Este blog fue publicado por el Fondo Monetario Internacional.

By Mai Chi Dao, Mitali Das, Zsoka Koczan y Weicheng Lian

(Versión en English)

La proporción del ingreso nacional que perciben los trabajadores remunerados permaneció en gran medida estable durante décadas en muchos países, pero desde los años ochenta ha venido disminuyendo. Según el capítulo 3 de la edición de abril de 2017 de Perspectivas de la economía mundial (informe WEO), esta tendencia obedece al rápido progreso de la tecnología y la integración mundial.

La participación de la fuerza laboral en el ingreso se reduce cuando los salarios crecen a un ritmo más lento que la productividad, es decir, la cantidad de producto por hora de trabajo. El resultado es que una proporción cada vez mayor de las mejoras de la productividad ha estado beneficiando al capital. Y como el capital tiende a concentrarse en los extremos superiores de la distribución del ingreso, las participaciones más reducidas de la fuerza laboral en el ingreso tienden a elevar la desigualdad del ingreso.

Tendencia a la baja

En las economías avanzadas, las participaciones de la fuerza laboral en el ingreso iniciaron una tendencia descendente en la década de 1980, y alcanzaron su nivel más bajo del último medio siglo justo antes de la crisis financiera mundial de 2008–09; desde entonces no se han recuperado sustancialmente, y ahora están en un nivel casi 4 puntos porcentuales más bajo que en 1970.

A pesar de las mayores limitaciones de datos, las participaciones de la fuerza laboral en el ingreso también han disminuido en las economías de mercados emergentes y en desarrollo desde comienzos de la década de 1990, sobre todo en las economías más grandes de ese grupo. En China, por ejemplo, pese a los notables avances logrados en materia de reducción de la pobreza en las últimas dos décadas, las participaciones de la fuerza laboral cayeron de todos modos casi 3 puntos porcentuales.

De hecho, como el crecimiento sigue siendo deficiente en muchos países, el reconocimiento cada vez más claro de que el aumento del crecimiento no se ha distribuido ampliamente ha exacerbado la reacción contra la integración económica y ha avivado el apoyo a favor de políticas aislacionistas. Esto es algo que se ha observado especialmente en varias economías avanzadas.

En nuestro estudio se analizan a fondo los síntomas y las causas de esta tendencia de contracción de la participación de la fuerza laboral en el ingreso.

Tecnología: Un factor clave en las economías avanzadas

En las economías avanzadas, aproximadamente la mitad de la disminución de la participación de la fuerza laboral puede atribuirse al impacto de la tecnología. El fenómeno obedeció a una combinación de rápido progreso en el ámbito de la información y las telecomunicaciones y una alta proporción de empleos fácilmente automatizables.

La integración mundial —reflejada en las tendencias de comercio de bienes finales, la participación en las cadenas mundiales de valor y la inversión extranjera directa— también ha incidido. Se estima que su contribución es aproximadamente la mitad que la de la tecnología. Como la participación en las cadenas mundiales de valor suele implicar la subcontratación en el exterior de las tareas de uso más intensivo de mano de obra, la integración reduce la proporción del ingreso de la fuerza laboral en los sectores de bienes transables.

Es cierto que resulta difícil separar nítidamente el impacto de la tecnología del de la integración mundial, o del de las políticas y reformas. Pero los resultados en el caso de las economías avanzadas son convincentes. Juntas, la tecnología y la integración mundial explican cerca del 75% de la disminución de la participación de la fuerza laboral en el ingreso en Alemania e Italia, y cerca del 50% en Estados Unidos.

Integración mundial: Efecto mayormente positivo en las economías de mercados emergentes

En las economías de mercados emergentes y en desarrollo, la integración mundial ha ampliado el acceso al capital y la tecnología, y, al potenciar la productividad y el crecimiento, ha permitido una mejora de los niveles de vida y ha sacado de la pobreza a millones de personas.

Sin embargo, estas fuerzas también pueden estar asociadas a menores participaciones de la fuerza laboral en el ingreso, cuando desplazan la producción en las economías en desarrollo y de mercados emergentes hacia actividades de uso más intensivo del capital. Se observa que la integración mundial, y más específicamente la participación en las cadenas mundiales de valor, fue el factor clave que determinó la reducción de las participaciones de la fuerza laboral en los mercados emergentes.

No obstante, este efecto podría ser interpretado como benigno: es el resultado de una profundización del capital que no lleva necesariamente aparejada una dislocación del empleo  o una reducción salarial. En Turquía, por ejemplo, la disminución de la participación de la fuerza laboral en el ingreso de alrededor de 5 puntos porcentuales obedece casi exclusivamente al rápido aumento de la participación en las cadenas mundiales de valor.

La tecnología, en cambio, ha desempeñado un papel menos protagónico en estas economías. Las razones son una reducción más moderada del precio relativo de los bienes de inversión y una menor proporción de empleos automatizables.

Los empleos de mediana calificación, los más afectados

Otra conclusión importante de nuestra investigación es que la disminución de las participaciones de la fuerza laboral en el ingreso en las economías avanzadas ha sido particularmente notable en los empleos de mediana calificación. La tecnología que facilita la automatización de las tareas rutinarias ha absorbido muchas de las funciones que realizaban estos trabajadores, y eso ha contribuido a una polarización del empleo en ocupaciones o bien de alta calificación o bien de baja calificación.

Este fenómeno de “vaciamiento” se ha visto agravado por la integración mundial, dado que las empresas en las economías avanzadas tienen cada vez más acceso a la oferta mundial de mano de obra a través de las cadenas de valor transfronterizas.

Afrontar el cambio

Nuestra conclusión es que si bien los avances tecnológicos y la integración económica mundial han sido motores fundamentales de la prosperidad mundial, su impacto en la participación de la fuerza laboral en el ingreso plantea un desafío para las autoridades: cómo distribuir más ampliamente los beneficios. El diseño de respuestas específicas en materia de políticas desde luego dependerá de las circunstancias propias de cada país, y habrá de basarse en pactos sociales.

En la segunda parte de este blog presentaremos nuestras observaciones acerca de las tendencias de las participaciones en función de las aptitudes y los sectores, así como posibles respuestas en materia de políticas. También examinaremos en más detalle un nuevo índice multinacional que mide la proporción de ocupaciones que están en riesgo de ser automatizadas. ¡No se lo pierda!