Yo me río mucho con lo que publican los periódicos. A veces son imprecisiones, a veces son afirmaciones producto de la ignorancia y a veces son errores de ortografía que mi hija de 7 años habría identificado. Pero cuando leí que la Revista Motor decía abiertamente que los automóviles lentos son un peligro no me dio risa… me dio vergüenza y pesar (la frase exacta es «los lentos o los que no saben usar los carriles y que son un verdadero peligro para los demás conductores»).
Fue en un artículo sobre los comparendos por exceso de velocidad y lo «injusto» que le parecían al redactor. Al mismo tiempo denuncian que las vías de Colombia solo pueden ser utilizadas a 40 kilómetros por hora y, extrañamente, propone que no se construyan elementos de protección para peatones (pero sí puentes peatonales, que no son necesariamente eso).
Leer una frase de ese tipo en el año 1974 no sería extraño: los ingenieros de transporte seguían pensando en el flujo del tráfico como el único indicador de éxito de un proyecto vial y la velocidad promedio como una preocupación esencial. Leerlo en 2014, cuando es claro que el exceso de velocidad es peligroso para todos y que el mejor instrumento para reducir muertes en tránsito es reducir la velocidad e instalar infraestructura física para reducirla, me da susto.
Si todavía no queda claro, hago el mismo ejemplo en otros contextos. Imagínense que un día cualquiera abren su diario predilecto y leen estas frases:
– (En sección Salud) «Los flacuchos deberían empezar a tragar más comida grasienta para ver si engordan alguito porque son un problema de salud pública ahí todos langarutos y feos».
– (Sección Entretenimiento) las fiestas sin borrachos son un atentado a la diversión. Que los abstemios se claven sus buenos aguardientes y así todos la pasamos bueno.
– (Sección Educación) «El bullying es un elemento clave de la experiencia escolar. Si su hijo tiene un matón en el curso, pues que le sople un gargajo y se acabó. Si no lo hace, cuando llegue a su casa péguele un calvazo y enséñele lo que es bueno».
Esas tres frases son equivalentes a la frase de la Revista Motor que dice «los lentos… que son un verdadero peligro para los demás conductores». ¿Les sigue pareciendo lógico? Entonces los espero esta noche con un jugo de grasa de lechona y un vaso de ‘güisqui’ doble para prepararnos a hacer piques por la Séptima. Y si no es capaz, le parto la jeta por roscón.
Adenda: Algunos lectores han indicado que sí hay un riesgo cuando un vehículo va a una velocidad menor a la diseñada para la vía específica. Y sí, cuando uno diseña las vías para que los vehículos vayan como cohetes, pues a comprar cohetes. Mi punto es anterior a ese: ¿Por qué se tienen que diseñar vías con altas velocidades? ¿Cuál es todo el afán? Estas preguntas son particularmente relevantes cuando se ve que las experiencias de reducir las velocidades de diseño de las vías genera mejoras en la seguridad vial (Google les ayuda, busquen pues).