«En la mayoría de los países no interesa educar al pueblo, porque cuando aprende a leer se interesa por los problemas y pide cuentas; los analfabetos no dicen nada»
Ya nos habían alertado en
cuanto al manejo que le estaba dando el gobierno a aspectos tan sensibles como la
salud y la educación, y hace poco en uno de los informes anuales de la ONU, se
reconocieron algunos «avances» dados en los últimos años, pero sin embargo
todavía quedan grandes dudas en torno a como actualmente nuestra sociedad y en
especial el estado colombiano se dirime entre dos choques de contención que
delimitan para nuestro país invertir y apostarle a la cobertura social o por
otro lado agotar todos los recursos en calidad, dilema que hasta los últimos
días se va cada vez despejando, y mas aun, cuando nos encontramos con una nueva
reforma a la salud sancionada hace poco por el presidente Juan Manuel Santos,
la cual supuestamente tiene como objetivo principal hacer que la
prestación de servicios de salud sea de calidad, equitativa en condiciones de
igualdad, en un marco de sostenibilidad financiera,
es decir, pareciera que ya el estado se está dando cuenta que no basta con
cobertura involucrando a todos los colombianos prestos a los servicios de
salud; aunque en materia de educación, se le sigue apostando mas por la
cobertura que por la calidad; el producto de esta hipótesis se ve reflejada en
las generaciones juveniles, que de cierta manera están siendo educadas para
recibir conocimientos transitorios y no para un verdadero proyecto de vida en
torno, no solo a conocimientos técnicos sino en cultura, valores, principios
sociales y cumplimiento de la ley.
Colombia actualmente,
presenta un sistema educativo y de salud lamentable, excluyente, vacío, sin
pedagogía, «sin recursos» y aun peor, el futuro se ve bastante oscuro porque
las secuelas que van a dejar en la sociedad las generaciones del presente,
educadas bajo un régimen mediocre y sin una verdadera formación van a ser hasta
tal punto significativamente negativas que afectaran el desarrollo de las
próximas generaciones en su ser de sentir y pro actuar frente a la sociedad; y
por otro parte se encuentra la tercera edad, que no cuenta con una real y
eficaz protección por parte del estado y ni hablar del deplorable sistema de
pensiones, que para algunos limita el presupuesto del estado y para otros no
está protegiendo los derechos fundamentales de los ciudadanos.
La
ONU mismo lo dijo en pasados informes que cuando un país invierte y expone todo
su potencial en educación y salud, el progreso, desarrollo y nivel de vida
cambia considerablemente, como ha sucedido en chile o Brasil por
ejemplo.
La salud y la educación, no
solo en Colombia sino en todos los países del mundo, deben convertirse en el
eje de sostenimiento y funcionamiento de una sociedad, ya que a partir de estos,
es que se construye verdaderos ciudadanos proactivos que busquen construir y
alcanzar un proyecto de vida a partir de una vocación y no de una imposición.
Desde mediados del siglo XX
se ha venido desarrollando el tema del constitucionalismo social, a partir del
cual se empieza a brindar mayor importancia a aquellos derechos que suponen
garantías sociales y prestaciones materiales y los podemos evidenciar a partir
de la clasificación o generaciones de los derechos fundamentales que para
algunos van hasta los de tercera generación pero para otros involucran hasta la
sexta generación o mas, invocando por ejemplo los derechos de los animales o la
bioética; pero para referirnos a la salud y la educación, nos aproximamos a la
segunda generación en la cual el estado está obligado a protegerlos y a brindar
las mayores garantías y recursos para que no sean violados, por tanto son
tenidos en cuenta por el legislador y ejecutivo para el desarrollo de políticas
publicas: pero lamentablemente en Colombia esto solo se queda en la teoría,
como cosa rara, porque nos encontramos con que el ejecutivo le apuesta diez
veces mas a la seguridad que a la educación y la salud, según el presupuesto
para este año, y a eso se le añade que para
el estado es mejor subsidiar y dar limosnas que permitir
condiciones de desarrollo y de crecimiento, por eso se le apuesta primordialmente
a la inversión extranjera, las fuerzas militares, el DAS, el ministerio de
defensa y al congreso que en primera instancia es al que mas se le destina presupuesto
para sostenerlo.
Yo soy partidario y le
apuesto a un país donde la clave del desarrollo y evolución esté en formar mas
ciudadanos y menos delincuentes y tu, ¿a que le apuestas?