Después
de todo el debate propuesto e invitando a la reflexión y la sana crítica en
torno a la programación del canal RCN, concluyo con el presente artículo el
tema concerniente a la televisión nacional, para en los próximos días
involucrarme en aspectos sociales y jurídicos como el hacinamiento en las
cárceles y la polémica elección del procurador general.
En
este caso plantearé un debate final, como invitación y propuesta de algunos de
los lectores, en torno al gran seriado del canal caracol, ESCOBAR: el patrón
del mal.
Es
claro que para los canales privados de la televisión colombiana se ha
convertido en un verdadero negocio las narconovelas, por cuanto
generan rating entre todas las clases sociales y son un producto de exportación,
que a pesar de mostrar lo peor del país, exponen la problemática del
narcotráfico y la violencia, que hasta el momento no logramos superar en buena
medida, a pesar de los avances de una nueva Colombia que se convierte como
producto de exportación en materia de deportistas, recursos naturales, calidad
humana y un sin numero de productos nacionales en busca de nuevos mercados.
Siempre me ha generado rechazo la
variedad de narconovelas, que provienen de la televisión colombiana, como por ejemplo: el capo, las muñecas de la mafia, el
cartel de los sapos, sin tetas no hay paraíso, entre muchas otras, porque de
una u otra forma generan apología a la violencia del país y reivindican una
realidad de la que todos los colombianos pretendemos salir muy pronto, aunque
para muchos sea un karma o prototipo impuesto a nivel cultural, teniendo
presente que no es solo la apuesta de la violencia, sino frente al sexo, licor
y el dinero fácil.
La última apuesta televisiva del canal
caracol a criterio personal y como fiel televidente de la serie, la cual he
visto hasta el momento completa, me ha generado admiración por la forma tan
realista y detallada como fue realizada y por la manera como se muestra el sin
numero de víctimas, que no solo se
encuadran en los miles y miles de muertos que fueron silenciados a manos del
narcotráfico, sino toda una familia, una ciudad, un país que sufrió las
indolencias de un grupo de verdaderos terroristas que destrozó las aspiraciones
de muchos colombianos y frustró enormes aspiraciones como la del candidato
presidencial, Luis Carlos Galán.
Yo
como joven de las nuevas generaciones sin llegar ni siquiera a los 20 años veo
desde otra perspectiva el seriado, porque la historia de terror y de miedo de
los 80 y de principios de los 90 nunca fue una perspectiva histórica de estudio
en el colegio y universidad, y la verdad es que he logrado concebir a partir
del seriado, que a pesar de las imágenes impactantes de violencia y muertes que
se dan en las escenas, se le atribuye un especial reconocimiento y se le da un
especial significado a familias como la del ministro Lara Bonilla, Guillermo
Cano, Luis Carlos Galán y muchos otros policías, jueces y magistrados, victimas
de Pablo Escobar, que lo enfrentaron con tenor, trabajo y profesionalismo.
Series como estas merecen ser vistas con
una postura crítica y de reflexión, en busca de explorar esa pequeña parte de
historia del país que dejó lamentables huellas para la historia colombiana que pretendemos sean desterradas y borradas de nuestro
prototipo cultural, como lo es el narcotráfico, los traquetos o nuevos ricos
que se mantienen de moda en muchas ciudades del país, la drogadicción, el
sicariato, la guerra por el control de las drogas y sus rutas hacia el exterior,
la violencia, la perdida de valores y principios sociales, entre muchos otros
males que no se pueden tapar y menos enterrar, y por eso la frase celebre con
la que inicia el seriado de Escobar, «el
que no conoce su historia, está condenado a repetirla».
Mientras
el canal caracol viene realizando una seria impecable detallando sucesos históricos
de nuestro país con profesionalismo y verdad, otros como el canal RCN, el
verdadero patrón del mal de los medios de comunicación de este año, realiza una
serie como el Capo que si hace verdadera apología a la violencia, el sexo y el
alcohol, aportando casi nada a la sociedad colombiana, y todo por el hecho de
ganar rating, que pareciera que es lo único que le importa a tal Canal, de cuyo
nombre no quisiera acordarme.
No pretendo hacer apología a la violencia
destacando este gran seriado del verdadero patrón del mal del siglo XX en la
historia colombiana, pero la invitación a mirar con otros ojos discerniendo los
principales aspectos que te permitan como colombiano contribuir a un mejor
país; siendo consciente de que éste país puede ser la construcción de un sueño
colectivo donde la justicia sea un arma de seguridad frente a los desadaptados,
donde la impunidad no se manifieste como pandemia social, donde la educación y
la salud se conviertan en centro de evolución y progreso social y donde, tanto
tu como yo, hagamos parte de la construcción de ésta, la utopía del presente y
tal vez, la realidad del mañana.
¿Y usted que piensa de las narconovelas,
prefiere El Capo o Escobar y considera que le aportan algo al país?
SÍGUEME EN TWITTER: @juanma_0423: CLIC AQUÍ
TODOS LOS
ARTÍCULOS: CLIC AQUÍ