Los grandes eventos son muy criticados. Los Mundiales de Futbol dejan a las ciudades con coliseos que nunca van a poder volver a llenar, los Olímpicos con «Villas» que no necesariamente vuelven a ser populadas, y cualquiera de estos eventos deja tanta basura por ahí botada y sube tanto los precios que generalmente no son muy bienvenidos por los teóricos del urbanismo.

En el caso del Foro Urbano Mundial llevado a cabo en Medellín, nosotros quisimos cambiar esa historia, o por lo menos una parte de esa historia. Quisimos generar un cambio en la fachada de Medellín que pudiera permanecer más allá del Foro y, lo más importante, que no solo le sirviera a los que llegaran durante esa semana sino a todos.

Desde hace un año cuando comenzamos a hablar de esto, el nombre que le puso ONU Hábitat a nuestra iniciativa fue «el proyecto piloto», un nombre que nos llenó de susto porque los proyectos pilotos suenan a «un experimento que va a terminar en una explosión o, en el mejor de los casos, vamos a cerrar después de una semana para después no hacer nada». Por eso había que cambiarle el nombre, y llenarlo de contenido: se llamó «La Ruta Segura al Foro Urbano Mundial» y, como es costumbre, empezamos a plagar a twitter del hashtag #rutasegurawuf7 para quienes quisieran hablar de ella.

La decisión que tomamos con el Área Metropolitana del Valle de Aburrá, con quienes trabajamos durante meses en la Ruta Segura, fue que tenía que estar relacionada con el tema central del Foro Urbano Mundial: la equidad. Para lograr eso, era importante lograr varias cosas:
– Generar equidad en el acceso a infraestructura segura
– Generar algo de empleo
– Promover la participación ciudadana
– Mejorar una condición de la ciudad.

Tons, ¿qué podíamos hacer? Después de varias reuniones y muchos dibujos, decidimos que lo mejor sería utilizar un carril completo de una avenida congestionada y peligrosa (Calle San Juan), que se veía así:

(guacatelas)

y hacer una segregación para dar exclusividad de circulación a las bicicletas. La idea original era esta:


(uuupppaaa. Nótese que era tooodo el carril contiiinuo)

Y todos estábamos felices. Hicimos sesiones de lluvia de ideas donde propusimos que lo mejor para hacer este proyectico era incluir varias cosas:
– unas materas, para que sirvieran de segregación a los automóviles pero también para que se vieran bonitas con florecitas y toda la cosa («como en Nueva York mismo!»). 78 materas gigantescas que, cuando iban a llegar a las 5 de la mañana del 30 de marzo, se varó el camión y casi nos deja con los crespos hechos.

(florecitas y el tipo que nos ayudó a cargar toda esa vaina)

– Pintémoslas con los ciudadanos: invitemos a los que quieran y les regalamos pintura, brochas y stenciles para que pinten absolutamente lo que quieran, pero con los colores del Foro Urbano Mundial (hicimos un degradé y conseguimos 50 tarros de pintura)

(Jorge Iván y su chica pintando)

– Hagamos un mapita bonito para que la gente conozca cómo es la Ruta y cómo podían llegar allá.

(mapita indicando ciclorrutas existentes, Ruta Segura y otras amenidades)

– Pongamos cintas reflectivas para que las materas se vean bien durante la noche y sea aún más segura.

(vista noctura de la Ruta Segura)

– Hablemos con los administradores del lugar donde se va a llevar a cabo el Foro Urbano Mundial y convenzámoslos de que pongan estacionamientos de bicicleta, y nosotros les ponemos candados y conseguimos voluntarios para que cuiden el lugar: lo mejor de todo fue que, por cuestiones de seguridad, el mismo lugar (Plaza Mayor) tuvo que prohibir el estacionamiento en el Foro, lo cual jugó muy a nuestro favor. Además, la persona a cargo de aprobar el proyecto monta en bicicleta. Mejor dicho, los planetas alineados.


(sin joder, el cicloparqueadero más bonito de Colombia, diseñado por Plaza Mayor)

– Hablemos también con los vigilantes, policías, etc y expliquémosles que las bicicletas son chéveres, que los que las usan son buena gente y que porfa, pooorfa los dejen seguir montados cuando los vean y que solo les recomienden ir despacito.

(Lala, 6am hablando con patrulleros)

– Tomemos muchas muchas muchas fotos para que la gente se acuerde cómo era el espacio antes y cómo quedó: aquí se nos fue la mano porque tomamos cuatro mil fotografías de todo el proceso, aunque nos quedamos con las 247 más bonitas y las subimos aquí.

– Invitemos a que todos nos acompañen en la difusión y que se apropien del tema: lo más bonito de toda la experiencia, digo yo, es que tuvimos tanta gente apropiada que ya se volvió indistinguible quién hizo qué, cuándo empezó y gracias a quién fue todo.


(este fue el primero que paró a ayudar a pintar todo, sin siquiera saber qué era la cosa)


(esta fue de las que se embadurnó totalmente para que la Ruta Segura fuera de los ciudadanos)

Como siempre, las cosas no salen como uno las planea y termina con malentendidos y riesgos generados. Algunos de los que nos encontramos en el camino fueron:

– El día de implementación (cuando teníamos las materas y las pinturas en la vía y estábamos listos para comenzar), un alto funcionario de la Alcaldía de Medellín nos pidió que no hiciéramos nada (se imaginarán nuestra reacción con 78 materas de 100 kilos cada una y 50 tarros de pintura, y sus 300 bultos de tierra acompañantes y sus flores).


(Álvaro esperando a que nos dejaran correr todo este tierrero)

Horas después, cambiaron su posición y dijeron que sí, que la Ruta Segura se podía hacer pero que solo podíamos hacer unos metros sobre la calzada y todo lo demás sobre el separador… sí, con los peatones… sí, empezamos con casi totalmente lo contrario a lo que queríamos: queríamos tener un carril completo para las bicicletas quitándoselo a los carros, pero terminamos con unos metros de carril y quitándole el espacio a los peatones para «compartirlo» con ellos (algunos de los que estaban ahí dicen que, cuando oímos la instrucción de cambiar el diseño, el color de nuestras caras palideció al punto de estar del color de la muerte). No se quieren imaginar el drama logístico que esto implicó (básicamente tuvimos que redibujar en nuestra cabeza todo el bendito plano de la distribución de las materas, los tarros de pintura, y luego ir durante 4 noches consecutivas a correr las materas hasta la media noche a su lugar.


(representación gráfica del momento en que nos dijeron que nanay cucas)

– La Ruta Segura ya no tenía permiso de un mes y luego posiblemente durante más tiempo, sino que más bien lo habían acortado hasta el 22 de abril… sí, tal vez cuando usted lea esto ya haya pasado esa fecha. Pero ojalá para esa fecha la Ruta Segura siga permanentemente como parte de la infraestructura para bicicletas de Medellín. Mejor dicho, la Alcaldía de Medellín y su Secretaría de Movilidad tendrán que decidir entre estas dos fotos para después del 22 de Abril:


(La Ruta, pero Insegura – repito, guacatelas)


(La misma Ruta, pero Segura – y con espacio para coquetería).

La Ruta Segura representa una amenaza por varias razones:
– Es una amenaza al statu quo del uso del espacio vial, busca hacer más equitativo el uso del espacio urbano y darle un espacio (así sea ínfimo) a la bicicleta y, literamente, quitárselo a los automóviles. Pero a mí me parece que eso no está mal porque ya hay miles de kilómetros para los carros y para las bicicletas por lo menos debería haber cientos.


(con www.streetmix.net)

– Es una amenaza a los tomadores de decisiones que crecieron en la década de 1950 pensando que las vías son para la velocidad y para los motores y que los demás se frieguen. Creo que nosotros, los que crecimos más cerca del tercer milenio y que leímos unos libros más boniticos, pensamos distinto y buscamos que las vías sean para todos y así deben ser distribuidas.

(una bella asistente al Foro Urbano paseando por ahí)

– Es una amenaza a los críticos de los grandes eventos porque, a pesar de sus tantas críticas (incluyendo la que dice «La Ruta Segura es una farsa porque solo está para el Foro Urbano Mundial), siempre pensamos, propusimos y todavía soñamos que la Ruta Segura va a estar ahí hasta que reconstruyan esa vía por una calle completa con un carril entero para bicicletas.

– Y en general, es una amenaza al pasado y una invitación al futuro. Porque, como ahora lo dicen muchos, el vehículo del futuro ya está aquí sino que no nos habíamos dado cuenta. Es la bendita y susodicha bicicleta.

PD: Dejo aquí al final una de las reflexiones más complejas sobre la Ruta Segura, que me pican la lengua y creo que vale la pena pensar y es el crédito: ¿de quién fue la idea de la Ruta Segura y todos sus componentes y gracias a quién se realizó? La respuesta odiosa a la pregunta es que fue idea del equipo de Despacio y que lo consolidamos con un equipo del Área Metropolitana, con alguna ayuda de la ciudadanía. Una respuesta más bonita (y tal vez más verdadera, a pesar de los cientos de horas de trabajo y de preparación que supuso este trabajo para el AMVA y para nosotros) es que la Ruta Segura es idea de Medellín y fue realizada por sus ciudadanos. Yo creo que la respuesta está entre las dos, pero no me atrevo a formularla de manera específica.


(Despacio y AMVA corriendo materas a la medianoche)