Desde comienzos del año pasado, el precio de la luz no ha hecho otra cosa que subir y subir. Esto no significa que la luz fuera barata antes, pero en ningún caso llegaba a los extremos de ahora. Hoy, en los comienzos de otoño de 2022, la luz nos ha llegado a costar un 700% más que hace año y medio (en la primavera de 2021).
Cómo ahorrar en el precio de la luz puede ser más fácil si acudimos a un portal especializado, que compare las diferentes tarifas, que van cambiando de día en día, e incluso de una hora para otra. Desde febrero de 2021, el precio de la luz no ha parado de encarecerse para los sufridos bolsillos de los ciudadanos y comercios, muchos de ellos abocados al cierre por no poder pagar las facturas de electricidad.
Esto no significa que antes de febrero del año pasado la luz fuera barata, pero en ningún caso llegaba a los extremos de ahora. En febrero de 2021, tuvimos la electricidad al precio más bajo desde el año 2010. El megavatio por hora costó 36,81 euros. Pero a partir de entonces las tarifas se han disparado y han llegado a picos de 252,24 euros el megavatio por hora en diciembre del año pasado y a 292,30 euros el megavatio por hora en marzo de este año. Y el futuro no pinta nada bien.
Los datos aquí reflejados proceden de Statista, el portal especializado en recabar datos oficiales y elaborar informes sobre ellos. La luz de febrero de 2021 se encareció con el paso del tiempo hasta el récord histórico de los 292,30 euros antes mencionados. Significa esto que la electricidad ha subido hasta el 700 por ciento en marzo pasado.
Los intrincados precios de la luz
Según el portal tarifa más barata, especializado en análisis y recogida de datos sobre el precio de la luz, las subidas y bajadas de los precios de la energía eléctrica repercute en las llamadas “tarifas reguladas”, o PVPC (siglas de la denominación del “Precio Voluntario Pequeño Consumidor”), o TUR (Tarifa Último Recurso); al COR (Comercializadora de Referencia) y al CUR (Comercializadora Último Recurso).
De forma inmediata, las oscilaciones repercuten en las tarifas indexadas, también conocidas como tarifas “a precio de coste”. Este modelo lo han puesto de moda comercializadoras como Pepe Energy, Lucera y OVO Energy. Realmente, suelen consistir en PVPC + gastos de gestión mensuales. Dependiendo de la eléctrica, éstos pueden rondar entre los tres euros y los cinco euros como término medio.
En las tarifas fijas, los consumidores pueden estar a salvo, pero tan sólo a corto plazo. Si la tarifa es revisable cada mes, puede que la subida tarde uno o dos meses más en afectarles. Pero les afectará también, sin duda. Todo depende de la rapidez operativa de la compañía eléctrica para mandar el comunicado de subida de precios y hacerlo efectivo.
Tarifas fijas
No obstante, también hay unas tarifas fijas en las que el precio está asegurado en años. En estos casos, el usuario estará a salvo durante un buen tiempo, en caso de subida (tanto tiempo como años haya firmado). Por este motivo, durante esta crisis energética de la segunda mitad de 2021 y la primera mitad de 2022, muchos puntos de suministro han abandonado el mercado regulado para pasarse a tarifas fijas, con el compromiso de precios fijos durante muchos años.
El problema de las tarifas fijas suele ser cuando el precio de la luz baja, que en muy pocos casos las comercializadoras trasladan estas bajadas a sus clientes, aumentando así su margen.
Subidas en toda Europa: la energía renovable
Es de temer que el precio de la luz suba con la llegada del invierno, y que suba en toda Europa. De ahí la importancia que tiene el llamado mix energético en España. ¿Pero qué es y en qué consiste el mix energético en nuestro país? Pues veamos. El mix energético es una mezcla de energías de diferentes orígenes, que se ponen en circulación por toda la red para el uso de todos los consumidores.
Cada país de Europa (y, por tanto, también España) tiene un mix energético diferente, más o menos sostenible en función de la proporción de la energía renovable que se utiliza en esta combinación. Esta mezcla de energías de diferentes tipos contribuye parcialmente a la sostenibilidad e influye en la dependencia energética de un país con respecto a los países vecinos, así como en los precios de la electricidad en el mercado mayorista.
El mix español
En España utilizamos la energía eólica, renovable. España tiene en su territorio más de 1.200 parques eólicos. También utilizamos la energía solar (fotovoltaica y la térmica). Asimismo, se utiliza la energía hidráulica. España tiene más de 1.300 centrales hidroeléctricas en funcionamiento en todo su territorio.
También se utiliza, aunque cada vez menos, la energía nuclear. España tiene cinco centrales nucleares operativas (Almaraz I y II, en Cáceres; Ascó I y II en Tarragona; Vandellós II en Tarragona; Trillo en Guadalajara y Cofrentes, en Valencia). Y asimismo están las centrales de ciclo combinado, que utilizan gas natural para generar electricidad. No obstante, el precio del gas está disparado y la energía generada resulta muy cara.
Otras fuentes de energía son las centrales de carbón, pero son muy poco sostenibles a consecuencia de que generan gran cantidad de emisiones de CO2. La cogeneración, que produce dos tipos de energía a un mismo tiempo. A finales de 2020, funcionaban en nuestro país 600 plantas de cogeneración. Y también están como fuente de energía renovable la geotermia, la energía mareomotriz, la undizmotriz o la biomasa.
Según Red Eléctrica de España (REE), el año pasado nuestro país cubrió el 46,6% de la demanda de energía con renovables, un 9,9% más que en 2020. Pero lo ideal es conseguir el 100% de generación a partir de renovables. En el mix español la energía eólica, con un 23,3% de la producción, fue la que más destacó, seguida de la energía nuclear (20,8%), las centrales de ciclo combinado (17,2%); la energía hidroeléctrica (11,4%) y la cogeneración (10%).
Esto supone más del 80 por ciento de la producción energética española. A ello hay que sumar la energía solar (9,8%), es decir, casi el 90 por ciento.