«Los peatones- dirán los choferes – deberían andar contra las paredes. Y seguramente están en lo cierto. Yo no veo, para nosotros los peatones, otro remedio sino «tener paciencia y maldecir pasito», como reza la máxima. Mientras surge la solterona o el «cívico» que venga a protegernos como se protege a los perros y a los caballos. Quieran los hados que el redentor no esté lejano»

Si le parece que la frase de arriba aplica para el caso de Bogotá, entonces no hemos mejorado nada en ochenta años. Esa frase la escribió Germán Arciniegas en el año 1936 en su “Diario de un Peatón”, y en Despacio nos hemos sorprendido con que un 60% de quienes consultamos en un sondeo estuvieron de acuerdo con que esa frase era cierta en Bogotá en 2017. Fue interesante ver que, además, el menor porcentaje – 3% – fue de quienes indicaron que la cita aplicaba a Bogotá solamente para el año en que fue escrita (hace 80 años). Aunque el sondeo no buscaba representatividad, pareciera que las condiciones para peatones no han mejorado tanto durante los últimos ochenta años.

Esa consulta es una de muchas preguntas y análisis que hicimos para crear el documento «Caminar en Bogotá: las cuentas 2017» en Despacio. El documento de 105 páginas fue escrito para mostrar de manera más explícita las condiciones en que caminan los bogotanos, las políticas recientes en torno al espacio público (andenes, parques y demás), la inversión que se ha realizado, los impactos que esto ha generado en estadísticas oficiales y lo que piensan los ciudadanos de todo eso. También damos unas conclusiones al respecto y recomendaciones de política. La idea de hacerlo fue de Andrés Javier Peña, quien comenzó este análisis en enero de 2017 como voluntario de Despacio y luego avanzamos, consolidamos y finalizamos con el resto del equipo.

Para elaborar este documento consultamos fuentes oficiales, extraoficiales y no oficiales de información y las valoramos con un ojo crítico. Revisamos las estadísticas que recibimos de entidades distritales, leímos informes de gestión de distintos alcaldes y, además, lanzamos una encuesta por medios digitales que nos ayudó a comprender qué efectos tiene toda la infraestructura, inversión y políticas (o la falta de estas) en la vida, muerte o incapacidad de bogotanos que eligieron (o tuvieron que) caminar como su modo principal u ocasional de transporte.

Nuestra intención en el documento fue elegir con cuidado los datos existentes más relevantes y analizarlos (y cruzarlos) para mostrar una “foto” de esa persona que camina y las condiciones de Bogotá, para luego mostrar la información de manera clara, sin tecnicismos y para que sirva de referencia a la mayor cantidad posible de bogotanos.

Algunos datos relevantes que encontramos en el estudio:

 

 

El documento con sus 68 gráficas se puede descargar aquí.