Nací en un país católico, en una familia católica y asistí a un colegio católico en la ciudad de Bogotá. Sin embargo, en mi adolescencia, a la hora de hacer la confirmación, decidí que mi fe católica no se había arraigado lo suficiente en mi como para voluntariamente continuar la vida como una católica practicante. Cabe anotar que hubo mucho de rebeldia adolescente en mi decisión.
Pese al hecho de que algunos pensaron que al no ser miembro del catolicismo mi vida espiritual estaría en ruinas, mi búsqueda por una participación intima del mundo espiritual nunca menguó. Y fue mucho lo que busqué. Encontré libros, muchos libros. Leí a Antony de Melo y a Krishnamurti, a Caroline Myss y a Miguel Ruiz. Fueron muchos los autores en los que encontré un mensaje amigo, una voz suave con ideas reconfortantes. Durante un periodo de mi vida también explore terapias como reiki o bioenergética. Mas allá del tipo de terapia, hoy recuerdo con cariño las personas que encontré en ese camino. Recuerdo la mujer reikista que visite en su consultorio por años, recuerdo sus historias, sus manos cálidas.
No quiero descartar nada, y de la religión católica también rescaté algunas cosas para mi sagrado altar de múltiples colores y formas. A veces voy a misa y lo disfruto. Me gusta ver las caras de la gente cuando se arrodilla y ora con un corazón sincero y fiel. Tengo dos padres católicos que considero amigos y guías. De hecho, fue gracias a una homilía de uno de ellos, que decidí bautizar a mi hijo por el rito católico. El padre dijo, tu hermano conocerá a Dios si tu se lo muestras. En este planeta, no somos islas, somos una comunidad de almas, todos en esta escuela fascinante que es la vida. Me pareció una idea hermosa y cierta. Una de mis plegarias favoritas es de una santa católica española llamada Santa Teresa de Ávila.
Nada te turbe, nada te espante, todo se pasa, Dios no se muda, la paciencia todo lo alcanza, quien a Dios tiene, nada le falta, solo Dios basta.
Hoy en día no hago tantas cosas para encontrarme con la espiritualidad. Disfruto de un buen libro y lo saboreo con delicia pero no espero que solucione mi vida. Me inspiran muchas cosas, desde religiones hasta las personas que con sus historias de vida me muestran a Dios. Me encantó encontrarme con tanta cosa en este camino, pero lo que mas me gustó fue darme cuenta que todo eso me llevó a donde menos pensaba, a conocerme a profundidad, todo lo bonito, lo feo, lo oscuro, lo valiente y lo divino, que hay en mi.
@camilasernah
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