El presidente de Rusia ante la ONU. Foto archivo El Tiempo.

Respecto a la guerra que estalló en Ucrania, no debemos conformarnos con la versión estadounidense y europea, también es importante conocer la versión rusa.

Por ejemplo, Rusia ha denunciado en varias ocasiones ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU) que en Ucrania hay un régimen nazi que llegó al poder mediante un golpe de Estado perpetrado hace más de una década. Adicionalmente, que dicho régimen ha cometido graves crímenes contra la población ucraniana de origen ruso al punto de prohibirles hablar en su idioma materno y de realizar un genocidio sistemático que busca su exterminio.

Asimismo, Rusia ha denunciado reiteradamente ante la ONU que tanto Estados Unidos como la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), están rodeando a su territorio de forma amenazante con bases militares, con un constante tránsito de tropas y que además han violado sistemáticamente su soberanía en distintos escenarios. Hechos que claramente, no fueron atendidos de manera oportuna por la organización.

En el caso concreto de Ucrania, Rusia acusa al actual presidente Volodímir Oleksándrovich Zelenski de pretender instalar bases militares de los Estados Unidos y de la OTAN en territorio limítrofe, poniendo en riesgo la seguridad nacional del pueblo ruso. Dichas bases militares junto al genocidio del pueblo ucraniano de origen ruso y la indiferencia de la ONU, desencadenaron la operación militar que hoy conocemos.

Es lamentable que el Estados Unidos que en el pasado luchó contra el régimen nazi de Hitler, hoy apoye al régimen nazi de Ucrania. Es lamentable que la Europa que en el pasado sufrió los horrores del régimen nazi de Hitler, hoy apoye al régimen nazi de Ucrania. Es lamentable que la comunidad internacional que en el pasado condenó al régimen nazi de Hitler, hoy esté del lado del régimen nazi de Ucrania.

Debemos recordar que fue Rusia el país que destruyó al régimen nazi de Hitler durante la segunda guerra mundial. Algo que se celebra cada 09 de mayo, Día de la Victoria en la Gran Guerra Patria. No se desconoce el esfuerzo de los estadounidenses ni el de los países aliados por luchar contra los nazis, pero claramente la historia demuestra que fue Rusia quien los derrotó militarmente. Por ello, es paradójico que hoy Estados Unidos esté del lado de sus antiguos enemigos y Europa del lado de sus antiguos verdugos con la intensión de perjudicar al pueblo ruso.

De hecho, la OTAN ya no debería existir porque fue creada después de la segunda guerra mundial para detener los avances de la extinta Unión Soviética. Además, porque ahora se está prestando para otros fines como es el invadir, saquear y destruir países petroleros a nombre de la libertad y la democracia. Es por eso que vimos a esa organización respaldando las numerosas intervenciones que realizó Estados Unidos en todo el Medio Oriente.

Y es que no se puede desconocer que el trasfondo de esta crisis es el mercado del sector energético. Rusia provee de gas natural a la Unión Europea, producto vital para la industria y para que la población pueda sobrevivir en el invierno. Es por ello que se construyeron los gasoductos Nord Stream 1 y Nord Stream 2 que llevan el gas desde Rusia hasta Alemania y de allí al resto de Europa. Y claramente, a Estados Unidos le interesa quedarse con ese negocio para poder vender su costoso gas licuado.

Por lo anterior, la comunidad internacional no debe apresurarse a condenar las acciones de Rusia ni las decisiones del presidente Putin sin antes comprender el contexto de esta coyuntura. Asimismo, el mundo debería abstenerse de tomar posición a favor de Estados Unidos, de la OTAN y del régimen nazi que hay en Ucrania sin antes comprender los factores que desencadenaron esta crisis. Como lo dijo un cineasta estadounidense: «En las películas de Hollywood, los gringos siempre son los buenos y los rusos los malos, en la vida real es al revés».

Por otro lado, preocupa que en Estados Unidos pretendan declarar a Colombia como un aliado extra de la OTAN sin siquiera consultar al estamento y al pueblo colombiano. El pasado miércoles 16 de febrero del presente año, el senador demócrata Bob Menéndez, radicó un proyecto de ley bipartidista titulado Acto para la Alianza estratégica EE.UU.-Colombia 2022, que pretende designar al país como un Aliado Principal No Miembro de la OTAN (MNNA, por sus siglas en inglés).

Con dicha designación, Colombia sería incluida en supuestos programas de investigación y desarrollo del Departamento de Defensa de los Estados Unidos y obtendría nuevas líneas de crédito para adquirir más material bélico, algo que busca endeudar indefinidamente al país y a la vez, controlarlo. Colombia también participaría en aparentes programas antiterroristas y en entrenamientos militares recíprocos además de prestarse como bodega para almacenar peligrosos elementos militares de EE.UU.

En la audiencia testificó el Subsecretario de Estado para el Hemisferio Occidental-Brian Nichols, el Subsecretario Asistente para Asuntos de Narcotráfico-Todd D. Robinson y la Encargada de América Latina en Usaid- Marcela Escobari. También varios senadores como el republicano James Risch que junto al demócrata Bod Menéndez, manifestaron su conocida retórica hacia Cuba, Rusia, Nicragua y Venezuela y su intención de volver a destruir los ecosistemas colombianos con glifosato.

Claramente, a Colombia no le conviene hacer parte de la OTAN, ni siquiera en calidad de MNNA. Es inaceptable que los congresistas estadounidenses se tomen atribuciones que no les corresponde y que desconozcan la soberanía colombiana al radicar proyectos de ley que ponen en riesgo nuestra seguridad nacional y la estabilidad de la región. Colombia no hace parte de los Estados Unidos y por tanto, los congresistas estadounidenses no tienen competencia ni legitimidad para decidir el destino de este país, mucho menos para designarlo como miembro de la OTAN sin que esto sea aprobado por el Estado colombiano y más que eso, por el pueblo colombiano.

Debemos entender que los intereses de los Estados Unidos no son los mismos intereses de Colombia. Nuestro país debe mantenerse alejado del conflicto que hay en Ucrania así como debe alejarse de cualquier otro conflicto internacional. Obviamente que preocupa la asistencia militar de Rusia a Venezuela, tanto como la asistencia militar de los Estados Unidos a Colombia que ha sido bastante intrusiva al punto de violar sistemáticamente nuestra soberanía. Sin embargo, lo último que debemos permitir es un escalamiento de las tensiones entre dos pueblos hermanos y una carrera armamentista en la región.

La comunidad internacional debe impedir que Colombia se convierta en la siguiente Ucrania. No tiene sentido que Colombia esté saliendo de una guerra civil que ha durado décadas, para inmiscuirse en conflictos extraterritoriales. Asimismo, Colombia debe mantener su tradicional estatus de país pacífico como miembro de los Países no Alineados y como miembro de la CELAC donde se proclamó a América Latina y el Caribe como Territorio de Paz.