Dr Fabián Salazar Guerrero. Teólogo. Asesor Espiritual. Director INTERFE.

 

Cada Semana Santa es un llamado a hacer presentes los hechos de la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo, contemplando profundamente las acciones salvíficas que hace más de dos mil años marcaron la historia de la humanidad. Se conmemora en forma litúrgica, narrativa, a través de representaciones y de procesiones los diferentes pasos que se desarrollaron desde la entrada triunfal a Jerusalén, pasando por los hechos de la pasión que llevaron al desenlace en la cruz, y todo lo anterior leído a la luz de la resurrección.

La Semana Santa muestra el amor llevado a la plenitud de entrega de la vida por los amigos y hasta por los enemigos. No es la glorificación del masoquismo, ni la de un Dios sediento de sangre, ni el señalamiento contra un pueblo, ni la del sadismo morboso de la muerte violenta; por el contrario, la cruz es el resultado de una vida coherente que incomoda a la mediocridad, una vida comprometida que denuncia los abusos, una vida misericordiosa que se opuso a la marginación, una vida pacífica contraria a las tentaciones de la venganza y una vida plena que vence la muerte.

La Semana Santa más que una fecha cultural es una bonita ocasión para reflexionar sobre la propia existencia, para establecer prioridades, para detenerse y para sentir un profundo agradecimiento con Dios.

Algunas de las siguientes preguntas pueden ayudarnos en la preparación:

¿Qué puedo hacer para invertir en mi crecimiento espiritual desde la oración, la meditación y el agradecimiento?

¿A qué quiero renunciar en mi vida, de todo aquello que me hace daño, que me limita, y que me hace infeliz?

¿Cuáles de mis adicciones dejaré de lado para lograr una vida más plena y libre?

¿Qué decisiones tomaré para darle más silencio y calma a mi cotidianidad?

¿Qué puedo hacer para servir generosamente a mis semejantes?

¿Qué acciones realizaré para compartir mis bienes y talentos con los más necesitados?

¿Qué alimento espiritual en lecturas y reflexiones seleccionaré para seguir fortaleciendo mi espíritu?

¿Qué películas o series, fuera de las tradiciones de Semana Santa, buscaré para comprender mejor mis propias creencias?

¿A quién iré para darle de corazón mi perdón? ¿y a quien a pedirlo?

¿Puedo dejar la tristeza, la costumbre de quejarme y el miedo, para continuar mi existencia de manera plena?
Y finalmente ¿Cómo manifestaré el Amor renovado del Dios de la Vida en mí?

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