Esta semana vi el documental Fed Up, una mirada aguda a la situación critica de la obesidad en Estados Unidos. Especialmente dolorosas encontré las historias de obesidad infantil. En el documental narran los casos puntuales de niños, que con 12 y 15 años, sufren las graves consecuencias emocionales y físicas del sobrepeso. Uno de los principales mensajes de Fed Up es que el enfoque que ataca al sobrepeso como una falencia de aquellos que la padecen es absurda y manipuladora. Básicamente ese argumento dice que la gente obesa necesita comer menos y moverse mas, y básicamente esa es la simple solución al problema. Esa mirada no comprende el problema, o lo esta manipulando. ¿Quién dice que la obesidad es culpa de la incapacidad de la gente para controlar lo que come? Principalmente, grandes fabricantes de comida procesada. Apoyados también en la falsa noción de que una caloría, provenga de una almendra o de una gaseosa, es igual, se procesa igual en el cuerpo y engorda igual. Esto es falso. Por su contenido de fibra, la caloría de almendra se metaboliza lentamente, manteniéndote satisfecho por mas tiempo. La caloría de gaseosa se metaboliza rápidamente como azúcar y dispara la insulina, la hormona que fabrica y almacena grasa corporal.

Otro tema fundamental del documental es comprender que uno de los culpables de nuestra crisis de salud actual es el azúcar. No la grasa, ni la carne, ni los lácteos. Es el azúcar, esa dulce presencia que se esconde en alimentos tan insospechados como jamones, vinagretas, yogures. El azúcar, en las cantidades que consumimos causa terribles consecuencias en nuestra salud, y además tiene un componente altamente adictivo. Si estamos hablando de adicción, poco espacio queda para debatir sobre posibles faltas de carácter o de voluntad de la gente o peor aun, de los niños. Y si estamos hablando de azúcar, de adicción y de alimentos procesados, debemos hablar de política. ¿Quien vigila lo que estamos compañías fabrican? ¿Quién regula la manera como las compañía mercadean a menores estos alimentos azucarados?

Pero mejor aun, hablemos de cómo vamos a actuar, desde la realidad de nuestras vidas, con nuestras elecciones diarias, con la manera como alimentamos a nuestras familias y las conversaciones que tenemos con nuestros hijos sobre lo que representa el alimento. La historia de obesidad infantil es tremendamente triste y necesita de nuestra atención urgente, pero afortunadamente, somos muchos, y frente al poder de millones que actúen con conciencia, no hay problema que no pueda reversarse.

@camilasernah
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