El Día sin Mujeres no es un día en donde nosotras desaparecemos de las calles. Es un día en donde la energía femenina se oculta de todo lo vivo. La sabiduría ancestral del Ying Yang dice que todo tiene dos polos opuestos que equilibran la vida. El Día sin Mujeres es un símbolo de esa energía femenina que se apaga. Y también se apaga en el interior de los hombres. En hombre que aprende a censurar su parte femenina es un hombre que sufrirá el destierro emocional. Todos los humanos debemos sentir para vivir, pero un hombre que resiste su emocionalidad, es un hombre con miedo, inseguro y violento porque en su extrema dureza pierde flexibilidad y apertura. No sabe que puede derrumbarse, no sabe que puede fallar y caer. Cada energía tiene unas habilidades acentuadas: la masculina es resolutiva, directa, encuentra soluciones, es cognitiva y toma riesgos. La femenina es intuitiva, receptiva, colaborativa y emocional. Juntas funcionan sabiamente.
Creo que parte del problema es que hemos polarizado la energía femenina y la masculina, las ponemos a luchar entre ellas; creemos que pueden existir por separado y que una es superior a la otra. Tal vez por eso la palabra feminismo causa rechazo entre los hombres. A veces el feminismo parece más una lucha de las mujeres por su masculinidad, y así todos perdemos el punto. Lo perdemos también cuando creemos que la violencia de género es culpa y responsabilidad de los hombres, las bestias maltratadoras. ¿Será esto correcto? ¿Una vez más nos apartamos del camino para que los hombres arreglen la situación? ¿Son ellos los que deciden si habrá o no una mujer más victima de la violencia? ¿Dónde queda todo el poder transformador de la fuerza femenina?
Es verdad que el mundo se inclina hacia la energía masculina, y este desbalance causa muchos problemas en nuestro mundo; estamos urgidos de un tipo de liderazgo que también se apoye en la destreza de la esencia femenina. Y esto es posible tanto en hombres como mujeres. En nosotras las mujeres la energía femenina fluye naturalmente, con facilidad; por eso nuestro rol es este momento es activo y de caracter urgente.
La verdad es que sí, un día sin mujeres es un día triste, y todos perdemos. Más allá de nuestra ausencia física, es la ausencia de nuestra energía en la dinámica del mundo lo que hace de este día un símbolo de agresiones y abusos. Un Día sin Mujeres es también un día sin hombres capaces de llorar. Es un día en que también desterramos a los hombres que se permiten la suavidad y la vulnerabilidad, que defienden su intuición y poder creador.