Desde que iniciaron las protestas
en el Medio Oriente, que demostraron la ruptura de muchos años de tiranía y
dictadura, alianzas geopolíticas por parte de occidente con intereses creados
con países del sector, bien lo dijo en algún momento el ex presidente español
José María Aznar que Gadafi era «amigo de occidente» y por otro lado quedó
demostrado la importancia y el poder que tiene el pueblo en momentos que no percibe
la protección y la salvaguardia por parte del gobierno de turno y mas cuando
han sido décadas de sometimiento y de muy poco avance y progreso de las
naciones; todo esto para afirmar que al día de hoy se sienten en muchos países
del mundo repercusiones de gran escala, al punto de presentarse violentas
protestas y originarse movimientos en países que saben que a pesar de que no
han sufrido varios años de dictaduras, los gobiernos de turno no han sido del
todo eficaces y no han prestado verdadera atención a las necesidades de la
población, bien puede analizarse las cifras de desempleo, pobreza y calidad en
la educación y salud y es posible afirmar que tales cifras de naciones del
Medio Oriente no son del todo distantes a países de América e incluso Europa.
Al día de hoy las repercusiones
de la llamada primavera árabe ya sacuden Europa, Estados Unidos, Latinoamérica
y Asia, justamente el pasado 15 de octubre el movimiento de los indignados se
manifestó en 960 ciudades del mundo en países como Inglaterra, Estados Unidos,
Italia, Japón, Grecia, Australia, Alemania, entre muchas otros, en donde los
ciudadanos han salido a manifestar su inconformismo por políticas
gubernamentales y mundiales que han venido generando mas pobreza, exclusión,
desempleo, mala calidad en servicios de educación y salud y concentración de
poder en unos pocos que manejan a su antojo los hilos del país a nivel interno
y externo, porque muchos de ellos se consideran dueños del país y se autoproclaman
como omnipresentes y únicos en la «especie política».
Tanto el capitalismo salvaje de
Estados Unidos, como el comunismo de Cuba y el nuevo socialismo del siglo XXI
de Venezuela, son doctrinas políticas y económicas que han fracasado y que han
generado mas pobreza, desempleo y déficit fiscal y todo ello repercute en la
grave crisis económica mundial o en casos específicos como el de Grecia que no
logrado saldar la gran deuda y déficit que tiene, generados por demás, por los
fallidos intentos de ayuda de organismos regionales como la Unión Europea.
El siglo XXI trajo para el mundo
un nuevo sentir de clamor popular, porque temas como los Derechos Humanos, la
globalización, el medio ambiente y asuntos como la salud y educación se han
tomado las principales políticas gubernamentales y son hoy en día prioridad de
las naciones.
Consignas como estas se han escuchado al movimiento de
los indignados: «No a los mercados, ni a las multinacionales»,
«¿Por qué votamos políticos si mandan los mercados?» o «Al final
nos cobraran impuestos por el aire que respiramos para insuflárselo a los
bancos».
También se escucharon mensajes que pedían
«Solidaridad humana» o que atacan las desigualdades como «Nadie
debería ser millonario mientras haya gente muriendo del hambre» u otros
que hacían alusión al alto paro juvenil como «Nos negamos a ser la generación
perdida».
Es claro que el pueblo no quiere seguir siendo
sometido a los gobernantes de turno porque la conciencia de las futuras
generaciones ha tomado uno nuevo aire y se sabe que problemáticas mundiales
como el calentamiento global, las crisis económicas, los conflictos bélicos, la
preocupación por las centrales nucleares, entre muchos otros, requieren no solo
buenas decisiones de los gobernantes sino el acompañamiento, la manifestación y
la unión de los pueblos que abogan por el cambio global. ¿Utopía o idealismo?
Yo por lo menos también me niego a ser generación
perdida y usted ¿Que futuro pretende?