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He visto numerosos comentarios de la loable labor del equipo de fútbol alemán en su sede de Bahía y sobre su comportamiento hacia la comunidad. Al mismo tiempo he leído los titulares de las noticias de muchos periódicos, informativos e, incluso, dirigentes europeos y estadounidenses en donde afirman que lo que está pasando en Gaza se enmarca dentro del derecho de defensa del Estado de Israel. Así la gran prensa nos quieren dar a entender estas dos realidades que se viven en paralelo.

No porque haya sido un complot, sino porque vivimos guiados por lo que dictan los grandes medios, este par de realidades estuvieron casualmente imbricadas haciendo que la horrorosa fuese minimizada. Nos manosean. Nos dejan de contar todo para mencionarnos solo una parte. Nos tratan como a niños. Nos manipulan. Necesité un recorderis para caer en cuenta de la masacre que estaba acaeciendo allí en Gaza en medio del Mundial.

Por el lado alemán, a los medios masivos les resulta mejor, más rentable, hablar del comportamiento altruista de los deportistas que mostrar el porqué una empresa del mismo país —Adidas— mandó a hacer los balones del mundial en China y Paquistán y no en el mismo Brasil. Simple: «ganamos mucho dinero por un lado, hacemos caridad por el otro y quedamos como príncipes». Pero algunos de nosotros sí llegamos a cuestionar: ¿qué resultado es mejor, los entregados por propiciar un crecimiento económico, o los de las fotos después de un acto de caridad? Porque a pesar de que Brasil está donde está —lejos de nosotros ya—, aún prefiere ser explotado que ignorado en la gran economía mundial, en tanto que para ser tenidos en cuenta por la inversión extranjera debemos, nosotros los pobres, de tener exceso de mano de obra calificada barata que sirva para reemplazar la costosa, que no se puede pagar en los países de donde proviene la multinacional.

Mientras que del otro, los del autoproclamado pueblo elegido tuvieron una atroz experiencia antes de ser un Estado, y parece que ahora se empeñan en replicarla con sus vecinos con el llamado castigo colectivo. Como ustedes ya saben, el Estado israelí tiene ocupado —invadido— la mayoría del territorio de otro, el palestino. Este último que es aún un Estado paria, porque los israelitas han impedido el reconocimiento de sus derechos apoyados por las potencias occidentales. Las mismas en donde se generan las noticias que nos cuentan que los palestinos atacan con rockets a los pobres israelitas y estos se tienen que defender con bombardeos: así tan normal. Después de dos semanas de empezado este encuentro desigual, el marcador se inclina hacia el lado israelita: 192 palestinos caídos (según la ONU la tercera parte son civiles) Vs. 1 de los israelitas. Para seguir con los eufemismos: una goleada terrible. Los conocedores dicen que los abusadores han sido en su temprana edad abusados ellos también. Por algo son expertos.

Gran parte de la comunidad judía, que vive afuera del Estado de Israel, que aunque éste hable en nombre de ellos no se siente representada por él, que se opone a la fábula del derecho la vuelta a la tierra prometida generada por el sionismo; el altruismo, la humildad, la bizarría, la gallardía y el pundonor deportivo de los atletas alemanes; me demuestran que estos pueblos son muchos más grandes y magnánimos que sus élites. Los pueblos, en últimas son apenas pequeñas piezas de recambio en el engranaje de la maquina terrible generadora de ganancias, sea por el espectáculo deportivo, sea por la industria bélica de Israel que, en esta nueva economía aspiracional, parece querer ingresar al sector ocio.

Pero claro, hablar es fácil y como colombiano caer en la burla aún más simple: he preferido burlarme de la actuación de Messi en este Mundial pasado sin considerar su posición en el negocio; he preferido seguir el juego del antisemitismo que enarbola esa derecha extrema, que detenta la representación de todos los judíos, cada vez que se les critica. Y mientras unos han hecho del apartheid y la segregación racial normas aceptadas para su sociedad, y los otros crean mejores y más sofisticadas maneras de explotarnos, yo he buscado como entretenerme.

Ve, ¿nos tenemos que comer el cuento de que Messi es autista?

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