Fabián Salazar Guerrero PhD. Doctor en Teología. Ciber acompañante Espiritual.

En esta crisis de la pandemia es muy importante acompañar con todo el cariño a los niños y niñas en casa. Esta época está marcando sus vidas y necesitan de todo el apoyo de los adultos, pues es especialmente difícil para ellos dejar sus juegos, el aire libre, sus colegios y sus amigos.

Estas son algunas de recomendaciones para padres y/o madres de familia, o acompañantes, ya que no sabemos cuánto tiempo seguirá el aislamiento preventivo:

– Expresar con afecto a los hijos la más sincera ternura. Este el momento de cuidarnos con gentileza, y dulzura, si les cultivamos estos sentimientos ellos responderán de igual manera.

– Promover el buen humor. En medio de las situaciones de confinamiento las sonrisas o los detalles divertidos pueden ser una gran medicina para prevenir los conflictos.

– Invitar a los hijos llamar a sus amigos o familiares cercanos y darles la oportunidad de seguir cultivando sus relaciones sociales y permitirles de esta manera sentirse acompañados.

– Tener paciencia cuando se les ayude con sus tareas escolares, ya que para ellos es también nuevo un escenario de educación virtual. Es comprensible que todos estemos estresados, pero ellos no tienen por qué recibir nuestras tensiones.

– Darles tareas dentro de casa y felicitarlos cuando las hacen bien, haciéndolos sentir que son valiosos y que su aporte es importante ayuda a mantener un buen ambiente en el hogar.

– Separar de momentos para disfrutar de una agradable conversación con los seres queridos. Apagar la televisión y los celulares. Animar a los hijos expresar y escuchar sobre experiencias, anécdotas, consejos y enseñanzas. Que sea un privilegio, escuchar a los abuelos y abuelas.

– Decirles a los hijos que se los ama mucho. Para ellos es también muy complicada la situación y necesitan sentirse seguros para vencer tantos comentarios negativos, miedos en las calles y noticias desalentadoras.

– Hablar sobre las molestias o malos entendidos a tiempo para que no escalen de tono o de acción de manera innecesaria. Es también la ocasión de ser comprensivos, de perdonar los errores, de no responder con violencia y sobre todo de ser ejemplo de paciencia y comprensión.

– Respetar sus momentos de privacidad. Ellos necesitan espacios y momentos para estar solos y hacer las cosas que les gustan. Teniendo en cuenta las propias circunstancias es conveniente dejarlos sentirse dueños de espacios y momentos propios.

– Separar oportunidades para jugar juntos en familia, ser creativos e inventar formas divertidas de pasar el tiempo. Luego de tantas obligaciones y tensión es muy valioso encontrar momentos para expresar nuestro gozo y alegría de vivir.

-Ser claros con las reglas, y horarios en la casa y sobre todo dar ejemplo para exigir su cumplimiento. Es muy importante no sólo imponer sino llegar a acuerdos, pues si toda la familia se siente implicada la armonía se conservará mejor.

-Estar atento a escuchar a los hijos para hacerles seguimiento de cómo están afrontando estos días, pues ellos también sienten preocupación, ansiedad y frustración por el encierro. Es necesario estar atentos por si se necesita ayuda profesional.

-Promover un ambiente sano, donde sea posible el descanso y la tranquilidad. Como adultos hacer todo lo posible para evitar el consumo de licor o cigarrillos, los gritos, o las peleas. Si ellos se sienten respetados y protegidos podrán hacer de esta especie de encierro una oportunidad de crecimiento.

– Estar atento para evitar cualquier tipo de vulneración a su dignidad o a sus derechos. Y denunciar a las autoridades si se es testigo de cualquier delito, o daño. Los demás niños son también nuestra responsabilidad y es nuestra obligación protegerlos.

– Separar momentos para el cultivo de la vida espiritual, pues como dice el adagio: familia que ora unida permanece unidad. Es primordial cultivar su fe y su esperanza para que sientan, que con la compañía de Dios, saldremos adelante y que la vida nos dará la oportunidad de ser la mejor versión de nosotros mismos como familia y humanidad.

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