Molén: ¡Hola! Gracias a todos los lectores que solicitaron cambiar el día de la publicación de la Psicóloga Norma Luján y hoy domingo nos hablará del amor.

Norma: ¡Hola! La depresión infantil es un trastorno afectivo que se caracteriza por una alteración emocional, en la cual el niño experimenta sentimientos de tristeza, melancolía, preocupaciones y sentimientos de culpabilidad. Puede darse en mayor intensidad y duración y de eso dependerá su clasificación.

La depresión infantil puede aparecer en cualquier etapa del desarrollo del niño. Incluso en los primeros meses de vida de un bebé pueden padecer cuadros depresivos, asociados a un cambio o pérdida de la persona que cuidaba del lactante o cuando la persona encargada de su cuidado no responde correctamente a las necesidades del pequeño. Para identificar la depresión infantil en niños tan pequeños se obtiene la información a través de sus conductas de hiperactividad o de retraimiento, ya que aún tienen dificultades para verbalizar sus problemas. Los síntomas de alerta para los niños de 0 a 3 años son psicosomáticos: enuresis, encopresis, miedos nocturnos, llantos, etc.

Síntomas de la Depresión infantil

Tristeza, decaimiento y melancolía.
Cambios en rendimiento escolar. Bajará su rendimiento en la escuela debido a que se ve afectado a nivel cognitivo: alteración de la capacidad de la comprensión y atención, etc.
Estado de ánimo triste y llora con facilidad.
Pérdida del interés y desmotivación. No es capaz de disfrutar de las actividades y los juegos que antes le gustaban. Se siente aburrido.
Falta de energía. Se cansa sin motivo y su nivel de actividad es bajo.
Alteraciones del sueño, ya bien sea, en su conciliación, despertares intermitentes durante la noche, despertar matutino temprano, aumentos del tiempo para dormir o despertarse con la sensación de no haber descansado.
Cambios en la alimentación. Pérdida de apetito y pérdida repentina de peso. O al contrario, aumento del apetito y ganancia de peso.
Quejas frecuentes de dolores físicos. Dolores de cabeza, dolores abdominales y vómitos.
Baja autoestima. Tendencia a descalificarse a sí mismo y devalorizarse. Es muy autocrítico y duro consigo mismo.
Aislamiento social. Falta de comunicación con los demás, por lo que le lleva a problemas al relacionarse. No quiere jugar en la escuela y se muestra apático.
Actitudes agresivas. Ataques de ira, se muestra irritable y tiende a las rabietas con facilidad.
A pesar de mostrar desmotivación y apatía, tiene una elevada sensibilidad al fracaso y al rechazo.
A través de la narración de cuentos y del juego simbólico, mostrará historias y finales tristes.
En casos graves, puede hablar de suicidio.

Si ven algunas alteraciones de estas en sus hijos, no duden en buscar un especialista.

Les mando un beso y saludos!

Molén: Gracias Norma por tratar este tema y para cualquier duda o sugerencia los invito a que nos sigan en nuestras redes sociales.