La importancia que tienen los libros en el ser humano
es tan importante como lo que comemos o como lo son los medios de comunicación,
a través de los cuales alimentamos nuestro conocimiento y nos mantenemos
actualizados al instante de lo que está ocurriendo.
«Lee y conducirás, no leas y serás conducido». Santa Teresa de Jesús.
Las ferias de libro que se realizan en las diversas ciudades
como la última en Bogotá, debe convertirse en una gran oportunidad para grandes
y pequeños de explorar nuevos mundos y abrir las compuertas a nuevos
conocimientos que nos introduzcan a mundos desconocidos, sin temor a nuevos
aprendizajes y con prudencia a la hora de opinar y sustentar una tesis, basada
en el argumento y, por supuesto, de la interpretación que cada uno como sujeta
pueda ejercer.
La lectura y la escritura se sobreponen a la
manipulación y la subordinación porque cuando uno es capaz de argumentar no
solo desde un punto subjetivo, sentimental o pasional sino introduciendo elementos bibliográficos y
cimentados en otros autores es más posible que la tesis que se esté defendiendo
logre una mayor aceptación.
Son por otro lado, el perfecto complemento de la mejor
herramienta del ser humano para construir nuevos conocimientos y para transformar
el mundo de aquellos que, como Alicia viven en el país de las maravillas o, de
unos tantos, que como el gato con botas sobreviven a costa de mentiras y robos,
evidenciando una vez mas que hasta el día de hoy muchos sostienen que «el fin
justifica los medios».
En Colombia por ejemplo los cuentos y las fantasías
siguen siendo la materialización de una sociedad, frente a la cual,
podríamos
decir que se hace realidad el cuento de Caperucita Roja, en donde el pueblo es
Caperucita (cree todas las mentiras y trabaja para el gobierno), el gobierno es
el lobo (miente y miente hasta que devora) y las potencias mundiales, en
especial, Estados Unidos, es la abuelita (espera los detallitos de este humilde
y sumiso pueblo)…
Identificarse, reconocer y admirar el arte, son
elementos conjugados tanto en el leer como el escribir porque le permiten al
hombre proyectar su visión y evocar un pasado construido y desarrollado con
base en determinadas circunstancias y hechos que hicieron posible que la
historia del momento fuera construida de cierta forma y no de otra.
Leer libera la mente y despeja el alma, mientras que,
escribir evoca sentimientos y produce el clamor o sentir popular.
«De los diversos
instrumentos inventados por el hombre, el más asombroso es el libro; todos los
demás son extensiones de su cuerpo… Sólo el libro es una extensión de la
imaginación y la memoria». Jorge Luis Borges.
En Colombia
si que estamos pésimo en lectura, evocando esta frase que pone de manifiesto lo
siguiente:
«Por el grosor del polvo en los libros de una
biblioteca pública, puede medirse la cultura de un pueblo». John Ernest
Steinbeck.
¡… Y de cultura y educación
si que estamos como opacos y nublados…!