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La seguridad vial es cada vez más importante para las ciudades, para los departamentos y por tanto, para el país entero. Los recientes accidentes de tránsito ocurridos en las vías de Chía, Zipaquirá, Bogotá, Medellín y Barbosa, los cuales involucraron a ciclistas, generan gran preocupación. Y aunque pocas veces quedan grabados, no hay que dudar que este tipo de percances se presentan a diario.
La cultura vial nunca ha sido nuestro fuerte; la mala fama se la han ganado desde los conductores de buses, los taxistas, los motociclistas, los particulares y los ciclistas, hasta los propios peatones. En otras palabras, no existe una cultura vial arraigada en la sociedad colombiana y esto es culpa tanto de los ciudadanos como de las autoridades. ¿Dónde queda la empatía y el respeto por los demás? ¿Por qué no respetamos las señales de tránsito? ¿Por qué siempre debemos tener un policía detrás para respetar las normas?
Encontrar las respuestas no es sencillo. Sin embargo, hace algunos años la escena era peor. No existían agencias especializadas en seguridad vial, ni tecnología, ni datos para realizar análisis, ni estrategias para implementar herramientas multidisciplinarias con objetivos concretos. Desde el ojo común no existía señalización, ni vías peatonales, ni ciclorrutas, ni semáforos inteligentes ni nada por el estilo. En esto hemos avanzado mucho, claramente, las nuevas generaciones convivirán de otra manera.
Si lo contemplamos bien, quien conduce un automotor de más de dos toneladas mediante el mínimo esfuerzo de tocar un acelerador y un timón, carga la mayor responsabilidad en una vía. Obviamente que los accidentes también pueden ser ocasionados por los ciclistas y hasta por los peatones, pero tal vez sean los conductores de los diferentes tipos de automóviles quienes deben tener mayor precaución por la posición que ostentan y por la fragilidad de los demás actores.
Asimismo, las calles urbanas y las carreteras intermunicipales e interdepartamentales deberían tener un mejor estado en cuanto a su infraestructura. Esto incluye que el asfalto no presente huecos ni desniveles y que esté en óptimas condiciones. También, que cuenten con la debida señalización, semaforización y un carril exclusivo para ciclistas. Todas las carreteras del país deberían tener un espacio incluyente para biciusuarios, así se evitarían muchos accidentes y se tendrían vías más democráticas.
En esta era de la información ya es aceptado por todos que la bici es más eficiente, más saludable, más económica y que genera beneficios para todos. Es el transporte personal del futuro; ya sea convencional, plegable, eléctrica, de carga u otra invención similar que aún no conocemos. Sabemos que a nivel urbano es el sistema ideal para los desplazamientos. También que es de fácil acceso mediante aplicaciones y sitios web donde también se pueden obtener indicadores para movernos del punto A al punto B, la ubicación de los bici-parqueaderos y ciclo-talleres, comercios bici-amigables y de todo tipo de información para que nuestra movilidad sea segura y eficiente.
La tecnología también nos ha permitido saber las estadísticas de la movilidad en las ciudades, desde cuántos vehículos se mueven en un punto y tiempo exacto, hasta cuánto contamina un sector específico al día. En cuanto a la seguridad vial, es un aliado definitivo. Podemos saber los números de siniestros, daños y lesiones y sus causas. Las intersecciones y lugares donde más ocurren, los días y horas y, en muchos casos, el por qué ocurren.
Con base en estos datos, se diseñan y se implementan estrategias buscando que la cifra de siniestros llegue a cero. Según la OMS, cada año mueren más de un millón de personas en el mundo por esta causa. Desde el lado pedagógico y de sensibilización, esta información nos enseña la importancia de respetar las señales de tránsito y las certeras posibilidades de causar un siniestro de no acatarlas. Son datos y números que ahora todos podemos obtener para sensibilizarnos y tener una mejor cultura vial.
En el Ministerio de Transporte, la agencia nacional de seguridad vial y las diferentes secretarías y entes locales vienen haciendo esfuerzos importantes desde hace unos 5 o 6 años con resultados exitosos, pero todavía con mucho camino por recorrer. Igualmente, la percepción común es la misma, salir a la calle es un gran riesgo. Por ello, no sólo es importante usar la tecnología para mejorar nuestra movilidad, también es muy importante acatar las señales de tránsito y tener mayor respeto hacia los demás, tal como esperamos ser respetados.
Bicycle Capital es un emprendimiento colombiano que ha logrado impulsar y edificar la movilidad en bicicleta con más de 12000 colaboradores de diferentes organizaciones a nivel nacional. Por medio de bicicletas compartidas, flotas empresariales, herramientas analíticas de movilidad y estrategias de cambios comportamentales, sus metodologías han alcanzado objetivos contundentes. Como parte de sus herramientas, se encuentra la capacitación y certificación en seguridad vial para medios alternativos de transporte. Con ella ha logrado institucionalizar en las organizaciones la importancia de las buenas prácticas en la vía, capacitar a comunidades enteras y lograr que cada día más personas logren que su movilidad sea segura y sostenible.
Dentro de sus grandes reconocimientos, dos de sus aliados estratégicos (Universidad EAN y Telefónica Colombia) fueron galardonados con el Premio a Innovación en Movilidad Sostenible por el World Economic Forum. Asimismo, el Banco Davivienda fue reconocido por la Secretaría de Movilidad por sus buenas prácticas en movilidad. En general, las organizaciones que han adoptado modelos de movilidad en bicicleta, como parte de su cultura empresarial, han logrado obtener reconocimientos importantes además de colaboradores más felices y productivos.
Como se observa, la seguridad vial no sólo depende de los ciclistas, pues involucra a los conductores de automotores y a los peatones. Asimismo, es un asunto en el que deben intervenir las distintas empresas y organizaciones junto a las autoridades. Todos deben poner de su parte para que movilizarse en las vías sea una actividad cívica, segura y grata.
el ciclista de todos los estratos se pasa semaforos en rojo y pares, se mete entre los carros , va en contravia por avenidas, le echa la cicla a la gente en los andenes , si se les pita lo insultan a uno, son un peligro y una afrenta al orden que debe haber en la circulacion. y no hay ni una propaganda en la calle que les diga que deben respetar las normas de transito como si lo hacen los carros.
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En carretera toca empezar por hacerlas bien y con lógica. Se volvió negocio la doble línea amarilla y no podemos condenar a todo el país a moverse a 20 kph detrás de una tractomula, y decir al mismo tiempo que son vías 4G. Un viaje de 200 kms Bogotá-La Dorada no se puede demorar 5 horas o más, no tiene presentación.
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Genial, la cultura a todo nivel es necesaria aunque sea lo más caro, demorado y díficil. Es un tema de todo el ecosistema. Mi aporte: hay que generar cultura y reglamento a todos, peatones, ciclistas, motorizados, buses, particulares, etc. Da tristeza por ejemplo, toda esa inversión (planificada o no en Bogotá) para los ciclistas y no respetan ni el espacio asignado, ni las señales, ni usan casco. Y por qué si queremos reglamentar al resto y a los ciclistas no, que son los más débiles. Me pregunto, ¿no estamos creando un monstruo con los ciclistas en la ciudad que hace lo que quiere?
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