Dr. Teólogo. Fabián Salazar Guerrero. Asesor Espiritual. Director Fundación INTERFE.
El amor comienza con vivir en el presente, no en las épocas nostálgicas de amores pasados, ni en las esperanzas de novela de un amor venidero, ni en el lugar de los cuentos de hadas. Vivir el aquí y en el ahora del amor, que comienza por el amor propio, es vivir con intensidad y con generosidad de la existencia que recibimos como un maravilloso regalo.
Cuántos momentos vivimos atrapados por el pasado, encerrados en los recuerdos del ayer, mientras otros instantes se pierden en futuras ilusiones que en ocasiones son inalcanzables. Esto causa dolor y preocupación en la vida e impiden realmente ser felices. Frente a esta situación la mejor decisión es valorar el presente del Amor en sus diferentes manifestaciones, creyendo que lo merecemos.
Vivir el presente, el hoy, es darnos una meta para cada día que haga valioso el camino de cotidianidad, que nos dé la oportunidad de crecer en cada jornada y sobre todo de disfrutar lo que nos depara cada amanecer. No sea que pasados los años, la salud o el abandono de los seres queridos nos arrepintamos de no habernos amado o no haberlos amado como se merecían.
La mejor decisión es valorar el presente del Amor en sus diferentes manifestaciones, creyendo que lo merecemos.
Es tan valioso el hoy, por lo tanto no podemos dejarnos atrapar por la enojo. El ejercicio de no entrar en cólera es un profundo ejercicio de humildad y de reconocimiento de que nada hay en el mundo que nos pueda quitar la verdadera paz. No se está proponiendo la indiferencia sino la actitud de no echar más leña al fuego, para que se extinga las llamas del rencor y se manifieste el perdón y la sanación. Muchas veces en medio de la rabia decimos o hacemos cosas que hieren a quienes amamos y luego pasamos a rupturas afectivas dolorosas que pudieron ser evitadas.
Por otra parte ¿cuántas horas y hasta días en el presente se invierten en preocupaciones?. El temor por el dinero, los conflictos con la gente, la incertidumbre por el futuro, el miedo a la soledad, entre otras situaciones, quitan el sueño, la salud y la tranquilidad de la mente y el corazón. Olvidamos recordar que el tiempo es un bien no renovable, que algunos momentos son irrepetibles y que las personas que amamos pueden también irse.
Cuando nos sintamos llenos de presión por las circunstancias es recomendable abrazarse profundamente a si mismo, alegrarnos por estar vivos, cerrar los ojos para disfrutar lo que somos y confiar en el Amor Divino. Reconocer que somos más fuertes que las situaciones que nos acontecen y que el amor es una fuerza que todo lo puede vencer.
Vivir la valentía del presente nos lleva a dar las gracias amorosamente. Este es el principio del bienestar en todos los aspectos de la vida: la felicidad es posible cuando agradecemos lo que tenemos y reconocemos que todo es prestado, que no posemos nada de manera permanente y menos a las personas. El agradecimiento comienza por nosotros mismos, reconociendo nuestros propios esfuerzos, nuestros logros en la vida, nuestro valor como personas, nuestra capacidad de amar y ser amados, nuestra posibilidad de transcendencia.
Vivir la valentía del presente nos lleva a dar las gracias amorosamente. Este es el principio del bienestar en todos los aspectos de la vida: la felicidad es posible cuando agradecemos lo que tenemos.
Consolidar el amar como un hábito del presente, es también un ejercicio cotidiano de reconocer la bondad y la belleza que nos rodea, las maravillas de la creación, los detalles de cariño de quienes nos acompañan y disfrutar lo sorprendente que llega a ser todo cuando vemos con el corazón en serenidad.
Al final del día es recomendable hacer una revisión de jornada y mencionar al menos cinco situaciones de manifestaciones del Amor por las cuales agradecer.
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