La manera como comemos dice mucho de nosotros mismos, revela íntimos secretos que quisiéramos ocultos. Tal vez por vergüenza o tal vez por culpa, los humanos hacemos grandes esfuerzos por esconder nuestro miedo y ansiedad. Es un extraño comportamiento, sin duda, finalmente es parte de la condición humana, tan normal como respirar. Un venado no juzga su miedo al león, simplemente lo siente, lo permite, y actúa, cuando el peligro pasa, olvida el miedo. En fin, el humano, oculta, finge y juzga, todo por no sentir lo que a su parecer son emociones negativas o reprochables. Pero a la hora de comer, poco queda en la oscuridad. Comer es un acto social que congrega a las personas, es un placer sentarse a la mesa con seres queridos y compartir el alimento. Inclusive si tratamos de esconder de los demás una disfunción a la hora de comer, será evidente para nosotros mismos que algo esta fuera de balance.
Cuando comemos emocionalmente, es simplemente un síntoma de que algo en nuestro interior necesita atención, tenemos un vacío interno. Si algo he aprendido en estos últimos años de intensa confrontación personal es que el humano es básico, y nuestros miedos también lo son. Estos tienen como raíz falsas creencias que susurran en nuestra mente que no somos suficiente, no somos capaces, no merecemos aprecio y amor. El primer paso para sanar, en mi opinión, es reconocer que hay un problema. De este punto en adelante, comienza una duro y personal camino de autoconocimiento. Debemos conocernos, ser capaces de entrar en el miedo y sentirlo. Debe anotarse que no existe algo mas incómodo que sentir el miedo, pero es necesario si queremos atravesarlo y ver es existe del otro lado.
Cuando vivimos en un estado de constante ansiedad, nuestra relación con la comida es un punto sensible y tiene alta propensión a verse afectado. La ansiedad es una emoción que esta enraizada en preocupaciones del futuro, en posibles escenarios que imaginamos en nuestra mente. La ansiedad se genera cuando estamos rumiando en nuestra mente, intentando resolver problemas futuros que hemos imaginados posibles y nos generan miedo. Cuando tenemos ansiedad frente a la alimentación, estamos imaginando qué vamos a comer, cuándo y cómo. En nuestra mente, queremos tanto estar en control de lo que comemos que lo mas probable es que perdamos el control tan pronto como se presente la oportunidad de comer mas de lo que es debido.
Como todos, he sentido ansiedad. He decidido conocer la ansiedad sin juicio, intentando que no me arrolle en sus turbulentas aguas. Es posible superar la ansiedad frente a la alimentación y la vida, si nos adentramos en las profundidades de la condición humana. Siempre habrá un punto de quiebre con una oportunidad para realizar milagros, y realizar milagros no es más, como dice el Curso de Milagros, que un cambio de percepción.
@camilasernah
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