Por Era Dabla-Norris y Romain Duval
El débil crecimiento de la productividad en muchas economías avanzadas y de mercados emergentes tras la crisis financiera internacional está suscitando inquietudes en torno a las perspectivas de crecimiento. Un nuevo estudio indica que la reducción de las barreras al comercio internacional y la inversión extranjera directa (IED) podría estimular la productividad y el producto.
Los esfuerzos por desmantelar las barreras comerciales han quedado estancados, pero el avance de nuevos acuerdos promete revertir la tendencia. El reciente Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP, por sus siglas en inglés) entre Estados Unidos, Japón y otros 10 países de la Cuenca del Pacífico, junto con las negociaciones entre Estados Unidos y Europa en el marco del Acuerdo Transatlántico sobre Comercio e Inversión (TTIP, por sus siglas en inglés), han dado un lugar destacado a la productividad y el crecimiento en los programas de los gobiernos.
En el pasado, las rondas multilaterales de liberalización del comercio internacional contribuyeron a estimular la productividad y, aunque no son de carácter internacional, estos recientes acuerdos podrían hacer lo mismo gracias a su amplia cobertura geográfica, en términos tanto del porcentaje del PIB mundial total como del comercio mundial total. Sin embargo, las autoridades deben tener conciencia de los efectos distributivos del libre comercio internacional y tomar medidas para mitigar su impacto en los trabajadores desplazados a fin de cosechar todos los frutos que la eliminación de las barreras comerciales puede aportar desde el punto de vista de la productividad y el bienestar económico.
Como muestra el gráfico 1, incluso en las economías avanzadas, que ya han liberalizado sus aranceles, una nueva reducción de las barreras no arancelarias o regulatorias al comercio y la inversión extranjera directa (IED) brinda margen para lograr más aumentos de la productividad.
El efecto positivo de la liberalización del comercio y la IED en la productividad y el producto
Pocos niegan que la liberalización del comercio internacional y la IED puedan mejorar la asignación de recursos entre empresas y sectores, incrementando la productividad y el producto. Por ejemplo, está comprobado que las empresas más productivas suelen sustraerles cuota de mercado a las empresas menos productivas. Pero hay dos efectos concretos de la liberalización que realzan más la productividad:
- Más competencia: En el caso de los bienes finales, el desmantelamiento de las barreras al comercio y la IED puede promover la competencia en el sector liberalizado. Eso puede ayudar a las empresas a aprovechar las economías de escala, mejorar la eficiencia, absorber tecnología extranjera e innovar.
- Mayor variedad y calidad de insumos: La liberalización del comercio internacional también puede fomentar la productividad incrementando la calidad y la variedad de los insumos intermedios empleados en la producción de bienes finales.
De estos dos efectos, ¿cuál es más importante?
Un nuevo estudio basado en nuestra base de datos exclusiva, que analiza los aranceles efectivos vigentes en 18 sectores de 18 países avanzados durante más de dos décadas, arroja luz sobre ese interrogante. La determinación a la que llegamos es que los aumentos de la productividad atribuibles a recortes de los aranceles sobre insumos intermedios son mayores que los logrados recortando los “aranceles sobre el producto”, que reflejan las presiones competitivas derivadas de la liberalización en el sector en cuestión. En otras palabras, la liberalización comercial de las industrias que emplean insumos intermedios es más importante para la productividad a nivel de sector que la liberalización del sector propiamente dicho. Específicamente, una reducción de 1% de los aranceles sobre los insumos incrementa la productividad total de los factores alrededor de 2%. Los aumentos de la productividad que resultan de la liberalización parecen hacer sentir sus efectos relativamente rápido, en términos de uno a cinco años, y el impacto estimado va disminuyendo a lo largo del tiempo.
La magnitud de los aumentos de la productividad
En el caso de las economías avanzadas, los recortes arancelarios sin duda han impulsado con fuerza el crecimiento de la productividad. En los países de nuestra muestra, los aranceles sobre los insumos disminuyeron en promedio 0,5 puntos porcentuales en el curso de la década 1997-2007, lo cual se traduce en un aumento promedio de la productividad de alrededor de 1%.
Si bien las barreras comerciales de los países avanzados han disminuido sustancialmente durante las dos últimas décadas, nuevas reducciones incrementarían más la productividad en algunos sectores de algunos países. Un cálculo rápido y sencillo indica que si se eliminaran por completo los aranceles restantes, la productividad agregada podría subir alrededor de 1%, en promedio, en las economías avanzadas, desde 0,2% en Japón a 5% en Corea. En Irlanda y Corea, los aumentos serían superiores a los de otras economías avanzadas: en Corea, los aranceles efectivos que quedan son más altos que en los otros países avanzados de la muestra; en Irlanda, la fuerte dependencia de insumos importados, especialmente en determinados sectores como la industria química y la farmacéutica, sería la fuente de los posibles aumentos.
El análisis del aumento de la productividad que se desprendería de la liberalización arancelaria es apenas un ejemplo de la manera en que una liberalización del comercio internacional a nivel más amplio podría realzar aún más la productividad. De hecho, los beneficios estimados de la liberalización arancelaria deberían considerarse como apenas el mínimo posible, ya que no reflejan los aumentos producidos por la reasignación de recursos entre industrias; es decir, los frutos de aprovechar con más eficiencia la ventaja comparativa de cada país o, lo que es más, de desmantelar barreras no arancelarias.
Por qué son importantes las políticas complementarias
El dividendo que ofrece la liberalización de los aranceles en términos de la productividad depende mucho de las complementariedades entre la IED y el comercio internacional. En particular, el estudio que realizamos nos lleva a pensar que los aumentos de la productividad producidos por recortes de los aranceles tanto sobre el “producto” (bienes finales) como sobre los insumos suelen ser mayores en los países con regímenes de IED menos restrictivos. Una de las razones podría ser que las empresas extranjeras emplean insumos importados con más eficacia y pagan un costo fijo de importación más bajo: su presencia, que se beneficia de barreras más bajas a la IED, profundiza el efecto que ejerce en la productividad la liberalización arancelaria a través del canal de los insumos.
Estos resultados son económicamente significativos. Por ejemplo, cuando el índice de restrictividad de la IED se encuentra en el percentil 75 de la distribución entre países y entre sectores, el impacto que una disminución de 1 punto porcentual de los aranceles sobre los insumos genera en la productividad total de los factores es de 0 a –1%, pero pasa a 3%–4% cuando la restrictividad de la IED se ubica en el percentil 25 de la distribución.
Conclusiones para las políticas
Nuestras conclusiones presentan una justificación para profundizar la liberalización con el propósito de incrementar la productividad y el producto de las economías avanzadas. La justificación es aún más contundente si se tiene en cuenta que las estimaciones subestiman drásticamente los beneficios potenciales, dado que no incluyen las ventajas económicas mucho más grandes de desmantelar las barreras no arancelarias. De hecho, los esfuerzos recientes por liberalizar el comercio internacional se han centrado cada vez más en reducir las barreras no arancelarias, especialmente en los sectores de servicios y mediante la agilización de los procedimientos aduaneros. Dado que en los países emergentes y de bajo ingreso las barreras al comercio exterior son comparativamente más altas, los aumentos de la productividad podrían ser aún más altos.
Si al mismo tiempo se redujeran las barreras a la IED, se amplificaría el impacto positivo de la disminución de los aranceles y del desmantelamiento de las barreras no arancelarias en la productividad. Los aumentos de la productividad resultantes de la liberalización del comercio internacional también podrían potenciarse gracias a las reformas en otros ámbitos, como los mercados del trabajo o de productos. Por ejemplo, el efecto de la liberalización arancelaria puede ser más profundo en un mercado nacional de productos cuyas regulaciones son menos estrictas. Esto pone de relieve la necesidad de adoptar un programa de liberalización amplio, que abarque diferentes ámbitos.
Políticas compensatorias para los trabajadores afectados
La liberalización del comercio y de la IED no está exenta de costos en algunos casos. Aunque este tipo de reasignación de los recursos entre empresas e industrias constituye una fuente de crecimiento de la productividad, los trabajadores de determinados lugares o industrias, o cuyas aptitudes no sean las que demanda el mercado, podrían sufrir graves consecuencias, incluida la pérdida de salarios o empleos. La mayor movilidad que le imprime al capital la liberalización de la IED también podría restarles poder de negociación a los trabajadores menos móviles. Esto pone de relieve la importancia de políticas propicias en el mercado laboral (p. ej., educación y formación) y de otras intervenciones que permitan ofrecer una compensación a los trabajadores desplazados y lograr un ajuste más equitativo. La inclusión de normas laborales u otras disposiciones similares —como ocurre con creciente frecuencia en los acuerdos comerciales— podría contribuir a distribuir los beneficios de manera más amplia.
Este blog fue publicado por el Fondo Monetario Internacional.