No nos damos cuenta de lo fuertes que somos. No lo sabemos porque estamos confundidas sobre nuestra capacidad para sentir. No lo sabemos porque nos vamos en automático con esas salidas de emergencia, o como lo llama Glennon Melton Doyle, easy buttons. Tantas cosas ofrecen un alivio rápido, eficaz, efímero. La comida, por ejemplo.

Comer cuando no tenemos hambre es una manera de irnos para no sentir. La incomodidad de la vida es una faceta que no nos gusta y no nos tiene que gustar, pero tarde o temprano tendremos que asimilar que sentirnos mal es tan natural como sentirnos bien. Claro, uno es rico y el otro no. Pero la riqueza de la vida viene al unir esos dos polos, cada uno con su información y sus mensajes.

Esto me acuerda de ese video que circula en internet del comediante Louis C.K en donde comenta por qué no le gustan los celulares. Dice que estos aparatos son una salida para evitar el mínimo asomo de incomodidad. Sientes un atisbo de cualquier emoción molesta, como aburrición, soledad, frustración, ansiedad, e inmediatamente agarras tu teléfono, y te vas.

En este punto de mi vida estoy muy pendiente de mis salidas. Estoy vigilante porque mis estrategias de evasión me dan miedo. Pienso en esa frase que dice, “Hard choices, easy life. Easy choices, hard life”. Hace referencia a eso, a nuestra capacidad para quedarnos y mirar y sentir todo lo que la vida traiga. Ese es un entrenamiento que vale la pena porque te prepara para lo que venga, y a recibirlo con brazos abiertos.

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@camilasernah