Los corredores del Movistar team habrán salido a rodar esta mañana para que las piernas no se entumecieran por el cambio de actividad, durante el segundo día de descanso del Tour de France. Seguro a esta hora deben estar descansando en sus cuartos, en un bonito hotel del centro histórico de Berna. Algunos se desconectan del mundo con su reproductor de música o ven alguna serie de Netflix. Mientras tanto, otros hablan con sus familias o navegan por la red, donde buscan noticias sobre el Tour de France en las que ellos sean protagonistas. Y lo que leen no les reconforta del todo, porque resulta ser que, en su gran mayoría, la prensa especializada ya le ha entregado el leoncito de los Campos Elíseos a Chris Froome.  

Este segundo paréntesis de la competencia más importante de ciclismo de carretera del mundo llega de forma providencial. Las fuerzas ya empiezan a escasear, y cualquier espacio para tratar de recuperar es visto con anhelo por parte de ciclistas y directores deportivos. Más aún porque queda una serie de etapas con alta dosis de montaña antes de llegar a París, el próximo domingo.

Son cuatro actos que podrían resultar en épicas batallas entre los candidatos a la camiseta amarilla que identifica al ganador del Tour. El miércoles hay un encadenado de premios de montaña hacia la majestuosa represa Finhaut-Emosson en Suiza, con un total de 24 kilómetros al 8.2% de desnivel. Luego llega una cronoescalada de 17 kilómetros a Megeve, en la cual se podrían generar diferencias definitivas. Y si lo anterior no fuera suficiente, el viernes se sube a las faldas del Mont Blanc (9.8 kilómetros al 8% de desnivel) y el sábado los ciclistas llegarán a Morzine-Avoriaz vía el temible col de Joux Plane (11.6 kilómetros al 8.5% de desnivel), donde ya ganaron Lucho Herrera y Fabio Parra.

Pero también pueden ser cuatro actos en los que se confirme el poderío absoluto del Team Sky y su flamante líder, mientras que también se podría ratificar la impotencia y el mal momento que atraviesa el equipo de Nairo Quintana. Desde ayer se han dado una serie de declaraciones que sugieren que los de Eusebio Unzué no tienen idea de cómo romper el poderoso ritmo de Froome y compañía, y mucho menos de cómo propulsar un contra-ataque certero de parte del colombiano. La frase “falta mucho Tour”, repetida hasta el cansancio por los telefónicos por más de dos semanas, empieza a verse trillada.

Si bien es cierto que Nairo ha demostrado ser el escalador más fuerte en la última semana de las grandes vueltas que ha disputado, así como que siempre le ha rendido cuando llegan los Alpes, este año las cosas se ven diferentes.

Primero, aunque este año no se ha perdido tiempo masivo por cuenta de errores en etapas planas o con viento, sí se dejaron escapar valiosos segundos –y mucha moral- por la astucia y el trabajo minucioso del rival. Así me tilden de alarmista y desconocedor, yo insisto que Froome ya sabía que iba a atacar en el descenso del Peyresourde, por lo que incluso había ensayado una posición aerodinámica especial y tenía una bicicleta especialmente adaptada para este esfuerzo. Ganancias marginales que no sólo da el potenciómetro sino también la malicia, que esta vez fue keniata.

Segundo, ¿a qué diablos está jugando Alejandro Valverde? No tengo la menor idea. El español tuvo la oportunidad de ser líder de equipo en el Giro d´Italia, donde consiguió un honroso tercer puesto y así completó podios en las tres grandes. Llegó al Tour de France para ser gregario de lujo de Nairo, y poco a poco empezamos a ver que “el Bala” iba por lo suyo: atacar en las etapas que le convienen, buscando una victoria individual, y aguantar el ritmo de los mejores para tener un buen puesto en la general final. Incluso, en un par de ocasiones ha manifestado su desconcierto frente a la actuación de Quintana. ¿Será que la cadena de mando sí está bien definida?

Tercero, Unzué y su Movistar corren sin alma y como muertos del susto. A muchos pueden engañar con el argumento de la necesidad de ahorrar energías para poder responder durante tres semanas de competencia, pero a mí la verdad es que ya no me suena tan bien. Luego de 16 etapas, Nairo Quintana ha atacado ¡1 vez! Y cuando atacó, en las faldas del Mont Ventoux, fue rápidamente neutralizado y sobrepasado. De resto, la estrategia del equipo español ha sido ahorrar, aguantar, y esperar que algún milagro suceda. Igual que el año pasado, cuando sólo hasta la última etapa de montaña se les ocurrió que atacando de lejos podrían recortar diferencias.

Y es que el año pasado, por lo menos, teníamos certeza de la forma superlativa de Quintana. Pero este año eso ni siquiera es claro. Todos los rounds han sido ganados por Chris Froome, y no se ve de dónde el nuestro puede sacar el truco para romper el orden establecido. Si me preguntan a mí, yo preferiría jugarme el todo por el todo, en un día de montaña de los que quedan –probablemente el miércoles-, atacando de muy lejos para así poder generar grandes diferencias. Esto, sin importar que al final resulte o no, sino como una forma de demostrar que hay espíritu de victoria, que hay carisma, y que no hay conformismo. Pero como este es el equipo de Unzué, me temo que se preferirá tener a dos ciclistas en el top 10 y ganar la clasificación de equipos.

Yo vi a un Nairo imperial ganando el Tour de l’Avenir, uno desafiando al tren del Sky en la Dauphiné Liberé de 2012, uno atacando como bestia en el Giro dell´Emilia del mismo año. Consciente de su gran poderío y mentalidad ganadora, me duele verlo corriendo de esta forma, y me preocupa mucho que, con el tiempo, su espíritu combativo termine marchitándose como consecuencia de someterse a los designios del mustio Eusebio. Por eso es que el boyacense debería plantearse buscar nuevos rumbos a partir del 2018, cuando vence su contrato con Movistar.

El mejor ciclista de nuestra historia está siendo desperdiciado en el contexto de un equipo que se dirige a partir de decisiones corporativas estratégicas, y no desde lo deportivo. Les pido disculpas por esta descarga, pero tenía que soltar mi memorial de agravios.

Nos “vemos” mañana, con más Desmarcando la Ruta del Tour.

Twitter: @desmarcado1982