Con la libertad de alias “Popeye” revive el país momentos sangrientos de turbulencia social, cuando llegó a considerarse a Colombia como un Estado fallido ante las amenazas, intimidaciones y actos de violencia generados por el cartel de Medellín en cabeza de Pablo Escobar. Con sus actos buscó arrodillar al gobierno de turno con la intención principal de no firmar un tratado bilateral de extradición o no consagrar esta figura en la Carta Política de 1991.
Resulta paradójico encontrar un país que busca la reconciliación y el perdón pero que pide más años de cárcel para una persona como Jhon Jairo Velásquez Vásquez, quien a pesar de tener uno de los mayores historiales delictivos y haber dejado miles de víctimas alrededor del país, colaboró activamente con la justicia, trabajó y estudió; lo que le valió la rebaja de penas.
“Popeye” se entregó a las autoridades por orden de Pablo Escobar y fue condenado por terrorismo, narcotráfico, concierto para delinquir con fines terroristas y homicidio, expresión de la fidelidad hacia “El Patrón” quien ante un deseo de muerte o de amenaza, le bastaba con emitir una orden para encontrarla satisfecha a las pocas horas.
Este personaje es tan solo un ejemplo para muchos jóvenes hoy en día que consideran el estudio y la familia como algo secundario y se venden ante el mejor postor en busca de la chica fácil, la moto o el auto de mejor modelo. Así, en medio del alcohol y las drogas, se juegan la vida por complacer a los amigos o mostrarse como el mas «varón».
21 años después de la muerte de Pablo Escobar y de haber pasado 23 años aproximadamente “Popeye” en la cárcel, muy poco ha cambiado en el país. El narcotráfico se convirtió en el principal negocio de los guerrilleros, las mafias siguen eligiendo gobernante en muchas regiones, el ‘todo vale’ sigue siendo el principal argumento de ciertos grupos políticos sectarios y dogmáticos, la lucha frontal por el negocio de las drogas sigue dejando miles de muertos en el territorio nacional y la cultura del sicariato permeó las estructuras populares sociales en casi todo el país.
La libertad condicional de “Popeye” debe permitir reflexionar sobre el país que existía en el momento en que éste fue condenado y compararlo con lo que es actualmente la Colombia de esta segunda década del siglo XXI. Esa que sigue resistiendo con resignación la ignorancia e indiferencia que cada cuatro (4) años elige sus victimarios en el Congreso, Alcaldías, Gobernaciones y Presidencia.
Aunque sean muchas las advertencias y las alertas ,el país se acostumbró a un panorama donde el más vivo y carismático es aplaudido y venerado (un saludo para el jefe del Ubérrimo) y el que actúa con honestidad y responsabilidad amparado por la ley, es ultrajado y humillado como un miserable imbécil.
Un paso adelante y tres pasos atrás, el recorrido de un país que pretende cambiar y avanzar hacia un mejor porvenir pero que ha penetrado en un círculo vicioso donde la rutina del espectáculo de los medios de comunicación es el pan de cada día, marcado por los atentados terroristas en el sur del país, ciudades sin agua, accidentes de tránsito, disputas entre Santismo y Uribismo, ladrones al acecho, movilidad caótica en Bogotá, los famosos huecos en las vías de la capital, enfermos que mueren en puertas de hospitales, estudiantes reprobando exámenes internacionales y nacionales, paros sociales, propuestas incumplidas del Jefe de Gobierno…
Justo cuando en el país se habla de paz y reconciliación, el mejor aprendizaje que podemos rescatar de la libertad de “Popeye”, es la respuesta que otorgó a una entrevista de la Revista Semana, el 14 de septiembre de 2013, cuando le preguntaron:
… Sorprende la tranquilidad con la que usted enfrenta su nueva vida al salir de la cárcel. ¿Qué le gustaría hacer en el futuro?
“Me gustaría usar mi experiencia para contribuir en el posconflicto. Lo que yo he vivido no lo ha vivido nadie. Fui sicario de Pablo Escobar. Fui compañero de celda de los peores enemigos de Pablo Escobar. He sido amigo o enemigo de todos los muertos de las guerras recientes de Colombia. Todo eso me da un conocimiento y unas experiencias que creo se pueden canalizar hacia algo constructivo. Quiero enseñarles a los jóvenes de Colombia que no tienen por qué vender sus vidas por un Mercedes-Benz o por los cucos de una reina de belleza, como hice yo. Ojalá que me den esa oportunidad”.(http://www.semana.com/nacion/articulo/popeye-sale-de-la-carcel/357585-3)
FORO DE OPINIÓN
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