atlas (el libro más vendido en Estados Unidos después de la Biblia); a Simone de Beauvoir erigiéndose en todo un icono francés, mediante su filosofía existencialista y feminista. Nos presenta así mismo a dos aguerridas filósofas de origen judío, cuyas obras constituyen la más aguda mirada de los conflictos de su época: por un lado, Hannah Arendt, perseguida, exiliada y desclasada, refugiándose en la filosofía y en su lengua materna, y, por otro, Simone Weil, viviendo y sufriendo por los demás y dejando con el testimonio de su vida, un insuperable ejemplo de altura moral.

Las cuatro mujeres padecieron lo suyo a causa de la guerra y la marginación; las cuatro convalidaron la máxima de Spinoza, de que ser es persistir y la de Ricoeur de que sufrir es aguantar y las cuatro pusieron su cuota para eso que Hegel llamó el progreso del espíritu.

 

Kike Ferrari

Todos nosotros

Alfaguara

Compuesta de sesenta y seis entradas o actos que, a lo mejor, por pura casualidad equivalen a los sesenta y seis años que separan los dos tiempos en los que transcurre su trama, esta novela es un logro artístico bastante original. Buena parte de ella está escrita en spanglish; por sus páginas discurre la música de Black Sabbath (“El bajo de Butler es un huracán y Dio canta: One day in the life of the lonely/Another day on the roundabout”) y, los hechos que narra hacen parte también de un supuesto guion cinematográfico y de una crónica. Lo más apropiado es pensarla como una novela collage o novela solenoide que, con todo y su carácter fragmentado, va llevando al lector a un final de mucho suspenso. En seis entradas o actos, Ferrari nos pone en sumerge en los días previos al asesinato de Trotsky en Coyoacán, a manos del sicario catalán enviado por Stalin; en otros tantos, nos muestra cómo un hombre (que inventa la máquina para poder hacerlo) viaja desde 2016 a 1940 para impedirlo:

“Detiene su andar y se apoya en un árbol. Se pregunta cuánto durará este jet lag espacio-temporal. Piensa por un momento en que su cuerpo se acaba de descomponer en millones de partículas invisibles para reconstruirse después. O antes. Vomita. Vomita un líquido verdoso que no sabe a qué atribuir.”

Después de preguntarle a un hombre, por el día y el año en el que están, éste (ya se imaginarán con qué sorpresa) le contesta que 20 de agosto de 1940.

La novela es producto, tanto de la imaginación como de la investigación, pues Ferrari contó con aportes del mismísimo nieto de Trotsky, Esteban Volkov, para ser, hasta donde tocaba, fiel a los hechos.

 

Jhumpa Lahiri

Donde me encuentro

Lumen

Publicado originalmente en italiano y erróneamente promocionado como novela, nos llega este nuevo libro de la autora de ascendencia bengalí que se ganó muy bien el Pulitzer en 1999 con El intérprete del dolor.

 El libro contiene cuarenta y seis relatos que cabe llamar también cuentines, narraciones cortas o monólogos literarios. En ellos predomina un tono introspectivo en el que la voz narrativa evoca las situaciones más domésticas (banales, si se quiere) de su vida cotidiana. Se trata de darle realce, fijar en la memoria, no dejar que pasen desapercibidas las pequeñeces de la vida, como, por ejemplo, las sensaciones que le producen estar dentro de una piscina:

“En el agua me encuentro muy lejos de mi existencia. Los pensamientos se funden, fluyen sin obstáculos. Todo -el cuerpo, el corazón, el universo- me parece soportable dado que estoy protegida por el agua y nada me toca. Me concentro en el esfuerzo, solo en eso. Debajo de mi cuerpo, observo el juego de luces que proyecta en el fondo un claroscuro inquieto, que se expande con humo.”

Lo que Lahiri hace es invitarnos a recuperar la sensibilidad hacia lo que nos rodea, a dejarnos tocar por la realidad no mediada por pantallas y cosas de esas. Por ello nos comparte todo lo que experimenta, lo que ve, lo que escucha, “por la calle”, “en la taberna”, “en la sala de espera”, “en la librería”, “en la piscina” (como ya se dijo), “en la papelería” …en fin, en todos los espacios habituales de una mujer común y corriente (incluidos el salón de belleza y la casa de la mamá), aunque, eso sí, las descripciones pasan de un lenguaje común y corriente, a uno muy cercano a lo poético.

 

Dejar el mundo atrás

Rumaan Alam

Salamandra

Una novela que a medida que va transcurriendo crea más expectativas en el lector; juega con lo que, en estética de la recepción, se llama “horizonte de espera”. Su comienzo promete una trama como la de la novela Tres noches (Animales nocturnos), de Austin Wright; pero es promesa incumplida, pues el prurito estético del autor (aparte de ser exageradamente descriptivo y enumerativo), es crear un ambiente, no de terror ante lo que se va revelando, sino de temor ante lo que no se revela nunca.

 El insumo real para la novela de Alam es el misterioso apagón acaecido en la costa Este de EE. UU. Apenas cuatro años después del fatídico 11 de septiembre, con consecuencias de desastre:

“Todos los bebes de la unidad de cuidados intensivos neonatales murieron en cuestión de horas. Los cristianos acudían a sus iglesias, pero también los no creyentes pensando que quizá sus piadosos vecinos estuvieran mejor preparados. (No era así, por desgracia.) En algunos sitios cundía el pánico por la comida y en otros se fingía que no. […] La gente cerraba a cal y canto puertas y ventanas, y jugaba a juegos de mesa en familia, aunque en St. Charles, Maryland, una madre ahogó a sus dos hijas en la bañera porque lo encontró mucho más sensato que una partida de parchís.”

Si bien las parejas que quedaron conminadas al encierro en una mansión a orillas de un lago suizo en el verano de 1816 por causa de un inusitado fenómeno natural hicieron de dicho encierro uno de los más productivos para la literatura, el encierro de las dos parejas, a causa del apagón, en una mansión de Long Island, para lo único que sirvió fue para sacar a la luz egoísmos y supersticiones.

 

Brenda Lozano

Brujas

Alfaguara

Lo dice la voz más constante de esta novela: “Y dígame si El Lenguaje no es poder, entonces qué es.” Claro que Feliciana se refiere a la palabra del curandero, del chamán, de las “brujas”, pero es válido para el lenguaje en general. La novela de la narradora mexicana es una apuesta por el pensamiento verbal, la palabra interiorizada que nos posibilita el encuentro con nuestro mundo interior y con lo que nos trasciende: “porque una no sabe de lo que es capaz hasta que Dios habla, como a mí me habló Feliciana este es tu camino. Dicen que después de la hora más negra de la noche es cuando el sol sale de su monte.”.

La novela en medio de su densidad poética y riqueza lingüística, muestra cómo la pobreza ensaya caminos, y así le tocó a varias generaciones de una familia en la que sobraron las desgracias, como la muerte de Paloma, que antes era Gaspar, o la de Nicanor, el esposo de Feliciana; muerte cargada de ironía, de paradoja, porque cuando lo matan por meterse con la mujer que no debía, ella no lo tuvo que llorar, pues hasta tumba le tenía desde que le llegó la noticia de que lo habían matado en la guerra.

Se diría que el símil es el recurso literario más socorrido de Brenda. Tres botones de muestra: “tenían una buena conexión silenciosa, como dos caracoles.” “Leandra comenzó a perder peso como un jabón que se desgastaba de a poco.” “Mi mamá tuvo un mal del corazón que la apagó como una vela que de noche se consume mientras todos duermen.”

 

Yolanda Reyes

El reino de la posibilidad

Lumen

En este libro de cierto aire nostálgico que nos trae, como en sordina, ecos de La poética de la ensoñación, de Gaston Bachelard, la escritora y columnista (muy apreciada en nuestro medio) nos comparte el testimonio de quien se ha pasado la vida en inmejorable doble compañía, a saber, la de los niños y los libros. El libro, útil donde los haya, sobre todo para maestros de lengua castellana y literatura, valora, por un lado, el prodigioso don de la lengua materna y, por el otro, el gran regalo (si así se le puede llamar) que nos trajo la cultura: la lectura y con ella la puerta a la imaginación:

“Cuando faltan más que nunca -o quizás igual que siempre- las palabras, la literatura abre una rendija para deslizarse desde esa pequeña habitación a mundos íntimos, propios y ajenos, y para llamar a las emociones con nombres que otros les han puesto. Quizás también la persona que le está leyendo recuerda esos nombres de repente, como si se hubiera encontrado con los amigos de la infancia.” P.34

Quienes van a ser si no, esos amigos de años ha: los personajes de los cuentos, aunque ahora, por desgracia, se avizora el peligro de que en un futuro los recuerdos de los niños convoquen cosas muy distintas.

Por el libro van desfilando referencias a los más socorridos autores de la literatura, desde Homero hasta García Lorca, y aunque el libro es una ponderación de la experiencia literaria, nunca pierde su prurito pedagógico, pues en el fondo lo que busca es rescatar (o que no se pierda) esa vieja amistad entre la lectura y los niños.

 

Rodrigo Rey Rosa

Carta de un ateo guatemalteco al Santo Padre

Alfaguara

Román Ruvirosa es un comparador de religiones y, como tal, explora costumbres, rituales y creencias que en Guatemala tienen arraigos precoloniales. Su objeto de estudio es la cultura kaqchikel de Canjá, cuya cofradía tiene que hacerle frente a la rapacería de la Iglesia católica. El asunto es en concreto, despojo de tierras, auspiciado por una suerte de “racismo jurídico”, hecho al que también le tiene el ojo puesto, la licenciada Menchú.

Ruvirosa asume el reto de ayudar a los cofrades, para lo cual se le ocurre, nada más que escribirle una carta al mismísimo papa Francisco. La misiva en tono de denuncia escrita a mano es todo un curso de Historia para los lectores y una toma de posición del autor de la novela, y su contenido comporta el primer capítulo. A continuación, un aparte:

“El párroco de Canjá y un grupo de feligreses católicos derribaron el cerco instalado por los cofrades alrededor del sitio y -tal y como les aconsejó hacer el abogado de la diósesis- levantaron el suyo propio y plantaron letreros que decían (contradiciendo así la resolución de la corte): ´Este lote es propiedad de la Iglesia Católica´.”

Por supuesto, Rey Rosa deja en claro que a quien husmea donde a otros no les conviene, algo le pasa. Pero para sorpresa de Ruvirosa (y nuestra), Francisco le contestó.

 

Catherine Fletcher

La belleza y el terror

Taurus

Otra historiadora que como Catherine Nixey, Irene Vallejo y Bettany Hughes, entre otras que ya son muchas, está conquistando el mundo académico e intelectual con el modo de presentar el producto de su investigación. Despojada de la pesada jerga académica, Fletcher nos mete de lleno en el fascinante siglo XV, época que ella con acierto denomina de “belleza y terror”.

La Historia referida con no menos profundidad que amenidad, nos brinda sesudas respuestas a interrogantes como: ¿de dónde salió el dinero para patrocinar el viaje de Colón? ¿cuáles eran las familias y clanes más poderosos de la época? ¿a qué le llamamos “civilización occidental”? ¿cómo se originó el protestantismo? ¿qué eran las ciudades Estado? … ¡y más!

El maravilloso volumen (aderezado con consonante iconografía) ofrece un sinnúmero de episodios y anécdotas (llamémosles, apócrifas), como la de que doña Lisa Gherardini, La Gioconda, era la esposa de un traficante de esclavos, o la de que la señorita Ángela Zaffetta, la “venus de Urbino” fue violada en grupo. ¡Y mucha más Historia que parece literatura!

 

Héctor Abad Faciolince

El amanecer de un marido

Alfaguara

En este nuevo libro, el connotado autor colombiano hace su incursión en el género por el que menos se le conoce, el cuento. Son dieciséis relatos breves y cargados de sutil ironía, cuya temática común es el desencuentro. “Álbum” narra la visita consuetudinaria de un hombre a su madre en un asilo y la terrible consecuencia por haberle fallado un día. “En medio del camino de la vida” es un monólogo de una mujer que mientras contempla su marido, piensa que pronto la va a cambiar por otra más joven; “El amanecer de un marido” nos muestra que cuando en la relación de pareja la pasión se agota, los esposos se refugian en el afecto, porque no va para más; “Volver” trata sobre cómo Carlos, que funge de profesor en Turín, intenta recuperar su pasado, en tanto que su esposa (con la que se mantiene al día por contacto en línea) descaradamente le pone cuernos.

“En la pantalla veía que el amante no muy secreto de su mujer trataba de apartarse del alcance de la cámara, pero lo delataba el borde de la chaqueta colgada de un clavo, un puesto más con el plato a medio terminar encima de la mesa, un vaso de cerveza con su borde de espuma que iba rebajando.” P.196

Muy recomendables, inclusive para leer en peluquería son, por ejemplo: “Memorial de agravios”, “Alguien oculta algo”, “El verbo divino” “Juventud divino tesoro” y “La guaca”, pero todos los cuentos son entretenidos e invitan a su lectura en voz alta de un solo jalón.

 

Clarice Lispector

La hora de la estrella

Corregidor

Publicada de manera casi póstuma, esta obra de la genial escritora brasilera hace parte de la tríada que ella, irónicamente bautizó: “La hora de la basura”. Breve, pero densa y con una enorme carga poética, axiológica y filosófica, la novela cuenta la historia, desde luego trágica, de una nordestina, una provinciana despojada de todo, menos de su YO, aunque ese YO es compartido o asumido por el narrador y por la autora misma. Macabea es un personaje que dadas sus características compartidas con muchos pobres y desclasados, obra por metonimia, y su creación obedece a la visión de mundo pesimista, pero también a la ética (se diría, al modo de Levinas) de Lispector “Lo que yo escribo es más que invención, es mi obligación contar sobre esa muchacha, entre miles de ellas. Y deber mío, aunque sea con poco arte, el de revelarle la vida.”

Frases de tenor metafísico, como para ilustrar el altísimo vuelo de la autora de La pasión según G.H. son:

“¿A quién interrogaba ella? ¿A Dios? Ella no pensaba en Dios. Dios no pensaba en ella. Dios es de quien consiga alcanzarlo.” P.35

“En la hora de la muerte las personas se vuelven brillantes estrellas de cine, es el instante de gloria de cada uno y es como cuando en el canto coral se oyen agudos sibilantes.” P.38 (parece como si la hubiera dicho Robert Redeker).

“Rezaba pero sin Dios, ella no sabía quién era Él y por tanto él no existía.” P.43

“…su vida era una extensa meditación sobre la nada”. P. 47

“La vida es un puñetazo en el estómago”. P.91 (esta hubiera sido muy digna de Kafka)

“La muerte es un encuentro con uno mismo.” P.93

 

Orlando Figes

Los europeos

Tres vidas y el nacimiento de la cultura cosmopolita

Taurus

Magnífico libro en esmerada edición es el presente, del historiador británico (casi todos los grandes historiadores son ingleses, a saberse por qué), miembro de la Royal Society of Literature. En suma, lo que relata es cómo, merced a un invento como la locomotora (cuyo primer recorrido, entre París y Bruselas, hizo colapsar las redes sociales -de la época-) y a la mejora de las comunicaciones dentro del continente, se originó lo que se conoce como cultura europea; cómo se globalizó (por segunda vez, puesto que la primera fue por mor de la imprenta) el arte, el conocimiento, la cultura; cómo (¡quién lo creyera!) el escritor Turguénev y el músico Berlioz tuvieron papel decisivo en ello.

El libro es esencial para comprender el fenómeno del eurocentrismo y su factor determinante, el mercado:

“Más allá de la capacidad de control político de cualquier Estado nación, las grandes transformaciones tecnológicas y económicas del siglo XIX (la revolución de la comunicación de masas y del transporte, la invención de la impresión litográfica y la fotografía, el auge del sistema de libre mercado…) fueron las fuerzas motrices que subyacieron tras la creación de una ‘cultura europea’, un espacio supranacional de circulación de las ideas y las obras de arte que se expandía por todo el continente.”

Se entiende entonces todo lo expuesto por Walter Benjamin en La obra de arte en la época de la reproductibilidad técnica. Bellas fotografías a mitad del libro estimulan y aprestigian más el texto, lo mismo que las notas que lo acompañan.

 

Yuval Noah Harari

David Vandermeulen. Daniel Casanave

Sapiens Una historia gráfica. 2

Los pilares de la civilización

Debate

En la primera parte de esta historia gráfica del sapiens, el pensador israelí nos dio la oportunidad de revaluar conceptos tales como el de “especie humana”, pues no ha habido una ni dos ni tres; hubo más y la última compartió el planeta con el sapiens hasta hace 30.000 años. En este segundo volumen nos cuenta cómo nuestra especie dio el salto a la Historia, la cual empezó con el invento de la agricultura y con la domesticación de animales. Harari explica el costo humano tan alto que significó dejar de ser recolectores a cambio de la labranza y cómo el egoísmo dio paso a la propiedad privada. Así mismo, el error tan grande de empezar a reproducirnos como conejos, cuando se dependía casi exclusivamente del trigo para alimentarnos. El autor sigue derribando mitos, tales como el espíritu de colaboración de los humanos, cuando la supuesta colaboración solo se ha logrado a punta de creencias, mitos, supersticiones y esclavitud. Especial atención merece la crueldad con la que esta especie depredadora, el sapiens, ha tratado a las otras. Algunas frases y enunciados que traen las viñetas y recuadros son, por ejemplo:

“Evidencias arqueológicas y antropológicas sugieren que en muchas sociedades agrícolas en torno al 25% de las muertes eran violentas”

“Una serie de pequeñas decisiones para llenar los estómagos y garantizar cierta seguridad tuvo el efecto acumulado de obligar a los antiguos humanos a pasar sus días trabajando sin descanso.”

“¿Por qué los humanos han de beber leche de vaca? Los lobos no beben leche de oveja, y los tigres no beben leche de elefante.”

“Como la élite del antiguo Egipto, la mayoría de la gente en la mayoría de las culturas dedica su vida a construir pirámides, solo que los nombres, formas y tamaños de estas pirámides cambian de una cultura a otra.”