Hasta su última obra Gabo no dejó de ser el poeta de la soledad, es ese el motivo recurrente de toda su narrativa y sobre el que recae su cometido estético en toda su obra. La protagonista de En agostonos vemos carga con el peso de su soledad, a pesar de que tiene una familia de estructura convencional burguesa de esposo una hija y un hijo, producto de un matrimonio bien avenido, pero que, con el desgaste de veintisiete años, se sostiene, según se colige, merced a la tolerancia mutua y una también mutua cortesía afilada. Es una soledad que ella sobrelleva leyendo libros de literatura (entre los que se cuentan, El lazarillo de Tormes, El extranjero y El viejo y el mar y una reconocida antología de cuentos fantásticos), refugiándose en la música y con la expectativa de su viaje (siempre una travesía de cuatro horas) a una innombrada isla del Caribe, como ya se señaló, el 16 del mes “de los calores y los aguaceros” de cada año. Es esa soledad y un incontrolable sentimiento de vacío lo que hace que, en cada visita al cementerio, el único lugar solo donde no se sentía sola, desahogue sus cuitas en la tumba de su madre y lo que la impulsa a tener los encuentros amorosos de cada viaje. Aquí cabe recordar que los amores en la obra de Gabo siempre son difíciles o contrariados y en ese sentido, esta novela no es la excepción.
Lo que quedó de la versión inicial del primer capítulo:
Como ya quedó dicho en las primeras líneas de esta reflexión, el primer capítulo de En agosto nosvemos, se publicó hace veinticinco años. ¿Qué tanto se cambió en la versión final? Mucho. Se cambiaron palabras y frases, se remodelaron oraciones y hasta se suprimieron párrafos enteros (uno de ellos bastante largo, que daba cuenta de la comunicación que tenía Ana Magdalena con su madre muerta). Algunos de los cambios pueden ser significativos (como el de reducir en seis años la edad de la protagonista al iniciar la novela) y otros de plano afectan el sentido, como es el caso de que ya no fue la mujer la que tomó la iniciativa y convidó a una copa al hombre, sino al revés. Con el fin de que el lector se forme un juicio, miremos, por pura curiosidad, dos de los párrafos que fueron eliminados:
“Empujó sin esfuerzo el portón oxidado, y entró con el ramo de flores en el sendero de túmulos tragados por la maleza con escombros de ataúdes y saldos de huesos calcinados por el sol. Las tumbas parecían iguales en el cementerio desamparado con una ceiba de grandes ramas en el centro.”
“Había acabado de limpiar tres tumbas, y estaba exhausta y empapada de sudor cuando logró reconocer la lápida de mármol amarillento con el nombre de la madre y la fecha de su muerte veintinueve años antes.”
Según la nota del editor Cristóbal Pera en los anexos, fueron cinco las versiones que tuvo la novela y transcurrieron cinco años entre la primera y la última, que tiene como fecha el 5 de julio de 2004. Es de mucha importancia prestar atención a estas palabras del editor: “Su memoria ya no le permitía encajar todas las piezas y correcciones de su versión última, pero la revisión del texto fue por un tiempo la mejor manera de ocupar sus días en el estudio haciendo lo que más le gustaba hacer: proponiendo un adjetivo aquí o un detalle que podía cambiar allá.” Es decir, queda claro que García Márquez terminó la novela, pero es posible que no le haya podido hacer las correcciones que hubiera querido. En esta novela póstuma, es al García Márquez de siempre a quien leemos ¡A Gabo lo que es de Gabo!
Exprofesor del Gimnasio Moderno y de la Universidad Santo Tomás; profesor de la Universidad Distrital Francisco José de Caldas. Asesor pedagógico, conferencista e investigador académico; articulista y columnista de El Tiempo y comentarista de libros en Lecturas dominicales desde 2003. Autor de Cien remedios para la soledad y Crónica contra el olvido.
Correo: parrapower2001@gmail.com
ETCE no se responsabiliza por el uso y tratamiento que los usuarios le den a la información publicada en este espacio de recomendaciones, pero aclara que busca ser la sombrilla de un espacio donde el equilibrio y la tolerancia sean el eje. En ese camino, disponemos de total libertad para eliminar los contenidos que:
Promuevan mensajes tipo spam.
El odio ante una persona o comunidad por su condición social, racial, sexual, religiosa o de situación de discapacidad.
Muestren o impulsen comportamientos o lenguajes sexualmente explícitos, violentos o dañinos.
Vulneren o atenten contra los derechos de los menores de edad.
Además, tenga en cuenta que:
- El usuario registrado solo podrá hacer un voto y veto por comentario.
¿Estás seguro de que quieres cancelar el envío del mensaje?
Los datos que ingresaste se perderán.
El mensaje ha sido enviado con éxito.
¿Encontraste un error?
Para EL TIEMPO las observaciones sobre su
contenido son importantes. Permítenos conocerlas para, si es
el caso, tomar los correctivos necesarios, o darle trámite
ante las instancias pertinentes dentro de EL TIEMPO Casa Editorial.
¿Estás seguro de que quieres cancelar el reporte de error?