¡Que viva la democracia!…., ¡abajo el
capitalismo salvaje!…, ¡el gobierno es del pueblo y para el pueblo!…,
¡tenemos un estado democrático con elecciones políticas periódicas!…, ¡no a
la intervención extranjera, arriba el nacionalismo!…,
estas y muchas otras consignas se
escuchan en boca de los gobernantes de varios países del continente, en medio
del populismo y la agitación de masas que recurren al orgullo libertador y
deseo de independencia, después de más de 200 años de suceder todo el proceso
revolucionario.

Continente de la esperanza que expone al
mundo graves niveles de desigualdad, pobreza, desempleo, violencia,
inseguridad, corrupción y grave debilitamiento en la separación de poderes
, que
es principio insignia del Estado de Derecho moderno. (Véase: 

Estadísticas sociales y económicas latinoamericanas)

Desde la llegada al poder de Hugo Chávez
en Venezuela en 1999, la izquierda empezó a figurar fuertemente en la política latinoamericana
por su discurso social, incluyente y anti yanqui que buscaba recuperar la
soberanía y el poder nacional, tratando de desmarcarse del capitalismo salvaje
y dominador proveniente de Estados Unidos y de su política intervencionista en
los asuntos del continente.

Es claro que países como Venezuela,
donde surge la revolución del socialismo del siglo XXI, se ha evidenciado un
gran impacto social a través de políticas asistencialistas frente a los pobres,
como principal fortín político del difunto Chávez y del heredero Nicolás Maduro,
buscando perpetuarse en el poder a partir de un discurso radical protector de los
marginados y la clase baja.

Después de consolidarse y proyectarse
durante varios años los ideales políticos de la izquierda continental enmarcada
en el socialismo del presente siglo, se perciben países con graves dificultades
institucionales por el exceso de poderes por parte del presidente
, sistemas
judiciales coartados, medios de comunicación silenciados, desempleo, niveles de
inflación y económicos críticos, polarización bélica política, entre muchos
otros problemas que se reflejan en el desarrollo y evolución de tales Estados.

Países como Venezuela, Argentina,
Ecuador, Bolivia, Nicaragua y Cuba están representados por políticos mentirosos,
manipuladores, izquierdistas trasnochados e incoherentes en su disentir y
actuar, porque para nadie es un secreto que todos estos personajes faranduleros
son capitalistas empedernidos con altos niveles de ingresos y propiedades
privadas
a lo largo y ancho del país, como las que tiene, por ejemplo, la
muñeca de plástico argentina, Cristina Fernández de Kirchner.

Al fin y al cabo todos estos sujetos de
seguro se alimentan con comida norteamericana, se visten con marcan gringas y
promueven silenciosamente el intercambio de bienes y servicios con Estados
Unidos para evitar la debacle económica en sus países,
o sino que le pregunten
al «ilegítimo» Nicolás Maduro, cuantos barriles de petróleo exporta Venezuela a
Estados unidos, como para ir despejando las dudas del porque la diplomacia hipócrita
estadounidense no ejerce actos directos de intervención y planea un severo
golpe de Estado allí, como lo ha auspiciado en países del Medio Oriente con
acciones bélicas directas sin importar la población civil.

Vendrán al fin y al cabo 6 años mas de
mentiras, crisis, violencia, división, concentración de poder y pésimo manejo
de los recursos públicos en Venezuela
en donde pareciera que la única salida posible
ante semejante aberración de gobierno fuera un golpe de Estado, porque al fin y
al cabo las dictaduras a nivel mundial no están listas para entregar el poder
por la pérdida hipotética en unas elecciones, las cuales el gobierno mismo
organiza, ordena y audita. (Véase: 

Carta de un chavista en el 2024).

Así que la falacia poética y fantasiosa,
llamada democracia, no existe en Latinoamérica parcialmente
, por cuanto la
misma pareciera limitarse a unas elecciones populares periódicas que simplemente
buscan legitimar el gobernante de turno, en medio de la corrupción, el manejo
de los medios estatales, el discurso politiquero tramposo marcado por un
presidencialismo recargado, y a tal punto, dramatizado.

Tal vez el hecho de elegir ciertos
animales políticos en el poder, tanto de izquierda como de derecha radicales, reafirmaría aquella famosa frase que establece
que Latinoamérica sigue siendo el patio trasero de Estados unidos, como bien lo
dijo hace algunos días el secretario de Estado norteamericano, John Kerry, pues
este continente parece estar condenada a ser la virgen sagrada y gratuita,
dispuesta y abierta a ser explotada por las potencias mundiales, o sino que lo diga
Colombia, que tiene gran experiencia en el asunto.

¡Lamentable la representación política actual de la izquierda en el continente, mi sentido pésame para Karl Marx y Friedrich Engels porque sus ideales están quedando por el suelo y son un recuerdo histórico mas para los libros!


SÍGUEME EN TWITTER: @juanma_0423: CLIC AQUÍ

 

TODOS LOS ARTÍCULOS: CLIC AQUÍ