Hace poco en noticias RCN, en uno de sus tantos
apartes, llamado «CRONICAS RCN», emitieron un capitulo que titula «en las salas
de urgencia de la justicia se denuncia de todo», evidenciando para el caso la
problemática del barrio Kennedy al sur de Bogotá, pero que se extiende a lo
largo y ancho de un país que se resigna a vivir en medio de la violencia, la
intolerancia, el odio y la guerra. 


En las Unidades de Reacción Inmediata llegan las
principales denuncias ciudadanas por diversos delitos, evidenciado la violencia
del país y, por supuesto, la abominable impunidad que carcome desde las altas
esferas de poder judicial, como las altas cortes y la inoperante e ineficaz comisión
de acusaciones de la cámara de representantes, que al día de hoy piensa ser
eliminada por la frágil y mediocre reforma a la justicia que no soluciona los
problemas de fondo de impunidad y acceso a la justicia eficaz.

Por otro lado, son muchas las denuncias,
investigaciones preliminares y simples acusaciones que quedan en el olvido, en
muchos de los escritorios de aquellos que deberían colaborar con una aspirante armonía
judicial pero que se convierten en cómplices indirectos de la problemática nacional
y de lo que hoy por hoy vive el colombiano promedio en las calles.

Todo ello que además es a causa del sin número de garantías
sustanciales y procesales que otorga el sistema penal acusatorio que empezó a tener
vigencia desde el año 2005, que pone irónicamente al individuo (llámese «indiciado»)
por encima del Estado, representado en la fiscalía, la cual según el artículo
250 de la Constitución Política «
está obligada a adelantar el ejercicio de la acción penal y
realizar la investigación de los hechos que revistan las características de un
delito que lleguen a su conocimiento por medio de denuncia, petición especial,
querella o de oficio, siempre y cuando medien suficientes motivos y
circunstancias fácticas que indiquen la posible existencia del mismo…».

Volviendo a la crónica RCN, se demuestra
claramente que a pesar de que el gobierno nacional y municipal se empeña en
demostrar que los índices de inseguridad han bajado y que la violencia cada vez
es menor, los ciudadanos siguen siendo victimas de robos, riñas, lesiones
personales, homicidios, entre muchos otros delitos que corrompen el «circuito
social colombiano», y que no solo viene sucediendo los últimos años en el
gobierno Santos, sino también en los 8 años del gobierno Uribe donde para
muchos la seguridad fue el completo paraíso, pero se olvidan de la seguridad en
las ciudades capitales en donde empezaron a fortalecerse las bandas criminales.

Uno de las principales causas de la violencia
son los graves déficit de educación, salud, empleo, narcotráfico – drogadicción
y de cultura de valores en un país donde cada quien busca su propio beneficio
pensando en sus necesidades exclusivamente sin importar el otro, a sabiendas
que cuando la unión y el compromiso común se hacen presente se puede solucionar
con mayor facilidad muchos problemas que afectan a todos por igual, el mayor
ejemplo en Colombia es la protesta social donde difícilmente se podría reunir
la elite académica, gubernamental, salud, afrodescendientes, indígenas, entre
muchos otros «grupos sociales» por la lucha de problemas de fondo y modelo y no
de forma o transición como viene ocurriendo, en un mundo que derramará lagrimas
de sangre por lo que no hizo y tal vez, dejará de hacer.

 

Los invito a visitar el siguiente enlace
de la Crónica RCN:
http://www.canalrcnmsn.com/noticias/en_las_salas_de_urgencia_de_la_justicia_se_denuncia_de_todo