A veces la vida no nos deja más remedio sino replantear nuestras creencias, aquellas cosas a las que les hemos dado poder y que ya no nos apoyan en nuestro crecimiento. Hay tantos paradigmas que han probado su total fracaso, más sin embargo seguimos depositando en ellos confianza porque no conocemos nada distinto. Nuestra relación con el dinero, y como este impone sus creencias sobre la abundancia y la carencia, o nuestra identidad tan ligada a nuestro trabajo, hacen parte de algunas de las cosas por las cuales regimos nuestras vidas con poco exito. ¿Qué tanta alegría o prosperidad real nos ha dado creer en tales suposiciones? ¿Y si hay otras maneras? ¿Qué se siente real en nuestro corazón?
Como dice Caroline Miss, la humanidad entró en la era de la razón cuando se hartó del oscurantismo supersticioso que rigió la vida durante siglos. Los humanos encontraron en la ciencia las explicaciones racionales que les permitían descansar de los amuletos y el fanatismo. Entiendo porque la humanidad dio gustoso ese salto, debió ser agotante entregar, desde el miedo, nuestros destinos a fuerzas ocultas. Algo muy distinto a que entregáramos nuestros destinos desde una conciencia amorosa y de confianza. La mente racional entró a explicarnos la vida desde las leyes de la ciencia, por ejemplo, la ley de la gravedad y otras leyes físicas que daban explicaciones donde antes hubo secreto.
En este punto de la historia, me parece que llevamos demasiado lejos nuestra necesitad de comprenderlo todo con nuestra mente racional. Hace poco estaba viendo un documental sobre los indígenas de la Sierra Nevada de Santa Marta en donde un extranjero fue invitado a seguir el recorrido de un grupo de Mamos cuya misión es proteger el Planeta. Para los habitantes nativos de la Sierra, la Madre tierra está en peligro, y su misión es protegerla. Ellos han designado unos puntos geográficos en la costa, frente al mar, que representan cada uno, un punto específico dentro de la Sierra. Cada punto está relacionado entre sí, se comunica la montaña con el mar y el mar con la montaña a través de estos puntos en un dialogo no evidente para nosotros.
Comenzando en Riohacha, los Mamos caminan por el trazado de la playa, y en cada punto de pagamento, hacen un tributo que permite restaurar la salud de la Sierra y del Planeta. En el documental, los científicos quieren que los Mamos expliquen de maneras que podamos comprender, como ocurre esta relación y porque es importante protegerla de los desarrollos mineros que ya han afectado varios de estos lugares. Los Mamos responden que el agua se los ha dicho, ella da sus mensajes a través de sus burbujas. Sentí mucha gratitud por el trabajo que hacen los Mamos, no tengo que entenderlo, pero confió en que ellos saben algo que yo olvide.
Cuando la ciencia me muestra imágenes del Cosmos, por ejemplo, me siento más cerca de mi misma, pero eso no responde a un proceso mental, simplemente la ciencia a veces logra mostrarnos la belleza infinita de lo vivo y no puedo sino sentirme privilegiada de compartir la vida con semejante fuerza. La mente racional permeó nuestras creencias y ahora nuestras relaciones con aspectos como el dinero o el poder responden a una lógica lineal que intentamos dominar y controlar. Existe un punto armónico de conocimiento que surge cuando la mente racional trabaja en conjunto con la emocionalidad. Ocurre cuando utilizamos nuestra inteligencia para fines maravillosos y al mismo tiempo confiamos en el misterio desde la Vida desde nuestra propia Divinidad.
@camilaserrnah
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