En el mundo corporativo actual, uno de los desafíos más importantes es mantener una cartera saludable. Esto es una necesidad, muchas veces insatisfecha de las compañías, que aunque operan adecuadamente no ven la rentabilidad ni el crecimiento esperados.

Una cartera saludable protege adecuadamente el flujo de caja disponible, y un flujo saludable puede ser la diferencia entre los números rojos y los números negros. Por ende, una cartera saludable puede ser igual a prosperidad.

Esto es, sin duda, retador. Sin embargo, las buenas prácticas empresariales ayudan a proteger la vida de las compañías, que si bien no pueden prosperar en todos sus frentes, sí pueden perdurar gracias a herramientas efectivas y procesos organizados.

 

BUENAS PRÁCTICAS QUE BENEFICIAN LA COBRANZA

 

No es un secreto que la labor de cobranza tiende a ser un proceso tedioso y poco asertivo, si no se tiene una hoja de ruta y unos procesos estandarizados para la misma.

Compañías líderes en servicios administrativos como TMF GROUP, recomiendan algunas prácticas que pueden ayudar a gestionar la cartera de manera ordenada y efectiva:

 

ALIANZAS ESTRATÉGICAS PARA PROTEGER EL FLUJO

 

La implementación de estas estrategias puede suponer un esfuerzo adicional en las compañías. Es por esto que, afortunadamente, el mercado tiene ya a disposición de los empresarios aliados idóneos en materia de cobros, que ayudan a que el proceso de integración con las buenas prácticas sea más fluido.

La cobranza puede ser uno de esos procesos que, al ser entregado a un referente en la materia a nivel internacional, libera el tiempo de los ejecutivos para dedicarse a la innovación, la diversificación de ingresos y las inversiones.

Por ejemplo, TMF GROUP, a través de sus más de 125 oficinas a nivel mundial, opera un servicio ordenado de acompañamiento a la cartera, que incluye:

 

CARTERA SEGURA, CORAZÓN CONTENTO

 

Al integrar enfoques sistemáticos y tecnologías avanzadas, ofrecidos por TMF, se garantiza un flujo de caja constante al minimizar los retrasos en los pagos, se reducen las facturas vencidas, además de mejorar las políticas de crédito y cobranza. 

La facturación clara y la comunicación proactiva fortalecen las relaciones con los clientes, aumentando su fidelidad. Además, el uso de herramientas de automatización para esa tarea reduce significativamente los costos administrativos y acelera los ciclos de pago, liberando recursos para el crecimiento estratégico.