Hechos los anuncios necesarios por parte del presidente de la República y al darse la renuncia de Germán Vargas Lleras al Ministerio de Vivienda, se da por hecho el inicio de la campaña política para la elección presidencial del próximo año, en donde se evidencia un panorama critico para el país, por la polarización que se viene presentado en torno a dos corrientes políticas del siglo XXI que se forjaron de acuerdo al momento que vivía el país, como ocurrió con el uribismo que se gestó a principios de siglo con la propuesta de “mano firme, corazón grande” reafirmando la voluntad para derrotar a los terroristas por la vía armada y la muestra de un líder carismático y representativo de un pueblo que ha sido golpeado directa o indirectamente por el accionar de los grupos guerrilleros.

Por su parte, el santismo llega al poder en el año 2010 con los votos y la propuesta política del uribismo, marcado por el “slogan” de prosperidad democrática y representativo de los diálogos de paz, como muestra de la imposibilidad a corto plazo para acabar con el terrorismo proveniente, principalmente, de las FARC y el ELN, a pesar de haber sido una de las propuestas fallidas del anterior gobierno que trató por todos los medios factibles de convencer al pueblo de la posibilidad de derrotar la pesadilla de los terroristas con férrea voluntad nacional.

Imagen tomada de www.elpuercoespin.com.ar

Es claro, que el pueblo está en presencia de dos propuestas políticas inviables que solo han profundizado grandes males sociales, aunque los indicies amañados, manipulados y mentirosos de algunas entidades estatales se empeñen en afirmar asunto contrario, porque vivimos en un país con un grave índice de desigualdad a nivel mundial, la pobreza y el desempleo han desbordado la capacidad estatal, la inseguridad se ha tomado las principales ciudades del país marcadas por los robos, homicidios, microtráfico de drogas, extorsiones, vacunas, desplazamiento urbano, entre otras situaciones que parecen estar quedándole grande a las autoridades, y ni hablar de la educación y la salud que presentan niveles críticos en todo el país por la falta de inversión estatal y de intervención gubernamental con seriedad y proyectos a largo plazo.

Estamos en presencia de un país que a nivel económico ha soportado de buena forma los coletazos de la recesión a nivel mundial, pero lo crítico es que pareciera que la solución en los últimos años sea exclusivamente la intervención extranjera y la apertura económica frente a otros países, enmarcado por ejemplo en la firma de TLC, justo cuando ni siquiera tenemos infraestructura para sacar ventaja de los mismos, ni contamos con las vías de transporte a nivel nacional necesarias para enfrentar la importación de gran cantidad de bienes y servicios extranjeros que se están tomando al país, generando una fuerte desventaja con los productores internos, y de ahí la constante realización de protestas en el campo colombiano, que pareciera ser objeto simplemente de explotación y violencia, pero rodeado de corrupción, pésima malla vial y muy poca intervención estatal a nivel social.

La paz, como anhelo reeleccionista de Juan Manuel Santos, debe ser el ideal de todo un pueblo colombiano, que debe constituirse como actor activo de los diálogos de paz, porque si bien es cierto que la ciudadanía no quiere impunidad, tampoco anhela una confrontación armada sin límites ni sentido, que hasta el momento parece estar perdida para los grupos armados y el Estado sin dejar un claro ganador y reafirmando día tras día mayor indignación, repudio y miseria…

Es por esto, que las próximas elecciones el pueblo se enfrentará a dos corrientes políticas, que de seguro no serán las únicas, aunque críticamente si las más fuertes para ganar la presidencia en los próximos 4 años, porque han sido protagonistas de la actualidad del país, para bien o para mal, y se han tomando los medios de comunicación y los órganos de poder con pretensiones políticas peligrosas.

Finalmente, es necesario que los colombianos estemos preparados para afrontar en un año las elecciones presidenciales en Colombia y tener presente lo siguiente:

Los candidatos no se limitan al uribismo y el santismo y de seguro habrá otras alternativas políticas con proyectos e ideales claros para el país.

De acuerdo con la sentencia C-490 de 2011 de la Corte Constitucional, que declaró la exequibilidad de la Ley 1475 (Reforma Política), el voto en blanco es “una expresión política de disentimiento, abstención o inconformidad, con efectos políticos” y agrega que “el voto en blanco constituye una valiosa expresión del disenso a través del cual se promueve la protección de la libertad del elector.

De acuerdo con el artículo 9 del Acto Legislativo 01 de 2009, «Deberá repetirse por una sola vez la votación para elegir miembros de una corporación pública, gobernador, alcalde o la primera vuelta en las elecciones presidenciales, cuando el total de los votos válidos, los votos en blanco constituyan la mayoría. Tratándose de elecciones unipersonales no podrán presentarse los mismos candidatos, mientras que en las corporaciones públicas no se podrán presentar a las nuevas elecciones las listas que no hayan alcanzado el umbral».

No votar contra un candidato sino por la mejor opción política, aunque las encuestas intenten manipular malintencionadamente el panorama nacional.

FORO DE OPINIÓN

¿Qué opciones políticas alternativas tienen verdadera vocación de poder?

¿Cómo lograr que el país no se polarice en torno a dos visiones políticas fracasadas?

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