La comunicación online es una de las principales herramientas de la que se sirven aquellos usuarios que desean ponerse en contacto con otros. Bien sea con fines comerciales, bien informativos o de ocio, el contacto con el resto de la sociedad se ha convertido en una práctica habitual, de lo que da buena cuenta la engrosada lista de softwares desarrollados para ofrecer este servicio. Otro dato que invita a reflexionar sobre la importancia de estos canales en la actualidad es el renovado auge de los chats, especialmente reforzados durante los meses de confinamiento por el Covid. El gran movimiento del chat Bogotá y el chat Colombia es una de las pruebas más evidentes de su uso frecuente aún en nuestros días.
En efecto, un sector no poco desdeñable de la población ha vuelto a recurrir a las grandes salas donde se citan cientos de usuarios a la vez para conversar. Para sorpresa de los internautas, la práctica ha tenido continuación.
¿Cómo nacieron?
Hablar de las grandes comunicaciones online en grupos numerosos implica directamente traer a colación los primeros lugares donde esto fue posible. Corrían los años 90 del pasado siglo cuando el internet comenzaba a extenderse entre las viviendas a través de tarifas ofrecidas por las compañías de teléfono. El mundo daba el pistoletazo de salida al gran proceso de globalización posterior. En medio de esta novedad, una nueva forma de contacto revolucionaba la comunicación: los foros. Aunque en la actualidad existen plataformas activas que gozan de salud, prestigio e influencia, fueron aquellos años y los primeros de nuestro siglo los que vivieron el periodo de esplendor de los inspiradores de los chats modernos.
¡Gracias, chats!
Con la misma firmeza con la que los foros inspiraron a los chats, éstos sentaron las bases precedentes de lo que años más tarde serían las modernas redes sociales y las aplicaciones de comunicación. Las posibilidades de socialización ofrecidas por los foros fueron el gran método de atracción en el que pioneros como Zuckerberg primero y Dorsey después fundamentaron el éxito de sus proyectos. No debe olvidarse la fundación de Facebook en 2004, cuando aún los chats eran los grandes dominadores de la comunicación en la red y nadie esperaba que fuesen superados con el tiempo.
Mirado desde otro prisma, la llegada de los teléfonos inteligentes con sistemas como Android o Iphone permitió adaptar las funciones de los chats a la pequeña pantalla. Apenas con deslizar el dedo por la pantalla, una aplicación daba acceso al contacto inmediato con todo aquel que dispusiera del mismo servicio. Fue entonces cuando el apogeo de WhatsApp, y más tarde Telegram, Line, Link y ese largo etcétera, condenó a los concurridos chats a un segundo plano. Por azares del destino, estos veteranos de la comunicación viven un segundo apogeo, incluso cuando en la actualidad hasta la más sencilla de las aplicaciones dispone de un servicio de mensajería inmediata.
¿Por qué los chats?
Este resurgimiento de los chats ha inspirado a muchos ciberemprendedores a desarrollar páginas con las que atraer a aquellos usuarios que desean entablar conversación, sea cual sea el punto del mundo desde el que escriben y son leídos. Generalmente estos lugares comparten en mayor o menor medida sus posibilidades de uso.
El ingreso gratuito, la opción del no registro (aunque se recomienda para ser reconocido en ocasiones futuras), las múltiples temáticas de las distintas salas, la presencia de mediadores que garanticen la convivencia, la opción de chatear tanto en común como en privado, etc… Todos estos rasgos son un factor común entre los diferentes chats que han llamado la atención de los usuarios que han seguido una práctica ya consagrada desde hace más de dos décadas.