Fabián Salazar Guerrero. Teólogo. Director Fundación INTERFE.
En la vida se nos presenta la oportunidad de hacer cambios que son necesarios para nuestra tranquilidad, para nuestra prosperidad o simplemente porque ya terminamos una etapa. Son momentos de valentía para vencer los temores, las inercias que da la comodidad de la rutina y las incertidumbres frente al futuro próximo. Esto me ha pasado y por eso les comparto con cariño la revisión de este blog.
La vida misma, nos da señales para decirnos que son necesarios los cambios para asumir nuestra felicidad y frente a estos llamados podemos tomar decisiones planeadas y aceptadas o por el contrario desatenderlas, con la consecuencia de la improvisación o de la frustración. Es por eso que debemos buscar las mejores decisiones posibles con el fin de cambiar nuestra situación actual a una más acorde con nuestro bienestar material y espiritual y en la que realmente podamos sentirnos realizados en el camino que cada uno quiere para sí mismo.
Aceptar la necesidad de cambiar es también reconocer que podemos cerrar ciclos en la vida, que si no se clausura de manera adecuada, esta situación le quitará energía a las nuevas posibilidades de crecer que nos esperan. El cambio pide una gran dosis de perdón, de fortaleza para dejar los duelos atrás y sobre todo de mucha fe en que los tiempos venideros pueden ser mejores.
Una de las tentaciones más comunes es fabricar disculpas para aplazar los cambios. Aunque intentemos engañarnos diciéndonos que “todo está bien” los únicos perjudicados seremos nosotros mismos. Esa inconformidad, esa tristeza, ese sin sentido, ese malestar de la existencia no se irán por arte de magia sino tomamos la firme voluntad y la decisión de producir o de aceptar los cambios en nuestra existencia, inspirados en el amor propio y el deseo de ser verdaderamente felices.
He aquí algunas preguntas que nos pueden servir de guía para hacer un diagnóstico de nuestra situación:
- ¿Me siento a gusto en la situación actual en la que me encuentro?
- ¿A pesar de tenerlo todo me siento vacío?
- ¿Estoy rodeado y me invade un sentimiento profundo de soledad?
- ¿Me esfuerzo cada día y siento que no avanzo?
- ¿Estoy contento y realizado en mi trabajo?
- ¿Quiero cambiar mi vida, pero no sé cómo hacerlo?
- ¿Tengo miedo del futuro?
- ¿Sufro en silencio?
- ¿El círculo que me rodea me ayuda a crecer?
- ¿Esto era lo que deseaba para mí en esta edad?
- ¿Tengo pendientes sueños por realizar?
- ¿Existe algún motivo que anime mi cambio?
- ¿Me siento con la persona inadecuada?
A partir de revisar con sinceridad las respuestas anteriores, es necesario preguntarse ¿Será que llegó el momento de hacer un cambio en la vida?
Algunas estrategias para acompañar ese cambio:
- Revisar nuestra propia historia y recordar aquellos momentos en que los cambios nos ayudaron a crecer, los momentos en que superamos dolores o temores y las oportunidades que tuvimos de ser mejores. Ésta será una motivación para recordarnos que si antes lo pudimos hacer ahora también podemos.
- Leer biografías de mujeres y hombres destacados en diferentes áreas y en especial aquellas de nuestro interés; esto nos servirá de inspiración para avanzar, a pesar de las dificultades, de la edad, de los recursos, de los obstáculos o de los qué dirán.
- Hacer una lista de aquellas tareas que creemos tener pendientes en nuestra vida para comenzar a realizarlas de inmediato. Los sueños necesitan cumplirse ya, aquellas cosas que nos hacen felices nos esperan con prontitud, las oportunidades de crecer están cerca, las ocasiones de consentirnos no dan espera, los momentos para sonreir son actuales. Tenemos todo un universo de posibilidades para tomar en nuestras manos.
- Fortalecer el circulo afectivo cercano que nos ayude a sostener un cambio en nuestra vida y al tiempo crear nuevas redes de amistades que nos lleven a nuevas rutas, a nuevos aprendizajes y sobre todo a nuevas maneras de ver lo que nos rodea.
- Planear viajes a lugares que comúnmente no pensaríamos en ir; seguro nos abrirán nuevos horizontes que generarán un cambio en la forma de sentir el mundo. Ya no seremos iguales a nuestro regreso. También es posible pensar en vivir en otra ciudad u otro país como oportunidad de empezar de nuevo.
- Buscar nuevos espacios de interacción, sean en voluntariados, en círculos de conversación, en deportes, en actividades artísticas o en grupos de afinidades; ellos nos aportarán nuevas experiencias y aprendizajes a partir de conocer nuevas personas.
- Estudiar un idioma nuevo, ojalá algo diferente a los convencionales del contexto; esto en verdad transforma la mente, ya que no sólo se aprende una lengua sino una cultura y se permea una nueva cosmovisión, lo cual traerá consigo nuevas oportunidades.
- Aprende un oficio fuera de tu profesión. Esta alternativa abrirá espacios distintos que un día pueden convertirse en una posibilidad económica importante; también serán la posibilidad de mantenernos sanos y útiles.
- Explorar nuevas alternativas laborales y/o buscar nuevos emprendimientos empresariales o sociales independientes. Es hora de disfrutar lo que hacemos.
- Ser agradecidos por todo lo que tenemos y agradecer por anticipado por todo lo que seremos y tendremos.
Y lo más importante nos debemos alejar lo antes posible de aquellos lugares, situaciones y personas que nos hacen retroceder, que nos tienen atascados, que nos producen miedo a continuar y que nos atan con dolor; el cambio pide coraje pero los frutos son dulces, pues podremos al fin respirar y ver la luz en medio de tantas sombras de dudas y tristezas.
Es importante dejarse ayudar en la construcción de un Nuevo Proyecto de Vida y confiar en que Dios nos acompañará en el Camino.
Gracias por divulgar en sus redes sociales e inscribirse en este blog de Diálogos Espirituales.
Sigamos en contacto en
@teologosalazar