Una de las fórmulas rituales que me parecen más hermosas es aquella utilizada en las bodas para resignificar el amor y entrega de la pareja y que recita “yo te recibo a ti y me entrego a ti y prometo serte fiel en la prosperidad y en la adversidad, en la salud y en la enfermedad, y así amarte y respetarte todos los días de mi vida”.

Me hace pensar que ese sería el compromiso que deberíamos formularnos prioritariamente a nosotros mismos, y en primera persona prometernos a aceptarnos, cuidarnos y respetarnos en todas las circunstancias de la existencia desde un amor profundo. Podríamos diseñar afirmaciones como las siguientes y buscar un momento hermoso para formularlas en un ambiente de intimidad, de celebración y de gozo.

ME PROMETO:

– Amarme, respetarme, valorarme y perdonarme pues merezco ser feliz, pleno, saludable y próspero.

–Buscar para mí, la felicidad sin límite y a sentirme orgulloso por lo que soy.

-Ver el mundo con esperanza y superar con sabiduría las dificultades, los enojos y los obstáculos cotidianos.

-Dejar fluir mi niño interior y permitirme descubrir belleza y la bondad en todo lo que me rodea.

-Avanzar por la vida sembrando dulzura, sonrisas, y generosidad, confiando que todo se me será multiplicado.

-Renunciar a quejarme, lamentarme o acusar a otros de mi dolor y asumir mi responsabilidad de cambiar mis circunstancias actuales a mi favor

– Vivir con intensidad cada momento del presente y sentir que cada día es una oportunidad para ser Feliz.

– Ser valiente en perdonar y pedir perdón, dejando atrás los rencores, las venganzas y las situaciones que oscurecen los sentimientos de mi corazón.

-Cuidar de mi cuerpo y mi mente con adecuada alimentación, descanso, actividad física, autocuidado, pensamientos positivos y autoestima.

-Permitir que llegue una pareja amorosa, respetuosa, sincera, trabajadora y espiritual que acompañe mi camino,

-Buscar y conservar amistades maravillosas con las cuales compartir gratos momentos, recibir y dar ayuda, escuchar consejos y aprender mucho de ellos.

-Ser profundamente libre, auténtico y original para aceptarme en todas mis expresiones, luces y sombras, pensamientos, sueños y emociones

–Expresar a mis sentimientos de manera calmada, sincera, profunda, sin guarda aquello que me haga daño, estableciendo límites claros y aceptando que puedo cambiar de decisiones para mi bienestar según lo dicte mi corazón

-Respetar y comprender con paciencia el camino y el proceso que llevo, tenerme paciencia, aceptar mi ritmo, ser dulce y comprensivo para valorar cada uno de paso que doy a mi meta de ser una mejor versión de mí mismo.

-Aceptar cada etapa de mi vida con entusiasmo, aprovechando todas sus posibilidades, agradeciendo por las experiencias y disfrutando al máximo la alegría de existir.

-Sanar las heridas y buscar ayuda para salir adelante, devolviéndole el brillo a mi sonrisa, la dulzura a mi mirada y la armonía a mis relaciones.

-Disfrutar del silencio, la oración y la meditación para encontrar en calma mi ser, mi poder infinito y mi paz interior en la vida cotidiana.

-Tomar con sabiduría, confianza y madurez buenas decisiones que armonicen todas las dimensiones de mi vida.

-Trabajar con entusiasmo en aquello que me haga pleno, progresar en todas mis dimensiones, disfrutar los frutos de mi esfuerzo e inspirar a otros a seguir su propio camino

-Protegerme y apartarme de aquellas personas, situaciones, labores o pensamientos que me hagan daño o me quiten la libertad o la dignidad.

–Buscar a la divinidad en mí, reconocer mi capacidad creadora, ser agradecido con Dios por su infinito Amor, y con convicción vivir la dignidad de estar hecho a su imagen y semejanza.

Crea tus propias frases de compromiso, lo importante es que lo hagas como un acto de amor a ti mismo y en verdad te comprometas a cumplirlos por tu felicidad.

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Fabián Salazar Guerrero PhD. Doctor en Teología. Asesor en belleza espiritual