Mi esposo no siempre me cae bien, pero siempre me gusta. Cuando lo conocí nunca me imagine que esa persona iba a retarme de maneras tan descarnadas. No imagine posible que alguien diera en mis puntos flacos con tal precisión que sus Fortalezas y mis debilidades hicieran un baile tan hermoso y agitado. Tal vez en mis sueños adolescentes imagine un compañero que te ama y te acepta y hasta ahí llega la historia. Imagine un hombre que lo comprende todo y lo acepta todo y ese era el amor perfecto. Fácil, todo fluye. Años después, casada y con un hijo, entiendo que el amor y las relaciones de pareja son el vehículo perfecto para emprender juntos un viaje intenso de crecimiento. Antes de parecerse a un apacible río, se parece a un bochornoso trayecto lleno de penas y glorias. En el centro de ese viaje turbulento, yace un silencioso punto de amor, solido y enraizado.
Yo, sin darme cuenta, también encajo mis fortalezas en sus debilidades. No lo planee así, pero si se da y funciona cada vez que alguno de los dos necesita un empujón. Y hasta cuando sale mal, sale bien. Yo tengo el privilegio de presenciar como un ser humano se pliega y se despliega, como sube y como baja, como es valiente y temeroso. No digo que nuestra relación este garantizada porque nada en la vida esta garantizado, pero si doy las gracias por el camino recorrido y la constante incomodidad del crecer y madurar junto a alguien.
@camilasernah
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