Por Christine Lagarde

El bajo crecimiento, el elevado nivel de desigualdad y el lento avance de las reformas estructurales son algunos de los temas principales que los líderes del G-20debatirán en la reunión que celebrarán en Hangzhou, China, este fin de semana. Esta reunión tiene lugar en un momento importante para la economía mundial. El péndulo de las políticas podría inclinarse en contra de la apertura económica, y si no se adoptan medidas de política contundentes, el mundo podría registrar tasas de crecimiento decepcionantes por mucho tiempo.

El año 2016 será el quinto año consecutivo con un crecimiento del PIB mundial por debajo de su promedio a largo plazo del 3,7% (1990-2007), y 2017 podría ser el sexto (gráfico 1). Desde principios de los años noventa, cuando los efectos de contagio derivados de la transición económica provocaron una desaceleración del crecimiento, no se ha visto un debilitamiento de la economía mundial por tanto tiempo. ¿Qué ha ocurrido?

En las economías avanzadas, el crecimiento real se mantiene casi un punto porcentual completo por debajo del promedio de 1990-2007.

Las economías emergentes también han experimentado una desaceleración, aunque con respecto a un nivel de crecimiento excepcionalmente rápido en la última década. Por lo tanto, esta desaceleración es más bien una vuelta a la norma histórica. La evolución  dentro de las economías emergentes es bastante diversa. En 2015, por ejemplo, el PIB en dos de las cuatro economías más grandes de la región —China e India— creció  entre 7%-7½%, mientras que se contrajo cerca del 4% en las otras dos, Rusia y Brasil. Sin embargo, existen factores comunes importantes:

El débil crecimiento mundial que interactúa con un aumento de la desigualdad está generando un clima político en el cual las reformas se estancan y los países recurren a políticas proteccionistas. En una amplia muestra representativa de economías avanzadas, el ingreso del 10% superior aumentó en alrededor del 40% en los últimos 20 años, mientras que creció de manera muy moderada en los grupos de ingreso más bajo (gráfico 2). La desigualdad también ha aumentado en muchas economías emergentes, aunque el impacto en los pobres a veces ha quedado neutralizado por un sólido crecimiento general del ingreso.

Es necesario aplicar medidas de política contundentes para evitar lo que podría convertirse en una trampa de bajo crecimiento. Estos son para mí los principales elementos de la agenda para reforzar el crecimiento mundial:

Este blog fue publicado por el Fondo Monetario Internacional.