Este blog fue publicado por el Fondo Monetario Internacional.

Por Gaston Gelos y Jay Surti

¿Qué pasa si las economías avanzadas permanecen atascadas en un bache duradero caracterizado por un crecimiento tenue, tasas de interés bajas, poblaciones en proceso de envejecimiento y productividad estancada? Japón ofrece un ejemplo del impacto en los bancos, y nuestro análisis indica que las empresas de seguros, los fondos de pensiones y los administradores de activos también podrían estar expuestos a consecuencias de gran alcance.

Cabría decir que este escenario de malestar económico ya se ha materializado; después de todo, las tasas de interés y el crecimiento económico han estado en niveles bajos desde la crisis financiera de 2008. La pregunta es si el panorama posterior a la crisis representa una desaceleración temporal del ritmo de crecimiento al que hemos estado acostumbrados desde la Segunda Guerra Mundial, o si esto es lo que de ahora en adelante va a ser normal. Es cierto que en algunas economías avanzadas los rendimientos a largo plazo han aumentado últimamente, pero lo que nos enseñó la experiencia de Japón es que no podemos estar seguros de si el escape de la trampa de escaso crecimiento y tasas de interés bajas es algo que está a punto de suceder o si va a ser duradero.

Márgenes deprimidos

En el capítulo 2 del Informe sobre la estabilidad financiera mundial (Global Financial Stability Report), preparado por el FMI, se analiza el impacto probable de un estancamiento prolongado. Algunas de las consecuencias ya parecen estar a la vista. La denominada curva de rendimientos, es decir, la diferencia entre las tasas de interés a corto y a largo plazo, ya se ha achatado. Para los bancos, que suelen obtener dinero en préstamo a tasas relativamente bajas por períodos cortos y prestarlo por períodos más largos a tasas más altas, esto se traduce en menores ingresos. A los bancos por lo general les resulta difícil reducir las tasas de interés de los depósitos a menos de cero, de tal manera que las tasas más bajas tienden a deprimir los márgenes. Y dada la probable disminución de la demanda de crédito de los hogares a medida que la población envejece y que persiste el crecimiento bajo, los mayores volúmenes de préstamos no pueden compensar los menores márgenes. En cambio, cabe prever un aumento de la demanda de servicios basados en comisiones y transaccionales.

Examinemos más detenidamente un escenario de estancamiento a largo plazo:

¿Cómo deberían responder las autoridades y los reguladores a estos cambios en el panorama financiero? He aquí algunos principios generales:

Además, quizá las empresas administradoras de activos necesiten una supervisión más estricta a medida que su participación en el sistema financiero continúe creciendo. Concretamente, es posible que los reguladores deban vigilar las amenazas a la estabilidad financiera planteadas por la creciente popularidad de los fondos indexados pasivos, los cuales pueden reducir la diversidad de las inversiones y propiciar el comportamiento gregario entre los administradores de fondos.