La transición energética de Colombia tiene grandes desafíos por delante
Colombia puede presumir de ser uno de los países latinoamericanos con un mayor porcentaje de producción de energía eléctrica procedente de fuentes renovables. La región está liderada por Uruguay, que ya cuenta con un 98% de su producción eléctrica empleando fuentes sostenibles, y está a punto de ser el primer país latinoamericano que logra ser neutral en términos de CO2: al menos, en cuanto a la producción eléctrica se refiere.
Mientras que países como Argentina continúan a la cola de la región con una producción eléctrica procedente de energías renovables que ronda apenas el 30% de su consumo total –a pesar de contar una de las regiones del mundo más idóneas para la producción de energía eólica en todo el cono sur del continente–, Colombia se encuentra bastante bien posicionada con un 65% de su producción procedente de energías limpias, y aumentando.
Mayor porcentaje de renovables, pero menor potencia instalada
América Latina se encuentra bastante por delante de regiones como Estados Unidos o Europa en su transición energética en términos porcentuales. Sin embargo, esto responde en buena medida al menor consumo eléctrico de la región. Colombia tuvo un consumo de 76.193 GWh en 2021, mientras que el consumo de España fue de 256.482 GWh. España solo produce el 47% de su electricidad procedente de renovables, pero, en términos absolutos, esta cantidad es más de dos veces superior a la de Colombia.
El mismo contraste puede verse en América Latina. Uruguay, con un 98% de su producción eléctrica procedente de renovables, en realidad tiene menos potencia instalada que Colombia, ya que el consumo total de Uruguay en 2021 fue inferior a los 15.000 GWh, mientras que la potencia instalada de Colombia procedente de renovables ronda los 50.000 GWh. Es decir que, a mayor consumo, mayor dificultad para escalar la producción de energías renovables.
La razón por la que a los países pequeños les resulta relativamente sencillo generar una cantidad de electricidad limpia muy elevada en proporción a su consumo responde sobre todo a la energía hidroeléctrica, ya que la base de su tecnología data del siglo XIX, y es relativamente económica de implementar. Sin embargo, un país no puede aumentar su número de ríos para hacer frente a un aumento de su demanda eléctrica, y esto implica dar el salto a las plantas fotovoltaicas y eólicas, que tienen una tecnología más compleja.
Medidas para limitar el aumento del consumo
El consumo eléctrico per cápita de Colombia –es decir, la electricidad consumida por una persona en promedio– es de 1.492 KWh, muy por debajo de los 3.906 KWh de Uruguay y los 5.408 KWh de España. Esto significa que Colombia todavía tiene mucho margen de crecimiento en su consumo, lo que puede poner en problemas su producción eléctrica en términos de sostenibilidad y respeto al medio ambiente.
Uno de los sectores que tiene un mayor potencial de crecimiento en su consumo eléctrico es el informático. Las plataformas de streaming como Netflix, las webs de apuestas deportivas o las redes sociales consumen una gran cantidad de energía tanto en los dispositivos de los usuarios como en la red de servidores que permiten el uso de internet en Colombia. La instalación de placas fotovoltaicas en estos servidores y la optimización de su consumo eléctrico pasan a ser entonces esenciales para moderar el aumento de la demanda eléctrica en Colombia.
Asimismo, la inversión en electrodomésticos de menor consumo resulta fundamental para moderar el aumento de la demanda eléctrica en el país. Esto es especialmente importante en electrodomésticos como las neveras, las lavadoras, las vitrocerámicas o los aires acondicionados, que tienen un consumo eléctrico muy elevado, pero que pueden reducirlo considerablemente si cuentan con una etiqueta de consumo A+++.
La transición en el transporte será el próximo desafío
Conviene tener en cuenta que en Europa, China, Japón y Estados Unidos hay un porcentaje del transporte cada vez mayor que utiliza la electricidad como su fuente de energía primaria. A su extensa red ferroviaria hay que añadir el desembarco de una flota de vehículos eléctricos cada vez más amplia, e incluso la Unión Europea aprobó la legislación para prohibir la venta de autos de gasolina a partir del 2035.
En Colombia todavía dependemos en exceso de los vehículos de combustión para el transporte en el país. Tarde o temprano, los EVs comenzarán a reemplazar a estos vehículos, lo que significará un considerable aumento en la carga de la red eléctrica. Los beneficios en materia climática y de salud de estos vehículos son innegables, y nos permitirán disfrutar de un aire más puro y una menor contaminación acústica en las ciudades. Pero, para poder introducirlos de forma efectiva en nuestras calles, será necesario que escalemos de forma adecuada nuestra producción eléctrica procedente de fuentes renovables en todo el país.
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