Hace unos días circulaba por internet un video sobre la industria láctea. Era un video corto hecho en Estados Unidos y con un tono muy subido y crítico, destruía la industria lechera. Vacas enfermas, golpeadas, infladas, explotadas, imágenes de abuso y violencia, de procesos mecanizados escalofriantes, realmente un golpe visual que te deja un nudo en el estomago. Las imágenes del video son reales, así sean documentadas en un formato documental sesgado y parcializado para producir una reacción. Después de verlo, me sentí afligida, lloré por el dolor de los animales y por nuestra indiferencia. Reflexioné un poco más y lo discutí con mi esposo. Me sentí más tranquila, alguien menos emocional en estos temas tenía una lectura distinta a la mía. Tal vez ya no quise ser una activista feroz en contra de la industria, pero mi reflexión a raíz de ver ese video es que la desconexión nos acaba. La vaca, el ternero, el río, el ave, el pez, el campesino, yo. Somos parte de lo mismo y no nos damos cuenta. Yo podría dejar los lácteos en cualquier momento, no siento apego a ellos. Pero debe ir mas allá. Hay una conversación pendiente que trasciende la decisión impetuosa de eliminar los adorados quesos y helados.
La industria de los lácteos tiene efectos devastadores en el medio ambiente y solo por eso todos debemos considerar reducir su consumo drásticamente. Sé que estamos cómodos y así nos han criado, en medio de una dieta de quesos suntuosos y leches espesas. Pero podemos incomodarnos un poquito, inclusive nuestra salud lo agradecerá. Los lácteos tienden a incrementar la producción de mucosidad en el cuerpo, y además estudios demuestran que los países desarrollados con más consumo de lácteos también tienen la tasa más alta de osteoporosis. El calcio se encuentra en cantidad abundante en verduras, semillas, frutos.
Mi recorrido personal con el alimento ha sido un largo trayecto que ahora me da la posibilidad de prescindir de un grupo alimenticio de tanta influencia como lo son los lácteos. Mi relación con el alimento se ha profundizado con los años, y en la misma medida honro y respeto su proveniencia. No invito a una actitud agresiva en contra de nada, no demoniza nada, eso no ayuda. Invito a la reflexión, a que prestemos atención a la situación del mundo actual. ¿Crees que puede mejorar? ¿Podrías tú ayudar de alguna manera a que mejore?
Camila Serna
Coach de Nutrición Integrativa