Teólogo Fabián Salazar Guerrero. Director Fundación INTERFE.
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El recorrido histórico de las relaciones, entre la Iglesias Católica Romana y Luterana, han estado marcadas por luces y sombras, y también se puede decir por sangre. Aún hoy no deja de despertar sospechas entre los fieles los acercamientos, las celebraciones y los mutuos gestos de perdón. En ambas orillas, muchos fueron educados para descalificar al otro, para verlo como infiel, como perdido doctrinalmente, moralmente débil y hasta calificarlo de “falso cristiano”. Esto ha creado una inercia eclesial que dificultad la reconciliación pero que con voluntad y confianza en Dios es posible superarla.
Se requiere intentar un cambio en el lenguaje, una revisión histórica de los acontecimientos, un reconocimiento mutuo de la verdad del otro, el unirse fraternamente en la oración y hacer estudios teológicos conjuntos. Para dar estos pasos deseables, se debe iniciar reconocimiento que en general entre los católicos es poco el conocimiento de las implicaciones de la Reforma (y la Contra Reforma), la histórica de la Iglesia, la vida de Lutero o de los reformadores; por otra parte, no les es fácil al feligrés promedio diferenciar entre las diferentes comunidades cristianas colocándolas en el mismo nivel a Iglesias históricas y comunidades eclesiales nuevas.
Los esfuerzos de acercamiento y de reconciliación de las relaciones fraternas, que no significan claudicar a los principios o doctrinas, se han concretado en diferentes encuentros, momentos de compartir y mutuos reconocimientos a nivel mundial y se espera que este impulso sea una oportunidad crecer en el respeto, el trabajo conjunto por la justicia, la producción académica y sobre todo fortalecer un testimonio de reconciliación que inspire al mundo.
Una de las primeras inquietudes, es si a estos eventos se les puede llamar “celebración”, ya que el hecho de la Reforma recuerda al Catolicismo una profunda herida de división que no puede pasarse por alto, esto también lo menciona el documento Del conflicto a la comunión Conmemoración Conjunta Luterano-Católico Romana de la Reforma en donde se afirma: “En 2017, cuando los cristianos luteranos celebren el aniversario del inicio de la Reforma, no estarán, por lo tanto, celebrando la división de la Iglesia de Occidente. Nadie que sea teológicamente responsable puede celebrar la división de los cristianos entre sí”.(1)
Es entonces que parece más conveniente hablar de una “Conmemoración”, el de hacer una memoria juntos, el rendir homenaje, el reconocer los méritos y un recordar que fuimos una unidad (y se está llamada a ella). Este conmemorar es camino de reconciliación; como lo recuerda el texto el texto de la Oración Ecuménica de Lund en Suecia:
Católicos y luteranos hemos empezado a caminar juntos por el camino de la reconciliación. Ahora, en el contexto de la conmemoración común de la Reforma de 1517, tenemos una nueva oportunidad para acoger un camino común, que ha ido conformándose durante los últimos 50 años en el diálogo ecuménico entre la Federación Luterana Mundial y la Iglesia Católica. No podemos resignarnos a la división y al distanciamiento que la separación ha producido entre nosotros. Tenemos la oportunidad de reparar un momento crucial de nuestra historia, superando controversias y malentendidos que a menudo han impedido que nos comprendiéramos unos a otros (2).
Este acercamiento es el fruto de tantos hombres y mujeres que durante generaciones no perdieron las esperanzas del encuentro, es el fruto de comités especializados en teología y biblia, de grupos académicos universitarios, de comités Pontificios y Diocesanos, de iniciativas de comunidades religiosas y parroquiales pero sobre todo de la vida cotidiana de matrimonios mixtos que creyeron en la unidad a pesar de las diferencias.
El acercamiento ha llevado a unas convicciones, que bien las expone la Carta Juntos en la Esperanza (3):
– Aquello que nos une a católicos y luteranos es más que aquello que nos divide, y dio expresión a la profunda convicción de fe, según la cual, a través del bautismo, unos y otros fuimos llamados en un solo cuerpo.
– Conjuntamente, avanzaremos cada vez más unidos hacia nuestro Señor y Salvador, Jesucristo.
– Vale la pena permanecer en diálogo.
– Es posible dejar atrás el conflicto.
– El odio y la violencia, también por motivos religiosos, no se deben trivializar ni mucho menos justificar, sino rechazar de plano.
– Los recuerdos nublados pueden desvanecerse una historia dolorosa no excluye un futuro brillante.
-Se puede pasar del conflicto a la comunión y emprender este camino conjuntamente y con esperanza.
– En la reconciliación hay un poder que nos libera para volvernos los unos a los otros, y también a los demás en amor y servicio.
La consideraciones anteriores se pueden resumir en los temas centrales de la conmemoración en torno a los siguientes aspectos que se consideran fundamentales: acción de gracias, arrepentimiento y compromiso con el testimonio común (4). En palabras de la Carta Juntos en la Esperanza:
- Acciones de gracias por el don de la Palabra de Dios y de las formas en que volvió a hablar y sigue hablando a la iglesia y al mundo hasta ahora; pero también por los dones particulares de la Reforma, así como aquellos que luteranos y católicos reconocen los unos en los otros.
- Arrepentimiento porque mientra se lidiaba con la diferencia, se perdió la unidad de la iglesia; pero también por el enorme sufrimiento que impuso a la gente común esas disputas teológicas que pasó a alinearse con intereses políticos hegemónicos e instrumentalizarse a tales efectos. De ahí que en los siglos XVI y XVII, en Europa se libraran largas «guerras religiosas»
- Compromiso con el testimonio común porque mientras luteranos y católicos continuamos buscando la unidad, nada impide nuestro testimonio conjunto de la alegría, la belleza y el poder transformador de la fe, en particular, sirviendo a quienes sufren pobreza, exclusión y opresión. La conmemoración Conjunta también invita a católica y luteranos a dar por la misericordia que reciben en y a través de Cristo.
Para hacer viables estos compromisos se requieres caracterizar un diálogo posible alcanzar una unidad deseable impulsada por la fe, sostenida en la caridad y animada en la esperanza.
El presente artículo termina con una exhortación de la Declaración conjunta en Suecia que llama a la continuar el camino de la búsqueda de la unidad y que recoge muy acertadamente el espíritu de los 500 años en su diálogo fraterno:
Exhortamos a todas las comunidades y parroquias Luteranas y Católicas a que sean valientes, creativas, alegres y que tengan esperanza en su compromiso para continuar el gran itinerario que tenemos ante nosotros. En vez de los conflictos del pasado, el don de Dios de la unidad entre nosotros guiará la cooperación y hará más profunda nuestra solidaridad. Nosotros, Católicos y Luteranos, acercándonos en la fe a Cristo, rezando juntos, escuchándonos unos a otros, y viviendo el amor de Cristo en nuestras relaciones, nos abrimos al poder de Dios Trino. Fundados en Cristo y dando testimonio de él, renovamos nuestra determinación para ser fieles heraldos del amor infinito de Dios para toda la humanidad(5).
Bibliografía
- Comisión Luterano-Católico Romana sobre la Unidad. Informe Del conflicto a la comunión Conmemoración Conjunta Luterano-Católico Romana de la Reforma en el 2017. Traducción al español: Rev. Dr. José David Rodríguez Revisión: Anna Villanueva / Rev. Federico Schäfer. Editorial Sal Terrae. 2013. Cantabria España. Num 28.
- Oración ecuménica conjunta en la catedral luterana de Lund. Viaje Apostólico de su Santidad Francisco a Suecia con motivo de la conmemoración común lutero-católica de la Reforma. 31 de Octubre de 2016.
- Juntos en la Esperanza. Conmemoración Conjunta Luterano-Católico Romana de los 500 años de la Reforma. Firman Su Eminencia Cardenal Kurt Koch, Presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos y Rev. Dr. Martin Junge, Secretario General de la Federación Luterana Mundial 2017. Original publicado el 11 de Octubre de 2017.
- Ibid.
- Declaración conjunta. Viaje Apostólico de su Santidad Francisco a Suecia con motivo de la conmemoración común lutero-católica de la Reforma. 31 de octubre de 2016