Fabián Salazar Guerrero. Director Fundación para el diálogo y la cooperación interreligiosa INTERFE

Comenzaré afirmando que todas las semanas del año son “santas”, que estas fechas de celebración no tienen significado por sí mismas sino en la medida que nosotros les demos un sentido salvífico.

Debemos entender «santa» no como prohibido o aburrido, debemos entender «santa» como oportunidad de vivir las siguientes condiciones:

–      Memoria

Cada Semana Santa estamos llamados a recordar los hechos de la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo, contemplando profundamente las acciones salvíficas que hace más de dos mil años marcaron la historia de la humanidad. Se conmemora en forma litúrgica, narrativa y a través de representaciones y de procesiones los diferentes pasos que se desarrollan desde la entrada triunfal a Jerusalén, pasando por los hechos de la Pascua que llevaron al desenlace en la cruz, todo lo anterior leído a la luz de la resurrección. Vivir en memoria es hacer opción vital la profesión de fe  «que Cristo murió por nuestros pecados según las Escrituras que lo sepultaron y que resucitó al tercer día como también dicen las escrituras» (1 Cor 15,3-4)

–      Presencia

La Semana Santa actualiza en el presente el amor pascual, no deja los relatos de la Pasión como un hecho en el pasado sino que confronta con la muerte, en nuestros días, de las diferentes víctimas y con el imperativo de su cuidado y su liberación. Compromete con la esperanza en medio de un mundo que parece perderla en un mar de odios y violencia. Hoy no se puede decir que se ama a Dios sino se protege a los hermanos sino los ayuda con sus cruces de dolor, de injusticia y de soledad.

–      Legado.

En la última cena deja Jesús el proyecto de vida para todo hombre y mujer de buena voluntad «Les doy este mandamiento nuevo: que se amen los unos a los otros. Si se aman los unos a los otros, todo el mundo se dará cuenta que son discípulos míos» (Jn 13, 34-35), la enseñanza está antecedida por el gesto profético de humildad en la que el maestro lava los pies a sus discípulos haciendo presente el precepto que aquel que quiera ser primero debe ser último y servidor de todos.

–      Misión – Testimonio  

En Semana Santa se recuerda que aquel envío misionero se hace a todas las generaciones y no únicamente a los primeros discípulos. No es un asunto de otros o de religiosos, o pastores, o sacerdotes sino el compromiso fundamental de todo bautizado de dar razón de su fe y contagiar con la propia vida.

No es un asunto de proselitismo sino de coherencia entre lo que se cree y se vive en medio del mundo. En palabras de la oración de Jesús:

«Como me enviaste a mí entre los que son del mundo, yo también los envío a ellos que son del mundo… No te ruego solamente por éstos sino también por los que después han de creer en mí al oír el mensaje de ellos» (Jn 17, 18,20)

–      Entrega sacrificial.

La Semana Santa muestra el amor llevado a la plenitud de entrega de la vida por los amigos y hasta por los enemigos, en una obediencia amorosa de cruz. No es la glorificación del masoquismo, ni la de un Dios sediento de sangre, ni el señalamiento contra un pueblo, ni la del sadismo morboso de la muerte violenta, por el contrario la cruz es el resultado de una vida coherente que incomodó a muchos mediocres, una vida comprometida que denunció los abusos, una vida misericordiosa que se opuso a la marginación y al desprecio, una vida pacífica contraria a las tentaciones de la venganza, una vida plena que vence la muerte.

–      Unidad

La Semana Santa nos exhorta a vivir la unidad en la diversidad. Mientras que como cristianos no se den testimonio de superación de los odios internos, las persecuciones, insultos, acusaciones y divisiones no podemos cumplir el deseo de la oración de Jesús:

«Te pido que ellos estén completamente unidos que sean una sola cosa en unión con nosotros, oh Padre, así como tú estás en mí y yo en ti. Qué estén completamente unidos para que el mundo crea que Tú me enviaste» (Jn 17,21)

¿Cómo se puede celebrar la Semana Santa si seguimos dividimos por nuestros orgullos, nuestros egos, nuestros temores y nuestras luchas de una iglesia contra otra?

Para todos y todas que tengan una Semana Santa llena de reflexión y cambios de vida para su felicidad.

 

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